jueves, abril 30, 2009

Nº 2: Agitadoras. Revista cultural


Agitadoras. Este mes nuestra nómina de autores es la siguiente:
.
Isabel Huete, Will Rodríguez, Sergio Manganelli, David Roas, Pedro Zerolo, Victoria Salvador, Luís García, Marina P. de Cabo, Lalo Borja, Ángela Mallén, Jan Hamminga, Juana Cortés, Román Piña, Agustín Fernández Mallo, Lawrence Dalian, Holly, Inma Luna, Rafael Valcárcel, Rafael Reig, Julia Otxoa, Joaquín Lloréns, Jesús Aller, Ana Márquez, Jorge Espina, Gabriel Rodríguez, Silvia Gélices, Ana Pérez, Jenn Díaz, Roger Gascon, Inés Matute, Luis Arturo Hernández, David Torres, José Ángel Barrueco.
.
[Colaboro con dos poemas. Toda mi gratitud para Inés]

Carteles de The Hangover





Mapa mudo, de Hilario J. Rodríguez


Todos los días acompañaba a sus hijos al colegio y luego se iba a escribir a una lavandería, para que, en caso de que alguno regresase de forma imprevista, no lo encontrase en casa sin hacer otra cosa que escribir o beber. Su época no permitía ese tipo de ocio en los hombres. Sin embargo, en el hogar de los Cheever era la esposa quien trabajaba, mientras él intentaba vivir de sus cuentos o de sus novelas. Había tardado mucho tiempo en encontrar su propio mundo y cuando dio con él todavía le costó unos años dotarlo de una forma lo bastante correcta. Antes había buscado inspiración y maneras en los espacios abiertos, en la épica y en cierta grandilocuencia de la literatura norteamericana; luego se conformó con cosas más pequeñas.

Próximamente

.
.
das + jab
.
Ya lo dijo Casimiro Parker

Hostal Tokio

Morir en sueños
para vivir la vida.
Soñar despierto
para morir sin prisas.
Vivir sonámbulo
para amarte sin plazos.



Ángel Petisme, Cinta transportadora

Algunas noches empiezan bien

A principios de este año esperábamos la publicación de dos antologías que dan “voz” a algunas de las mejores poetas de este país: “23 Pandoras. Poesía alternativa española”, coordinada por Vicente Muñoz Álvarez, y “La manera de recogerse el pelo. Generación Bloguer”, coordinada por David González. La edición de esta última se ha pospuesto hasta octubre. La primera se publicó en la fecha prevista y ha sido un éxito y sus autoras no paran de hacer presentaciones por varias ciudades de España. El sentido de la solidaridad entre estas poetas es tal que suelen leer como mínimo un poema de cada autora, esté o no presente en el recital de marras. En Fnac Callao, en la segunda presentación del libro, las asistentes se pusieron de acuerdo para leer poemas suyos y poemas de las ausentes. El viernes por la noche, en Pipo, un rincón de Lavapiés junto al Café Barbieri, tres de ellas volvieron a presentar “23 Pandoras”: Inma Luna, Ana Pérez Cañamares y Déborah Vukušić leyeron exactamente veintitrés textos. Las tres recitan bien, cada una con su propio estilo. Aunque no había demasiado público, al final hubo debate entre ellas y algunos de los asistentes. Son estas presentaciones, informales, en un ambiente acogedor y con una cerveza en la mano, las que me gustan de verdad. En los bares y en las salas donde sirven algo de beber no hay esa tensión propia de los actos oficiales: las luces juegan un papel muy importante; si rebajas las luces, el público se relaja; si una luz muy intensa, de interrogatorio, domina todo, la gente está un poco incómoda.
Antes del acto coincidimos casi todos en un bar que está a dos pasos de Pipo: el Quijote. Y después de beber un par de cervezas durante y después del acto, nos fuimos a un garito a continuar la noche: a Máximo. Vi allí, a la venta, un libro de Tonino Carotone y Federico Traversa, que sólo se ha publicado en italiano: “Il Maestro dell’ Ora Brava” se titula. La noche siguiente volví por ese bar con unas amigas. Unas decían que Tonino nació en Italia. Otras, que nació en España. Lo compruebo ahora en Wikipedia: nació en Burgos y en realidad se llama Antonio de la Cuesta. Me gusta el nombre de la editorial: Chinaski Edizione. Sobre todo en estos tiempos, en los que está de moda otra vez poner a parir a Charles Bukowski. Yo sigo leyéndolo y releyéndolo cada poco. En especial su poesía.
Algunas noches empiezan muy bien y terminan fatal. ¿Nunca te ha ocurrido eso de estar acodado en la barra de un garito, de noche, y que alguien te dé una mala noticia? Tengo memoria de algunos momentos en que, allá en mi ciudad natal, alguien llegaba y te decía que tal o cual persona había sufrido un accidente, o que a tal o cual amigo acababan de apalizarlo. Y el regocijo se evaporaba y ya sólo querías brindar por los que no están, pagar tu copa e irte a casa. La noche del viernes, en Máximo, supe que un antiguo compañero de clase, con quien había estudiado en el Instituto Claudio Moyano de Zamora, acababa de fallecer unos días antes. Tampoco me contaron mucho al respecto. Sé que en los últimos años estuvo enfermo y que la última vez que nos encontramos lo noté muy delgado. Hacía años que no lo veía. Ya he perdido por el camino a unos cuantos compañeros de clase o de generación, gente con la que estudié o con la que jugaba de pequeño. Duele mucho. A uno se le encoge el estómago, piensa en el pasado y luego trata de rehacerse asumiéndolo. Pero no lo asume. Es decir: se asume que el ser humano es mortal, pero no que tus viejos compañeros caigan cuando ni siquiera tenían arrugas. Me fui roto para casa.

miércoles, abril 29, 2009

Cinta transportadora, de Ángel Petisme


JUÁREZ


Yo soy una de esas mujeres,
de las maquiladoras
enterrada en las fosas
del desierto, con una bata azul
y los ojos abiertos.
Estrangulada, desmembrada,
con mordiscos en los pezones
y en la vagina siete puñaladas.

Al sur de Río Grande las calles tienen ojos,
el alma sonajeros y los machos pistola.
Inmenso como el odio el idioma que hablas
esta noche, al bajar del autobús,
y que quise aprender.

Yo soy uno de esos nombres
en una cruz rosada
bajo la impunidad de las estrellas.
Entre nosotras y la muerte,
al salir del trabajo, sólo estaba el azar.

En Ciudad Juárez cuando discuten
los maridos dicen a sus mujeres:
Te voy a echar al desierto.

Sidecars & The Black Dogs




Iñaki Estévez, de viaje por Estados Unidos, nos envía dos carteles de los próximos conciertos que ha programado en su tierra.

Cartel y trailer de Star Trek


Nunca me apasionó Star Trek. Si no recuerdo mal, creo que sólo he visto la segunda y la cuarta parte, allá en los 80. Me entretuvieron, pero nunca lograron engancharme. Yo prefería La guerra de las galaxias. Sin embargo, parece que J. J. Abrams, creador de series (Felicity, Alias, Perdidos) y director de Misión imposible III, le ha dado un nuevo enfoque. El trailer me ha gustado tanto que iré a verla al cine. Y el reparto incluye a un montón de caras más o menos conocidas: Chris Pine, Eric Bana, Karl Urban, Winona Ryder, Bruce Greenwood, Zoe Saldana, Simon Pegg, Jennifer Morrison, Ben Cross... Varios trailers en distintos formatos: aquí.

Catas de poesía en El Burgo de Osma



Manuel Ángel Delgado, a quien conozco desde hace bastantes años, me envía el programa de las Catas de Poesía. Empezaron el lunes y terminan mañana. Esta tarde, a las 20:00 h., otro viejo amigo, Tomás Sánchez Santiago, impartirá la conferencia "Una lectura personal de la poesía de Antonio Gamoneda". En el Centro Cultural San Agustín.

