jueves, marzo 31, 2011

Zeitoun, de Dave Eggers


Tengo todos los libros de Dave Eggers traducidos en España. Una historia conmovedora, asombrosa y genial es una maravilla. Guardianes de la intimidad contiene algunos relatos muy buenos y otros endebles, por lo que recuerdo. Los monstruos era un libro extraño, basado en el guión inspirado en el cuento infantil de Maurice Sendak. Y, no sé el motivo, aún no he leído Ahora sabréis lo que es correr ni Qué es el qué, pese a que los compré en cuanto salieron a la venta. Zeitoun es otro tour de force en la carrera literaria de Eggers. Lo catalogan de “libro de no ficción”, pero yo creo que va más allá: podríamos decir que es un pedazo de vida novelizada. Una vida auténtica: la de Abdulrahman Zeitoun, un contratista sirio afincado en Estados Unidos que decide quedarse en Nueva Orleans cuando a la ciudad la sacude el Katrina. Lo que hace Zeitoun, mientras su familia está a salvo a miles de kilómetros, es ayudar a quienes lo necesitan, montado en su canoa: salva a quienes corren el riesgo de ahogarse, echa una mano a quienes requieren auxilio, alimenta a los perros que se han quedado solos en las casas medio anegadas… Hasta que, una semana después, miembros de la Guardia Nacional lo detienen y lo acusan de pertenencia a Al Qaeda, algo totalmente descabellado.

Es una obra muy recomendable. Para empezar, conozco pocas narraciones parecidas a las películas de catástrofes. Además, Eggers cuenta el pasado de Zeitoun en Siria, y los logros de su familia, y salta del Katrina (y la pésima gestión del gobierno de Bush durante la tragedia) al tema del 11-S y el terrorismo y las paranoias que creó el atentado de las Torres Gemelas. Y lo hace mediante fragmentos breves, que enganchan rápido y confirman el talento natural de Eggers como narrador:

Lo que veía, una versión refractada de su ciudad, una visión donde una masa extrañamente serena de agua reflejaba y partía en dos casas y árboles, le provoca un conflicto interior. La novedad del nuevo mundo despertaba al aventurero que llevaba dentro: quería verlo todo, la ciudad entera, lo que quedaba de ella. Pero su contratista interior pensaba en los daños, en el tiempo que llevaría la reconstrucción. Años, quizá una década. Se preguntaba si el resto del mundo podía ver lo que él estaba presenciando, un desastre de escala y gravedad míticas.


[Traducción de Cruz Rodríguez Juiz]

Citas. 127

El cerebro usa la narrativa para organizar su percepción del mundo. A cada paso haces cosas que apenas imaginas.

Douglas Coupland, Generación A

Cartel de The Hangover. Part II


Próximamente: De vidas ajenas


De Emmanuel Carrère. En Anagrama.

Sinopsis:
En cuestión de pocos meses, fui testigo de dos de los acontecimientos que más temo en la vida: la muerte de un hijo para sus padres y la muerte de una mujer joven para sus hijos y su marido. Alguien me dijo entonces: eres escritor, ¿por qué no escribes nuestra historia? Era un encargo, y lo acepté. Empecé, pues, a contar la amistad entre un hombre y una mujer, los dos supervivientes de un cáncer, los dos cojos y los dos jueces, que se ocupaban de asuntos de sobreendeudamiento en el tribunal de primera instancia de Vienne (Isère). En este libro se habla de la vida y la muerte, de la enfermedad, de la pobreza extrema, de la justicia y, sobre todo, del amor. Todo lo que se dice en él es cierto.

De esta manera presentaba Emmanuel Carrère la edición francesa de este libro verdaderamente extraordinario: inolvidable, desgarrador, de una potencia narrativa inaudita. De vidas ajenas recibió el Premio Globe y otros galardones, y la prensa cultural francesa lo eligió mejor novela del año.

miércoles, marzo 30, 2011

Nuevos carteles de The Tree of Life




Carta breve para un largo adiós, de Peter Handke


–Cuando estuve aquí la primera vez únicamente quería ver imágenes –dije yo–: gasolineras, taxis amarillos, drive-ins, anuncios, carreteras, los autobuses Greyhound, una señal de BUS-STOP en una carretera, el ferrocarril de Santa Fe, el desierto… Tenía la mente vacía de personas, y me sentía bien así. Ahora estoy harto de todas esas imágenes y quiero ver algo distinto, pero rara vez me siento a gusto, porque la gente de aquí me resulta aún demasiado desconocida.

–Pero de momento, ¿te sientes bien? –preguntó Claire.

–Sí –respondí yo.



[Traducción de Miguel Sáenz]

Trailer de Midnight in Paris


Lo nuevo de