Hoy, en Valladolid: Vicente Muñoz Álvarez


Se confunden los términos

Viene Nicolas Sarkozy a España y los titulares se centran en su acompañante: Carla Bruni. El feo y la guapa. “The Bad and the Beautiful”, se titulaba una película con Kirk Douglas y Lana Turner: el malo y la bella. Veo las primeras fotos y me decepcionan un poco: Carla Bruni se ha vuelto pija, con ese peinado propio de una dama. A ella le sentaba mejor el pelo más largo, la chupa de cuero y el rufián a su vera. Lo de rufián lo digo por Mick Jagger, con quien dicen que estuvo liada. No sé qué ha visto Carla Bruni en Sarkozy. Supongo que será muy inteligente. Porque el sexy lo debe tener bajo la suela de los zapatos, supongo. La política lleva aparejada el glamour. Aunque yo no lo entiendo. ¿Usted lo entiende? Si JFK no hubiera sido presidente, sino científico o barrendero, no creo que se hubiera cepillado a Marilyn Monroe. Muchas mujeres empezaron a considerar sexys a Bill Clinton, que tiene cabeza de sandía, y a Felipe González, que se parece a una careta de goma, a partir del momento en que alcanzaron ambos la presidencia. Es así, no me digan lo contrario. No me vengan con tonterías. Seguro que Carla Bruni es el mejor rosco que se ha comido Sarkozy, pero ha tenido que llegar a ello sólo después de ser elegido presidente. También empiezan a ver atractivo a Barack Obama. Si le preguntas a una chica, te dirá que hay negros y mestizos más guapos en mi barrio. Pero no son políticos, les falta el brillo de la celebridad. Eso sí: Obama es más atractivo que el resto de los políticos.
Cuando uno ve el telediario y sale un político español antes y después de un mitin, rodeado por las multitudes, siempre hay dos o tres señoras que lo llaman “guapo”. A voces. Como si estuvieran en los toros: “¡Guapo!” Llaman guapos a Rajoy y a Zapatero. Incluso llamaron guapo y tío bueno a Aznar, que acaba de salir en una revista, en una portada que bien podría titularse como aquella película del cine fantástico español: “El espanto surge de la tumba”, pues en verdad da miedo, el hombre. Yo creo que se confunden las cosas. La velocidad con el tocino. Se confunden las ideas con el atractivo, la ideología con lo sexy, la fama con la belleza, el poder con el magnetismo sexual. Entiendo que un tipo se vuelva atractivo si forma parte de un grupo de rock, aunque algunos músicos empezaron a ligar sólo cuando se subieron por vez primera a un escenario. Lo mismo vale para los actores, los presentadores de televisión o los escritores. Yo he visto a Salman Rushdie, que no tiene precisamente el físico de Robert Redford, en varias fotografías agarrado a unas bellezas que ni él mismo parecía entenderlo. Me dirán que la belleza está en el interior, pero algunos hombres ni siquiera tienen belleza interior cuando no son famosos; quiero decir que no interesan. Léase Sarkozy. Charles Bukowski, que era rotundamente feo, se preguntaba en sus libros dónde estaban antes todas aquellas mujeres que ahora se arrojaban a sus brazos para que las llevara a la cama. Se preguntaba dónde estuvieron cuando era un tipo miserable con agujeros en los zapatos. Tenía que recurrir entonces a las fulanas baratas o a las tías alcoholizadas que encontraba en los tugurios.
Este es un tema que atañe también a las mujeres famosas, ya sea en la política o en el mundo del espectáculo, pues también hay por ahí unos cuantos casos que son para nota (aunque sospecho que, entre nosotros, se da menos: a los hombres nos gusta tanto la joven cajera del súper como la cantante de moda). Mujeres que entran en el ranking de las más deseadas, por ejemplo. Pero prefiero no meter baza, no decir nombres porque uno, después de todo, es un caballero.

martes, abril 28, 2009

El placer de la mirada, de François Truffaut


Recopilación de textos de Truffaut: artículos, críticas, ensayos, anotaciones, cartas y prólogos. Su experiencia delante y detrás de la cámara, la visión sobre algunos colegas del gremio y algunas estrellas, su admiración por Renoir, Hitchcock o Welles, las relaciones entre la literatura y el cine y algunos de los libros que le han entusiasmado... Truffaut fue otra enciclopedia andante, como lo es Martin Scorsese (de quien hace poco recomendamos su libro, también en Paidós). Miraba hacia adelante sin olvidar el pasado, a los clásicos. Su dominio es asombroso. Uno creía saber sobre cine, hasta que leyó este libro y supo que le quedaba mucho por aprender. Copio un fragmento:
.
El verdadero drama de Orson Welles, en mi opinión, consiste en haber estado compartiendo tertulias nocturnas durante treinta años con productores todopoderosos que le ofrecían cigarros, pero que no le habrían confiado cien metros de película para impresionar. Estos productores le contrataron treinta veces, o quizás más, para que interpretara papeles de algunos días en los que estaba "dirigido" (!) por directores diez veces menos capacitados que él.

Carta de Agustín Sánchez Antequera


Asunto: CARTA DE UN EDITOR DE LIBROS

CONCLUSIONES sobre el MUNDO EDITORIAL tras un año con LEGADOS.
(No siempre ocurre así, ADVIERTO, pero es la regla general).

- Los libreros no cogen nuestros libros, prefieren los que se venden como churros. No hablo sólo de las grandes superficies comerciales, sino de pequeños libreros que van con la bandera de "alternativos" por la vida.
- Las distribuidoras no distribuyen lo que no es comercial. Muchas veces las propias editoriales distribuyen por su cuenta, porque no se fían, aun cuando tengan una distribuidora a su servicio. No hay más que ver los catálogos de un distribuidor: Códigos da Vinci, Los caballeros del Santo Grial, literatura erótica y libros fantásticos para adolescentes.
- Los medios de comunicación no promocionan más que lo que les reporta beneficios a sus propias empresas de comunicación. Sólo en los blogs y revistas virtuales se puede tener cierto eco.
- Algunos periodistas nos piden dinero a cambio de una reseña. Eso se llama publicidad, no periodismo. A un periodista debe pagarle su medio, igual que a nosotros nos deben pagar los lectores.
- Los medios sobreviven gracias a la publicidad. Es otro tipo de AUTOEDICIÓN (para los críticos con la edición de autor, habría que mencionar la cantidad de dinero que les da a los grandes periódicos los anuncios de prostitución que ayudan a sostener a las mafias que luego critican).
- Algunos jefes de redacción revenden los libros no reseñados en sus medios (al menos 100 títulos a la semana) a libreros y así se sacan un dinero extra (300-400 euros a la semana). No lo hacen ellos directamente, son tan cobardes que mandan al portero o vigilante de la empresa.
- Los críticos tampoco se interesan más que por aquello que publican sus amigos literarios. Incluso tienen muchos problemas para publicar sus reseñas cuando son demasiado “alternativas”.
- El público prefiere gastarse 20 euros en libros comerciales antes que 8-12 euros en un libro de un autor que está empezando. Y contra eso pocos argumentos se pueden ofrecer cuando una editorial pretende sobrevivir gracias a sus ventas (sin más ingresos que los de sus lectores, sin subvenciones ni autoedición).

NO ES SIEMPRE ASÍ: hay buenos lectores, libreros, periodistas, críticos, blogueros y distribuidores que están interesados en la buena literatura y con ellos colaboramos. Pero por desgracia, son una minoría.

Esto es un SUPERMERCADO, tiene poco que ver con la cultura. Eso sí, a todos estos gremios se les llena la boca al declararse los grandes defensores de la “cultura”.

Contra esta manipulación, sólo quedan las redes sociales alternativas, especialmente Internet. Aunque ya hay intentos de control por parte de los estamentos oficiales.

Con estas circunstancias, es cada día más complicado resistir. Pero seguiremos intentándolo.

Agustín Sánchez Antequera, editor. Legados Ediciones.

Mañana, en Zaragoza


Presentación de Cinta transportadora, nuevo poemario de Ángel Petisme.

Marzo de 1863

Escucho, con tinta escribo lo que bien sé que
se afanan por decir con sus silencios, mayores
que las palabras: aprensión por seres queridos
Amada mía: cómo te las vas apañando
qué fue de sus pequeños terrenos de cultivo
–¿habéis cosechado suficiente para ahorrar?–.
Anhelan la comodidad de su anterior vida
–hoy te veo allí, diciéndome adiós con la mano–.
Algunos envían fotos, un retrato en caso
de que el cuerpo no regrese. Otros dictan las
verdades de la guerra:
Un aire caliente arrastra
el hedor de miembros podridos hasta los huesos.
Vuelan negras nubes de moscas. Hambre y flaqueza.
Al morir un hombre nos comemos su ración.


Natasha Trethewey, Guardia nativa

Mañana, en Getafe



Revista Al otro lado del espejo.

Presentación de la revista Poeta de Cabra


The Bridge Project (y 2)

Sam Mendes y la compañía The Bridge Project se han superado a sí mismos con la representación de “Cuento de invierno”, de William Shakespeare. El domingo por la noche, en el Teatro Español, los intérpretes tuvieron que salir cuatro veces al escenario a saludar e inclinar el espinazo porque casi todos los espectadores estábamos en pie, aplaudiendo y vitoreando la magia que nos acababan de ofrecer a lo largo de tres horas (que se pasaron volando). Nunca había estado en una función en la que el tiempo de los aplausos durase tanto. A algunos de los actores se les notaba asombrados. Esto no te lo puedes bajar de internet. Esto hay que verlo, sentirlo, vivirlo. Emoción pura.
Una de las diferencias con la representación de “El jardín de los cerezos” está en los cambios de registro de los actores y actrices principales. Rebeca Hall, que hizo en la obra de Anton Chéjov de una mujer de actitud monjil y melancólica, desvela aquí su faceta más sensual y atractiva: la de una reina altiva y venerada por todos. Y luego, cuando su esposo, el Rey de Sicilia, la juzga por sospecha de adulterio, muestra su desesperación y explota. Richard Easton, que en la primera era un lacayo que no se enteraba del argumento, es aquí un pastor (y también El Tiempo) despierto y vivaracho. Sinéad Cusack enseñaba su cara más alegre y bonachona dando vida a la propietaria del jardín de los cerezos, y en cambio en “Cuento de invierno” castiga al Rey de Sicilia con palabras durísimas pero cargadas de razón y entendimiento. Morven Christie se desdobla e interpreta a un muchacho en Sicilia y a una princesa en Bohemia. Simon Russell Beale, que en la de Chéjov era una especie de Pepito Grillo, se convierte en un rey colérico y celoso, un poco a la manera de Tony Soprano cuando enloquece y quiere castigar a sus allegados. Aunque en realidad es al revés: Tony Soprano es un personaje shakespeareano por derecho propio. Josh Hamilton pasa de siervo doméstico a Rey de Bohemia. Y Ethan Hawke, que en “El jardín de los cerezos” era un hombre algo tímido que no paraba de escuchar ofensas sobre su condición de eterno estudiante, se transforma aquí en Autólico, granuja, estafador y ladrón que estuvo antaño al servicio de la corte y que ahora vaga por los caminos con una guitarra y cien artimañas para ganar dinero por la jeta y cuyo papel será fundamental en el cierre de la trama; se disfraza, canta y miente con una versatilidad sorprendente y logra las mejores carcajadas de la función. De ese modo, como apuntaba antes, los principales actores cambian de registro y cierran ese círculo del proyecto.
“Cuento de invierno” está estructurada en dos partes. La primera transcurre casi íntegramente en Sicilia (y en Bohemia en el último acto), y es un drama porque el Rey de Sicilia cree que su esposa mantiene relaciones con el Rey de Bohemia. Obsesionado y celoso, ordena que la envíen a prisión, a pesar de su embarazo. Cuando la niña nace, manda a uno de sus hombres a Bohemia para que la abandone en el campo, a su suerte. La segunda parte transcurre casi íntegramente en Bohemia (y en Sicilia en los últimos actos). Un pastor encuentra al bebé, que cuando crezca se enamorará del príncipe, hijo del Rey de Bohemia, con lo que se cierra otro círculo: el destino de ambos monarcas está sellado. Si en la primera parte dominaba la tragedia, el drama, aquí despunta la comedia gracias al truhán Autólico y sus engaños, a los números de baile con toque burlón y erótico, a la ingenuidad de los pastores, al enredo propio de las comedias de Shakespeare. La guinda final es una escena que emociona, uno de esos desenlaces que alegran y hacen brotar las lágrimas. Una función magistral.

lunes, abril 27, 2009

Antonio Pereira (1923 - 2009)



Murió Antonio Pereira y me entero hoy. Una vez escribí un artículo sobre sus cuentos. Unos días después me envió una postal agradeciéndome mis palabras. No recuerdo ni cómo consiguió mi dirección. Fue una gran sorpresa porque, ¿cuántos consagrados hacen eso? Muy pocos, o más bien ninguno. Pereira era maestro en humildad y maestro del relato. En su antología Me gusta contar incluye en el prólogo 10 recetas para elaborar un cuento. Me quedo con la 6ª, y que sirva de homenaje al autor:

6- Si dudas entre dos palabras, elige la más clara. Si hay empate, quédate con la menos prestigiosa.

State of Play (La sombra del poder)


Kevin Macdonald ya dio muestras de buen oficio en El último rey de Escocia. En State of Play (bautizada aquí con el tópico y horrendo título de La sombra del poder) adapta una célebre serie de televisión. Dicen los críticos que se trata de un thriller, pero no estoy tan seguro. Es una película sobre periodismo, un poco a la antigua usanza, como en la espléndida Todos los hombres del presidente. Russell Crowe y Rachel McAdams son dos reporteros capaces de meter las narices donde sea para resolver un puzzle. Ocultan pruebas a la policía, contactan con infiltrados, graban entrevistas en secreto. Macdonald confiere al filme la agilidad que necesitan estas historias sobre asesinatos y conspiraciones. El reparto es un lujo e incluye a Jeff Daniels, Jason Bateman, Harry Lennix y Robin Wright Penn, pero destacan Crowe, Helen Mirren y Ben Affleck (sí, esta vez insufla vida a su personaje).

Mañana, Primavera Guerrillera


En Madrid, en la zona de La Latina.

Carlos Salem, Premio Seseña de Novela Romántica


Con la obra Cracovia sin ti. Ya dijimos hace unos días que Carlos no para. Enhorabuena, colega. Más información: aquí.

The Bridge Project (1)

Sam Mendes, director de “American Beauty”, “Camino a la perdición”, “Jarhead” y “Revolutionary Road” y marido de Kate Winslet, ha tendido en Madrid un puente entre actores ingleses y actores norteamericanos y sus diferentes formas de interpretar. Su compañía The Bridge Project reúne dos obras: cada una se representa sólo cinco días. El mismo reparto participa en ambas. Las piezas elegidas las escribieron dos maestros: Anton Chéjov (“El jardín de los cerezos”) y William Shakespeare (“Cuento de invierno”). Cada una dura casi tres horas. Fui a ver la primera de ellas hace una semana. El texto de Chéjov ha sido adaptado por otro grande: Tom Stoppard.
La clave de esta versión está, creo yo, en el reparto. Cada actor ha mantenido su acento para que el público distinga quién viene de Gran Bretaña y quién de Estados Unidos. Los británicos suelen ser más sutiles y comedidos. Los norteamericanos, más viscerales y gestuales. Todos han hecho un trabajo notable. Hablemos de ellos. Ethan Hawke no necesita presentación. He crecido viendo sus películas, algunas me marcaron en su día: “Exploradores”, “El club de los poetas muertos”, “Viven”, “Reality Bites”, “Antes de amanecer” y “Antes de atardecer”, “Training Day”, “Antes que el diablo sepa que has muerto”. Tiene un olfato especial para elegir proyectos. Leí años atrás su novela “Estado de excitación”. Hawke posee talento para resultar tierno en pantalla (y en los escenarios) y, sin que nos demos cuenta del cambio, de pronto sacar las uñas: véase la citada “Training Day”. Sinéad Cusack es un rostro habitual del cine. Eterna secundaria, siempre solvente. Para que se orienten: era la madre de Naomi Watts en “Promesas del este”. Está casada con Jeremy Irons. En “El jardín…” brilla con luz propia. Rebeca Hall es uno de los últimos descubrimientos de Woody Allen: fue una de las chicas de “Vicky Cristina Barcelona”. Su voz es muy característica, pero en España se la asesinaron con ese doblaje que destrozó el filme de Allen, haciendo creer a quienes la vieron doblada que era una mala película; grave error. Aquí está perfecta en su papel de reprimida. Josh Hamilton, prolífico en series de la tele (aunque yo lo recuerdo por su intervención en “Viven”), interpreta a Yasha, un lacayo que abre poco la boca, pero dicta sentencia cuando habla. Simon Russell Beale está considerado como uno de los mejores actores de la escena británica. Yo lo había visto en “Julio César”, junto a Ralph Fiennes, en el Teatro Español. Beale es grande: su acento, su modo de moverse, su manera de interpretar, la sutileza de sus gestos simbolizan la escena británica. Paul Jesson ha trabajado en teatro y televisión. Tiene mucha vis cómica y su rostro, su voz y su porte son el espejo en el que dentro de unos años se reflejará Kenneth Branagh: es una versión de Branagh con más años y más kilos. No olvido a los jóvenes Morven Christie y Tobias Segal. Ni a un intérprete magnífico: Richard Easton. Si han visto “Revolutionary Road”, lo recordarán por el último plano del filme.
La puesta en escena de Mendes viene plagada de pequeños detalles que enriquecen la obra, de matices apenas imperceptibles que nos demuestran la asombrosa destreza del reparto. No se traban en ningún momento, no se equivocan, no parece que interpreten, sino que cuanto se desarrolla sobre el escenario está sucediendo de verdad. Y, como en toda obra de Chéjov, saben reflejar a la perfección ese instante en que las cosas estallan y desencadenan consecuencias irreversibles. Creo que Mendes y el equipo de Bridge han ofrecido una lección absoluta sobre la esencia de la escena. A propósito: cuando representan en Londres, el director artístico es Kevin Spacey.

El jardín de los cerezos & Cuento de invierno


domingo, abril 26, 2009

Déjame entrar


Es una de las películas más extrañas de vampiros que han pasado por la cartelera. Inquieta y sorprende, aunque no da miedo a pesar de tres o cuatro escenas preñadas de atrocidades. Es una historia de amistad (y de amor) entre dos adolescentes: un niño rubio acosado por sus compañeros de clase y una niña morena que esconde a una vampira. Menciono el color de pelo porque me parece importante: los contrastes entre lo claro (pelo rubio, luz, nieve: señas de identidad del muchacho y de los lugares por donde se mueve) y lo oscuro (pelo negro, sombras, noche: señas de identidad de la chica) simbolizan también la personalidad de cada personaje; luego descubrimos que ni él es un angelito ni ella una diablesa, como si intercambiaran los roles a veces. Lo mejor es que el director sabe siempre dónde colocar la cámara para contarnos un cuento de vampiros de una manera diferente, de forma que su punto de vista aporta la poesía y el horror. No hay colmillos y apenas efectos especiales. Por otro lado, no es la obra maestra que muchos han querido ver. A mí no me lo ha parecido, aunque salí muy satisfecho del cine.

Talentos latinos y Ese bar de los poetas




En estos dos reportajes de El País: Talentos latinos escriben en Madrid y Ese bar de los poetas se habla de gente a la que tengo aprecio. Las fotos son del periódico.

Edita. Palabra Ibérica


Del 29 de abril al 2 de mayo. Punta Umbría.

De actores, cuentos y espejos

Presentaron la revista “Al otro lado del espejo” el martes pasado, en la librería Tres Rosas Amarillas (en Malasaña, Madrid), especializada en cuento, y donde se topa uno con títulos difíciles de encontrar. Quedé con Mario Crespo en la salida de la parada de metro de Lavapiés para ir caminando juntos hasta allí. La coincidencia nos dejó atónitos: ambos nos habíamos puesto sendas camisetas con la imagen de Bruce Lee. Por fortuna, los dibujos no eran iguales. Nos preocupaba que alguien pudiera pensar que lo habíamos planeado. Esas cosas no se planean. La vida tiene esas casualidades. Éramos dos zamoranos rumbo a Malasaña. Caminamos y yo le conté que la tarde anterior había visto “El jardín de los cerezos” en el Teatro Español, con Ethan Hawke entre otros actores (mañana lo cuento), y pasamos junto al Español y le dije: “Seguro que vemos a alguien del reparto” y a unos pasos del teatro vimos a Morven Christie, una de las jóvenes protagonistas de la obra. Y, cuando estábamos entre Alcalá y Gran Vía (creo que la calle es Virgen de los Peligros), vimos caminando por la otra acera a Ethan Hawke. Luego lo cuentas y la gente no se lo cree, pero los actores tienen que hacer su vida: ir de compras, tomar un café, ver museos y pasear por ahí. Le dije: “Mira: ahí va Ethan Hawke”. Paseaba de la mano de su mujer, Ryan Shawhughes. Es más alto, más impresionante que en las películas o que en los escenarios. Vestía un traje, se le notaba serio. Tiene buena planta. A las mujeres las enloquece y yo admiro su versatilidad: es actor, escritor, director y guionista. Iban en dirección al Teatro Español, pues la función comenzaba a las ocho y eran las siete.
Por Hortaleza vimos a unos cuantos actores españoles. Entramos en Tres Rosas Amarillas cuando aún no había nadie. Luego se petó tanto que tuvieron que dejar la puerta abierta. Mario es uno de los colaboradores del número cero de la revista, editada por el colectivo cultural La Vida Rima. Presentaron el acto Gsús Bonilla, Esteban Gutiérrez Gómez y José Naveiras. Buena gente, doy fe. Luego leyeron sus relatos varios colaboradores de este número: el propio Mario, María Jesús Silva, Luis Morales, Francisco Cenamor, Luisa Fernández y Carlos Salem. Asistieron, además de los citados, un montón de viejos amigos y de amigos recientes: Javier Das, Marcus Versus, Isabel García Mellado, Marcelo Luján, Marta Noviembre, Talía Lucas, Sergi Bellver, Matías Candeira. Faltan un montón de nombres, lo sé: ya digo que hubo lleno absoluto. Al final nos convidaron a vino y cerveza y algo de picar. Aproveché para encargar un libro que no se ve por ahí: “Borracho estaba, pero me acuerdo”, de Víctor Hugo Viscarra; por recomendación de Patxi Irurzun, que también colabora en “Al otro lado del espejo”. La revista, que se puede descargar de manera gratuita de internet (en pdf) o comprar en papel, cuenta con tantos amigos que este artículo va a parecer, al final, un discurso de agradecimiento de los Goya: Vicente Muñoz Álvarez, Pepe Pereza y Vicente Luis Mora, entre ellos. Amén de la peña que ilustra los textos. Me gusta la maquetación. Me gusta la nómina de colaboradores, que huye de famosetes y de petardos.
Después nos fuimos a tomar una caña al Café Manuela. Con Marcelo Luján, escritor argentino, pegué bastante la hebra. Creo que no yerro si digo que nos tenemos un gran aprecio mutuo. Nos conocimos en Zamora hace años. Yo estaba de jurado en un premio de la Biblioteca Municipal y él fue uno de los ganadores. Nos escribimos desde entonces. En breve colaboremos juntos. El martes fue uno de esos días de saludos, besos y abrazos en los que uno se va para casa queriendo a todo el mundo.

sábado, abril 25, 2009

Me acuerdo, de Joe Brainard


Me acuerdo del día que murió Marilyn Monroe.

Me acuerdo de mi abuelo, que no creía en los médicos. No trabajaba porque tenía un tumor. Se pasaba el día jugando a las cartas. También escribía poemas. Tenía las uñas de los pies largas y feas. Hacía todo lo posible por no mirarle los pies.

Me acuerdo de haberme intentado imaginarme a mi madre y a mi padre follando.

Me acuerdo de Royla Cochran. Vivía en una buhardilla y hacía unos muñecos muy alargados de cera. Estuvo casada con un poeta manco hasta que éste murió. Murió, contaba ella, de un dolor en el brazo que le faltaba.

Me acuerdo de una historia sobre una pareja que tenía un
diner. El marido asesinó a la esposa y la hizo picadillo para la carne de las hamburguesas. Luego un día un hombre se estaba comiendo una hamburguesa y se encontró un trozo de uña. Así fue como descubrieron al marido.

Me acuerdo de las vacías tardes de domingo y de la sensación, en cierto modo, de vacío interior.

Dos carteles de Downloading Nancy




La diferencia

La gente tiene tendencia a juntarse con la gente. La masa es un monstruo que necesita un palo con una zanahoria para que todos vayamos en la misma dirección. Volví a comprobarlo el Día del Libro. Para mí este evento se celebra todos los días del año, ya que es rara la tarde que no leo o que no voy a merodear por las librerías. Pero, como escribí el jueves en este rincón, hacían descuentos del diez por ciento y uno tiene que aprovechar estas cosas (ya saben: la crisis, y tal). Hasta el último minuto de la tarde me lo estuve pensando. Sabiendo que no debería ir a dar una vuelta por el centro, que las calles y las librerías iban a estar hasta los topes. El diez por ciento es tentador, y había ido posponiendo la compra de tres o cuatro libros para conseguir ese pequeño descuento. Así que fui. Llegar hasta los puestos callejeros de Gran Vía o Preciados era una tarea épica. Ciertos títulos sólo se pueden encontrar en las grandes superficies porque son las primeras en recibir las novedades, y otros sólo se pueden encontrar en las librerías modestas porque no se distribuyen en las grandes superficies. Mi intención era recorrer las dos clases de local. Empecé por Fnac y La Casa del Libro.
Probablemente esto ya lo he escrito otras veces y me da igual repetirlo: ¿por qué el personal tiene tan mala educación? Se supone que son lectores, y por tanto educados y comprensivos, pero no nos engañemos: en el Día del Libro las librerías se llenan de no lectores, de gente que sólo va a comprar dos veces al año. De ahí que me fuera cabreando a cada paso: volúmenes de bolsillo abandonados en los anaqueles que no les correspondían (lo hacen los compradores arrepentidos a última hora), cómics caídos en el suelo (me agaché a recoger uno y lo puse en el estante, ya que el personal que pululaba por allí parecía reacio a doblar el espinazo), pilas desordenadas. Un caos. Hubo un momento en que, hojeando alguna novedad, levanté la cabeza para estudiar con detenimiento la actitud de la masa. ¿Adivinan qué hacía el noventa por ciento de la gente? Pasar. Pasear. Pasar de aquí para allá sin detenerse de verdad a echar un vistazo a los libros. Sólo unos pocos palpaban los ejemplares, parecían reflexionar sobre si iban a comprar o no. El resto sólo se sumaba a la marea humana, al río de carne que entraba por la puerta, iba hasta el fondo en plan mirón y se daba la vuelta. Es decir: como cuando vamos a una feria, o atravesamos una plaza en fiestas, o salimos a la calle porque sí, porque hemos oído que hay ambiente y hay que estar metidos en el ajo. Lamentable. El Día del Libro, en Madrid, no se diferencia mucho de la Noche de Reyes o de la Noche en Blanco o de los carnavales: siempre consiste en personas juntándose y mirando. En ríos y afluentes de brazos y piernas.
Encontré en La Casa del Libro un poemario que andaba buscando. Pero me agobió la muchedumbre. No quería esperar en la cola ni soportar los codazos de la marabunta y huí a la librería del Círculo de Bellas Artes. Nunca recuerdo su nombre (“Luego te lo miro”, como dirían en Muchachada Nui). Al menos no había tanta gente. Mientras estaba por allí, a salvo de las masas, aparecieron dos hombres y se pusieron a tocar famosas melodías, y alguien repartió copas de vino tinto. No había libros caídos ni desordenados. Es la diferencia entre quienes aman el libro de veras y quienes van sólo a mirar, dan un codazo a un volumen y ni se molestan en recogerlo. Es una falta de respeto. Escribía el editor Constantino Bértolo, en Público, que España, siendo uno de los países europeos donde menos se lee, es a la vez uno de los que más títulos editan. El Día del Libro tiene compradores y curiosos, pero pocos lectores.

viernes, abril 24, 2009

Mañana, Casimiro Parker en Zaragoza


Presentación de los últimos poemarios de Óscar Aguado (Canción de cuna para un héroe), Carlos Salem (Si dios me pide un bloody mary) y Ada Menéndez (El desvestir del pulgar), muy recomendables. Ya lo dijo Casimiro Parker, on the road.

Cartel de The Hangover


Esta noche, nueva parada de las Pandoras


Viernes, 24 de abril, 21:00 h.

Déborah Vukušić, Inma Luna y Ana Pérez Cañamares

Asociación Cultural Pipo (c/ Travesía de la Primavera, 3. Lavapiés)

I Wanna Be Your Dog

llamé al perro de la noche
le dije que me llevara lejos

me clavó los colmillos en un motel
olvidado hasta de la mano del diablo
y entre los pinos me desgarró

después estuve aullando durante siglos
o noches eternas que son lo mismo

quítame los guantes
y sácame a bailar, le dije

él sólo sonrió de medio lado
y lo supe entonces

nada sería igual

sabía que me pondría un vestido ajustado
y bailaría cuando no sonara la música
que reiría en mi rabia y escupiría al amor

ahora quiero
cortarme el pelo a trasquilones
asexuarme de tal modo
que no me desvirguen el sentimiento
comportarme mal unos años
sin que nadie me lo reproche



Déborah Vukušić, 23 Pandoras. Poesía alternativa española

Flores para Irene, de Marcelo Luján


Cada vez que veo una foto de Hassler me lo imagino huyendo a la carrera por las calles de Sarajevo, con su cabello platinado, menudito como era Hassler, con la Canon colgada del cuello, vistiendo alguna de esas poleras oscuras que solía usar, sus chalecos y con esas manos de mujer, corriendo entre las detonaciones y los escombros y la sangre derramada y más explosiones mezcladas con el llanto de un niño o el grito de una mujer mientras es violada y cadáveres regados como bolsas de papas y el fotógrafo más prestigioso del mundo ahí, entre todo ese horror, entre todos esos muertos que ni una madre lograría reconocer.

“Tenemos muchas del Oeste”

El Rastro es el lugar donde se reúnen los personajes más pintorescos de la ciudad. El domingo pasado volvimos por allí. Llevaba varios meses sin ir porque, aunque me gusta este gran mercado donde se encuentra de todo, me agobian las muchedumbres. Eché un vistazo a los libros, sin hallar nada que me acomodase o estuviera buscando. Y luego me pasé a las películas. Es inevitable: del Rastro uno siempre vuelve con anécdotas en el bolsillo. Al principio busqué yo mismo los títulos en los cajones, mientras nos sorprendía una lluvia fina que hizo que los comerciantes corrieran en busca de lonas y de plásticos para que no se les empaparan las mercancías. En cambio, hubo un librero que ni se molestó en cubrir sus ejemplares. El resultado fueron libros de portadas ligeramente húmedas. Escuché a una señora abroncar al marido porque no se había dado prisa en tapar los volúmenes. No recuerdo qué le dijo, pero sonaba a “No vales para nada. Estás embobado”. Luego salió el sol y nos achicharró los cogotes y las espaldas. Se hacía tarde y, en vez de buscar las películas, opté por preguntar a los vendedores. No sé para qué, pues estoy convencido de que ni siquiera conocen los títulos del muestrario. Ahora van unos ejemplos.
Le pregunté a un tipo si tenía alguna copia de “Fuga de Alcatraz”. Me respondió: “No, no sé cuál es. Ni siquiera me suena”. ¿Cómo puede alguien vender dvd’s y no saber cuál es “Fuga de Alcatraz”, una de las películas imprescindibles del género carcelario, con Don Siegel en la dirección y Clint Eastwood de protagonista? Además, la han pasado cien mil veces por televisión. Fui a otro puesto, le pregunté al vendedor por la misma película. Dijo: “No me queda. Pero mira, aquí tienes muchos westerns. Y, aquí, unas cuantas de acción”. “Fuga de Alcatraz” no tiene nada que ver con el western ni con las cintas de acción. Supongo que la memoria del hombre identificó a Eastwood con los poblados polvorientos y los cactus y los caballos, y tal vez creyó que mostraban Alcatraz en las películas de pistoleros. En otro puesto me sucedió lo mismo. ¿Tienen “Fuga de Alcatraz”? “No, pero tenemos muchas del Oeste”. En una tienda de dvd y vhs (no en un puesto ambulante), mientras miraba por aquí y por allá, escuché los comentarios de dos de los encargados, con pinta de jefes, respecto a un empleado al que ordenaron acarrear cajas: “Éste no da para más”. Me recordaron a las novelas de William Faulkner y Erskine Caldwell, cuando los personajes hablan de los tarados. En otra de las tiendas, al pasar junto al escaparate, vi expuesta una película que jamás había visto antes en dvd. Entré a preguntarle el precio al fulano. Me dijo: “Esa no la tengo. Ni siquiera existe en dvd”. Respondí: “Eso creía yo, pero como la he visto en el escaparate…” El hombre se sorprendió: “No puede ser, será algún anuncio”. Busqué entre las carátulas colocadas en el escaparate: “Mire, aquí está”. El vendedor no salía de su asombro: “Vaya, hombre, esta mañana vinieron a preguntar por ella y les dije que no la tenía”. Perdió una venta por no fijarse. Luego explicó que el jefe la habría puesto en el escaparate, o que nadie le dijo nada.
Iba con unos amigos y compraron una vieja maleta. Uno de esos maletones recios, sólidos, como los que tuvieron nuestros abuelos y que los hombres acarreaban antaño, cuando se iban a buscar fortuna a otros países. Al pasar junto a uno de los puestos ambulantes, el vendedor dijo: “Eh, ¿en cuánto la vendes? Te la compro”. Juro que a la vez que hizo la pregunta soltó un lapo. Nunca había visto a nadie hablar y escupir al mismo tiempo. Una proeza. Un fenómeno.

jueves, abril 23, 2009

Especial El Ángel en Cuadernos del Matemático




Este especial sobre El Ángel, músico y poeta de la movida muerto de sida, es imprescindible. Repito: imprescindible. Viene en el último número de Cuadernos del Matemático. El Ángel fue el autor del poemario Los planos de la demolición, que no sé cuánto tiempo llevo ya buscando. Una vez tuve la oportunidad de comprarlo por internet, pero valía 50 pavos y me eché para atrás. Después de leer los poemas de este cuadernillo, me arrepiento. El Ángel era un poeta con mayúsculas y sus poemas hacen nudos en la garganta y en el estómago. El cuadernillo Lavarquela se titula Otoño asesino: 32 páginas con varias fotos memorables del poeta, hechas por Alberto García-Alix, el prólogo de Ana Curra y el extenso poema En las calles están las casas y en las casas..., del que os cuelgo abajo un fragmento especialmente estremecedor:
.
Los amigos somos todos muy jóvenes y muy atractivos y muy idealistas y muy
tiernos y muy mamones
y nos queremos muchísimo
hasta que la vida da patadas
entonces también empezamos a dárnoslas entre nosotros
y todo empieza a ser diferente
y los sigues queriendo pero ya no puedes olvidar ciertas cosas
y no poder tenerlos a ellos duele
y no poder sentir por ellos lo mismo de antes
pero a ellos les sucede lo mismo que a ti
y también su forma de quererte ha cambiado
a pesar de haber crecido y aprendido juntos
y de haberlo transgredido todo tantas veces

No es culpa tuya
ni mía
ni de nadie
ni antes éramos tan fantásticos ni ahora somos tan miserables
somos polvo
y ya sabemos lo que eso significa en las relaciones humanas
fuimos polvo
y fuimos jóvenes
y fuimos amigos hasta la náusea
dimos forma a una revolución que pasa factura

Cuadernos del Matemático nº 41-42


El zamorano Ezequías Blanco dirige esta prestigiosa revista desde Getafe. Cumple 20 años. Y se trata de una publicación con más de 200 páginas y cuadernillos especiales de poesía. No tiene publicidad y tira 2.500 ejemplares de cada número. Cuadernos del Matemático es un raro milagro, de esos que se dan de vez en cuando en literatura. Hace algún tiempo colaboré en un número y, más o menos desde entonces, recibo la revista. Este es su blog.
La portada es de Alberto García-Alix: un lujo. El cuadernillo Les Cressons Bleus incluye citas de numerosos autores hablando de la revista para celebrar los 20 años de andadura, y encontramos poemas de Wallace Stevens, Lino Angiuli, Eugene Dorcescu y Robert Bly.
Otra de las (gratas) sorpresas es encontrar prosas y poemas de varios amigos y conocidos: Ezequías Blanco, David González, Tomás Sánchez Santiago, Antonio Pérez Morte, Francisco Cenamor, Jesús Hilario Tundidor... En algunos casos se trata de inéditos. Y aún viene otra sorpresa, y a ella dedicaré el siguiente post.

Día del Libro: Algunos actos para hoy










En la primera imagen que hay sobre estas líneas, el autor del acto es Marcelo Luján. He puesto estos carteles porque participan en diversos eventos buenos colegas: el citado Marcelo, David González, Carlos Salem, Ana Pérez Cañamares, Oscar Esquivias. El acto de Melusina en Barcelona me parece muy interesante. Estas son sólo algunas propuestas de orientación. Participan más amigos, pero no tengo carteles ni flyers. Quien quiera buscar más actos para hoy, que pinche aquí.

Día de limpieza

De qué sirve que limpie el polvo
de las estanterías.
De qué sirve recoger las pelusas
de los rincones.
Para qué sacudir las sábanas
barrer bajo la cama
pasar la aspiradora.

Hay un polvo que viene de afuera
que la ciudad expulsa con sus toses.
Y hay otro desprendiéndose de mí
que cae como terrones de barro
cada vez que abro el puño
y suelto una certeza.


Ana Pérez Cañamares, 23 Pandoras. Poesía alternativa española

Ahorro de tiempo

La gente empieza a comprar por internet. Me refiero a los libros. Parece que ya no hay tanto recelo. Me decía un amigo poeta (y editor) que le sorprendieron las ventas por web de los libros que ha publicado. Que no es sólo una cuestión de distancias entre las ciudades, sino dentro de la propia ciudad. Quiere esto decir que personas que viven en Madrid le compran libros que podrían adquirir tras desplazarse ellas mismas a una librería del centro. Lo encontré lógico. Madrid es muy grande, también hay lectores en las afueras y yo mismo lo he hecho, lo de comprar libros de Madrid estando en esta ciudad. Cuando el libro que quiero sólo lo tienen muy lejos de donde vivo, por tratarse de un ejemplar difícil de encontrar aunque barato, y calculo el tiempo que tardaría en ir a la librería y volver a casa tomando el metro y haciendo varios trasbordos durante los trayectos, y el tiempo empleado supera los sesenta minutos, entonces prefiero comprarlo a través del correo electrónico. Porque el tiempo es dinero. Y los trayectos en metro también cuestan una pasta. De modo que ese tiempo que uno pierde en ir y volver y la suma total de los costes del transporte público, al final son más caros que pagar unos pocos euros por los gastos de envío.
Compro a menudo a través de Iberlibro, el portal donde es posible hacerse con ejemplares raros, descatalogados y difíciles de encontrar por los cauces habituales. Libros de todo el mundo, no sólo de España. Lo que no acabo de entender es lo siguiente. Uno compra un libro (o una camiseta, por ejemplo, mediante otra web; o un disco, o un dvd) a una tienda de Londres o de Miami o de Buenos Aires, por correo electrónico, y lo recibe en su domicilio en el plazo de unos pocos días. Uno compra otro libro a una tienda de España, también por correo electrónico, y tarda en recibirlo el doble de tiempo que el producto que encargó a esa tienda de Londres. Como lo cuento. Pedí el año pasado un poemario baratísimo a una librería de Miami y tardó unos días. Los libros que más tardo en recibir son precisamente aquellos que pido a tiendas de Madrid, ciudad en la que vivo. No se trata de pagar por tarjeta o contra reembolso, porque hace unas semanas pagué con tarjeta un libro que vendían en Madrid y aún no lo he recibido. Tal vez esto nos demuestre el funcionamiento actual de Correos. O lo vagos que somos los españoles, capaces de anteponer la pausa del café a la preparación de un envío que beneficiará a nuestro negocio. No soy capaz de entenderlo. Digan lo que digan, que tarde menos un pedido hecho al otro lado del charco que un pedido hecho en la misma ciudad en la que estás domiciliado, no es normal. Y no me ha ocurrido una vez, sino varias. Si, en el mismo día, hago una compra a una tienda de Barcelona y otra a una tienda de Buenos Aires, sé que recibiré antes el segundo pedido. Uno creía que era al revés. La primera vez que uno compra algún producto a Londres o a París, por Internet, piensa: “Uf, tal vez tarde dos meses en recibirlo”. Pues no. Sucede lo contrario. Es un lujo comprar a las tiendas del extranjero.
Admito, por otro lado, que sigo prefiriendo el sistema habitual: patearme las calles y recorrer las librerías y tantear los libros y leer las primeras páginas de cada ejemplar. Pero eso me sigue quitando demasiado tiempo. Cuando salgo en busca de algún libro, es probable que tarde horas en regresar. Las compras por internet tienen esa única ventaja: la de ahorrar tiempo. Pero a los comercios no les conviene: cuando uno va de compras, no sólo se lleva lo que buscaba, sino que compra más cosas. Hoy es un día perfecto para ir a las librerías. Lo digo por los descuentos.

miércoles, abril 22, 2009

Ningún lugar adonde ir, de Jonas Mekas


De Jonas Mekas hablamos aquí el otro día. Se recomienda entrar en su web y disfrutar de algunos de sus trabajos audiovisuales. Pero, antes de dedicarse al cine, Mekas fue un nómada, un exiliado que trataba de sobrevivir, un tío sin ningún lugar adonde ir, y, mientras tanto, escribía estos diarios que abarcan desde 1944 a 1955. En su camino desde un pueblo de Lituania hasta Nueva York no falta de nada: la guerra, los campos de trabajo, el hambre, la reclusión, el viaje, la búsqueda de un empleo, el tiempo perdido en las fábricas, la necesidad de la literatura (Vivir para escribir un poema. Escribir poemas porque, si no, no podrías vivir. Ser o no ser. Escribir o no escribir).
.
Como sucede en muchos diarios, hay altibajos. Se nota en las anotaciones sobre el último campo de refugiados en el que el autor está junto a su hermano: se palpa cierta rutina, el poeta apunta detalles superfluos, parece que los lugares en que lleva anclado un tiempo le aburren. Pero es cuando llega a Nueva York cuando el diario vuelve a cobrar fuerza y se enriquece con lo que Mekas descubre. Un fragmento:
.
Un refugiado se acostumbra a las llegadas y las partidas, a instalarse en un lugar y después volver a trasladarse. Los miembros de una familia, quienes trabajan en la misma fábrica esclavista, los amigos que viven durante años en la misma habitación… Uno se aferra a algo sólo para volver a separarse, para despedirse; cada uno parte hacia una dirección diferente en el ancho mundo. Las amistades, las palabras, los niños, los besos: todo queda en el olvido o en el recuerdo. Ni siquiera hay tiempo para recordarlo todo… Siempre va a haber nuevos lugares y nuevas personas y nuevos dolores.

XI Encuentro de Poetas en el Ágora


Hoy y mañana en Murcia. Participa David González. Pincha en la imagen para leer más datos.

Óscar Aguado en Reciklarte



Nueva presentación de su poemario Canción de cuna para un héroe. Esta tarde, a las 21:00 h.

Ni nadie

Nadie me conoce.
Ni mi psiquiatra.
Ni la alcachofa de la ducha.
Ni mi taza de café.
Ni mis pestañas.
Nadie sabe nada de mí.
Nadie me ha descubierto todavía.
Ni mis sujetadores.
Ni mis bragas.
Ni mi pinza de depilar.
Nadie se asoma a mis zonas estrechas.
Nadie sabe encontrarlas.
Nada me araña.
Ni mi cepillo de dientes.
Ni los chicles.
Ni los vasos de leche desnatada.
Nada entra en mi cuerpo.
Todo lo cruza.
Todo pasa de largo.
Como el viento en las casas con dos puertas.
Nadie se lleva nada.
Nadie.


Inma Luna, 23 Pandoras. Poesía alternativa española

Hoy: Amalgama


Rarezas

Las historias más raras son las que te cuenta la gente por ahí, o le ocurren a tu vecino, o a alguien que conoce a quien las vivió, o las que le suceden a uno mismo. La otra noche estaba en casa de unos amigos, invitado a un cumpleaños. Ninguno de ellos tiene vínculos con Zamora, de modo que se ruega no hacer cábalas. Hubo un momento, al principio, en que las chicas fueron a ver la casa y los demás, los varones, nos quedamos en el salón. La tele estaba encendida y retransmitían un partido de fútbol. Empezaron a comentar el partido y yo no dije ni pío. Luego pasaron a las carreras de Fórmula 1 y yo no dije ni pío. No me interesan los deportes. Así que pensé: “Soy un bicho raro. Soy el tipo extraño de esta reunión”. Cuando ellas volvieron, creo que ya se estaba hablando de otra cosa.
Una de las chicas nos contó lo que le había sucedido aquella tarde. Invitada a una despedida de soltera, le dijeron que iban a hacer una fiesta a lo “Sexo en Nueva York”. Creyendo que la idea consistía en asistir con disfraz, ella se atavió con el atuendo más disparatado posible. Una parodia de las pijas de esa serie, con aspecto casi de fulana. Antes de salir, habló por teléfono con otra de las invitadas. Tras comentarle las pintas que llevaba y la vergüenza que iba a darle cuando la vieran así por la calle, su interlocutora le dijo que no se trataba de un disfraz. Que lo de ir en plan “Sexo en Nueva York” era totalmente en serio. Arregladas como nuevas ricas, el programa incluía una sesión de manicura. No hubo boy, ni alcohol, ni otras costumbres propias de las despedidas de mujeres. Podían haber sido monjas con maquillaje y tacones porque no hicieron nada raro ni escandaloso ni fuera de lo común. Una decepción. Antes o después de esta historia, un tipo al que conozco desde hace tiempo, hablando ambos de internet, me dijo: “No sé si sabes que tengo obsesión con mis mierdas”. Yo estaba perplejo: “No, no lo sabía”. Continuó: “Sí, a veces me da por fotografiar mis cacas”. Dijo que una vez incluso colgó esas fotos en internet, ya no recuerdo si en Facebook o en MySpace. Y flipó porque algunos internautas le comentaban las imágenes, tratando de adivinar lo que había comido antes de la deposición. Intenté reprimir las bascas, lo juro, y sospecho que me puse amarillo. Él concluyó: “La gente las comentaba, tío. Eso significa que hay personas que están peor que yo”. Le di la razón.
Cada vez que te levantabas, al volver te habían quitado el sitio, así que te sentabas con otras personas. Salió un tema inevitable: las borracheras. Alguien me reveló entonces un síntoma extraño que padecía en sus ciegos más brutales: “Me da por correr”. Dijo que salía del garito donde estuviera y, ebrio y sin saber por qué, empezaba a correr: “Sin una meta, como Forrest Gump”. Podía hacerse incluso nueve o diez kilómetros sin descanso. Al término de la carrera, se detenía sin saber dónde estaba ni por qué hacía aquello. Pero la historia más alucinante la contó una chica. Vive en la sierra, donde suele estar en contacto con el campo, con el ganado y tal. Parece que en una ocasión la mordió una garrapata. Se rascó sin reconocer el origen del picor. Con ese gesto pudo destruir el estómago del bicho, pero la cabeza quedó dentro. Desde fuera parecía una herida en la piel. Le transmitió una enfermedad. Durante un tiempo tuvo fiebres, erupciones, malestar general, a causa de las bacterias de la cabeza del parásito. Adelgazó hasta quedarse en treinta y ocho kilos de peso. Has leído bien. Hasta que un médico localizó la causa, como House en el episodio en el que descubre la pulga de una paciente. Tras estas anécdotas, pensé: “Bueno, no soy tan raro”.

martes, abril 21, 2009

Próximamente: Pero sigo siendo el rey, de Carlos Salem


Carlos Salem está demostrando su versatilidad en las últimas temporadas: novela, cuento, poema. Y lo que vendrá. De momento, este es un anticipo de su nueva novela, servida como las anteriores por Salto de Página. Copio y pego del blog de Carlos el argumento (y, de paso, le tomo prestada la imagen de cubierta):
.
Juan Carlos I de Borbón ha desaparecido dejando sólo una nota tras de sí: «Me voy a buscar al niño. Volveré cuando lo encuentre. O no. Feliz Navidad». Para encontrarlo el ministro de Interior juega su última carta: José María Arregui, detective melancólico y visceral, de rápido disfraz y puño fácil, deberá protegerlo de una poderosa intriga.
La extravagante pareja de detective gruñón y monarca en recreo, confundidos entre hippies, mariachis o pastores, huirá por una España alucinada e intemporal, poblada de personajes delirantes: un músico enamorado que persigue una melodía escurridiza; una familia atrapada en una guerra interminable; un adivino retrovisor que sólo ve el pasado y Rosita, una compañera inseparable.
Con Pero sigo siendo el rey, una road movie hilarante y enternecedora, Carlos Salem nos presenta su mejor y más original aventura policíaca.

Marea negra

Seguramente tú no me conoces
aunque me veas todos los días.
Pero yo lo sé todo sobre ti.

Lo adivino en tus ojos como océanos contaminados por una
marea negra.

Me sumerjo en ellos
y llego hasta el petrolero que se hunde en tu interior
con su barriga de metal
llena de sueños enmohecidos.

Viajo en el interior de un batiscafo que ilumina
cada brecha en el cascarón de tu alma,
cada cadáver de viejos amores que se pudre en las bodegas de tu corazón,
cada camarote en tus adentros en el que de vez en cuando te refugias
para sonreír,
para bailar,
para tomar aliento
y que no te ahogue el de todos esos cerdos que te esperan fuera,
en la calle.

Me sumerjo en esos ojos negros cada noche
mientras preparo tu café,
y por un momento dejo de odiar este trabajo,
y los pies y la vida dejan de dolerme,
y me olvido de ellos,
de los borrachos que vomitan sobre la barra sus fracasos,
sus dolores;
de los maderos que se abren sin pagar;
de los chuloputas que piden todo a gritos
y pagan con billetes empapados por el sudor de vuestros muslos.

Y por ti,
por una vez,
no escupo en la taza,
y hasta espanto con el trapo las cucarachas que corretean por la máquina.

Y preparo el café como si estuviera limpiando cada ave rescatada de la
marea negra,
como si cada una de sus plumas fuera uno de tus sueños
sucios por el barro de la vida
y yo pudiera devolverle su color.

Y espero que
cualquier noche,
cuando tú me preguntes
"¿Cuanto?"
y yo te responda
"90 céntimos",
antes de salir a la calle
y de que otros hombres crean que te poseen,
que saben algo sobre ti
sólo porque descargan entre tus piernas
con
media
docena
de
violentos
empujones
el veneno de sus testículos,
cualquier noche,
tú,
mi amor,
simplemente
me sonrías.



Patxi Irurzun, de su blog Ajuste de cuentos

Creatura nº 39


Este mes el Creatura llega puntual. Ha mejorado técnicamente, según asegura el Kebran. Porque no sólo se toma la molestia de meter cada ejemplar en un sobre y mandártelo a casa, sino que además incluye un recorte donde escribe unas palabras de afecto a los lectores. En este número hay una entrevista a Pedro Temboury (director de Kárate a muerte en Torremolinos) y poemas de Agustín Sánchez Antequera. Y el dibujo de portada es de Miguel Brieva, y en las primeras páginas hay una entrevista con este autor. Casi nada. El índice: aquí.

Mañana, en Madrid


En la Sala Círculo de Arte

Vetusta Morla volvió a demostrar su grandeza en Toledo, en la noche del viernes. Hacía más o menos un año que no los disfrutaba en directo, desde aquella actuación en Joy Eslava. Por motivos que no vienen al caso, no podré verlos en sus dos próximas paradas en Madrid, así que nos apresuramos a pillar entradas para Toledo. Se agotaron pronto y, según parece, la sala estaba llena de habitantes de Madrid, desplazados hasta allí sólo por el concierto. Toledo es una ciudad de calles y recovecos extraordinarios, pero también es agotadora. Lo digo por las cuestas, claro. La suerte, o quizá la intuición, quiso que tras dejar el coche y subir varias de esas cuestas desembocáramos a unos metros de la Sala Círculo de Arte (donde iban a tocar). Y no sólo eso: al lado había un garito para picar algo, que nos vino al pelo; y tres o cuatro miembros de la banda estaban allí mismo, en la calle, aún con las maletas y dejando que los fans les hicieran fotos. Me acerqué a saludar a uno de ellos, Juan Manuel Latorre. Ha sido un año lleno de sorpresas, de grandes noticias y de premios, pero sobre todo de trabajo duro. Me dijo que estaban bien, pero muy cansados. Basta con ver la cantidad de conciertos que dan y la energía que despliegan en el escenario.
La Sala Círculo de Arte es un lugar insólito para un directo, con un encanto especial. Es una vieja iglesia reconvertida en bar, discoteca, sala de exposiciones y espectáculos. A un paso de la entrada vendían camisetas, discos y demás merchandising relacionado con “Un día en el mundo”. Me dijeron allí que la camiseta que yo compré hace tiempo, y que llevaba puesta en ese momento, ya no se vendía, o al menos ellos no la conocían. Al lado hay una barra donde despachan bebidas. El único problema de esta sala, a mi juicio, es que los encargados de recoger vasos pasan a tu lado cada dos minutos. Los conté. Por cada canción, dos o tres tipos diferentes pedían permiso para pasar entre el gentío, con un brazo en alto y la bandeja allá arriba. Esto al final es un incordio y distrae de la música, impide que uno se concentre. En torno a las diez salieron las teloneras: las chicas de Boat Beam, un grupo que está a punto de sacar a la venta su primer disco (“Puzzle Shapes”), y que forman una australiana, una española y una norteamericana. Pop con toques melódicos: violines, panderetas, guitarras, violonchelos. Cantan en inglés y suenan bien.
Y en torno a las once salió Vetusta Morla. Leí ayer, con sorpresa, que ninguna discográfica les ha puesto una oferta sobre la mesa. A pesar del éxito continuo desde que ellos mismos sacaron “Un día en el mundo”. Le da a uno la impresión de que las discográficas prefieren apostar por la pachanga. Por Operación Triunfo y sus clones. Como es habitual, los componentes de Vetusta ofrecieron un espectáculo brutal de música y de entusiasmo. Prometieron volver a actuar en las fiestas de Toledo. Tocaron algunas canciones de las primeras maquetas. Pude escuchar versiones un poco más cañeras de dos o tres de los temas más famosos de su repertorio. Hacia el final, durante esa pieza maestra que es “Saharabbey Road”, Pucho, el cantante, no presentó a la banda, sino a los técnicos y a los encargados del sonido y a toda la gente que trabaja en la sombra en cada directo. Fue una muestra de humildad, un gesto que simboliza que no han cambiado, al menos desde mi punto de vista. Siguen haciendo lo que han estado haciendo muchos años ante un puñado de fieles y de incondicionales: buena música. Sólo que ahora arrastran masas. Lo merecen.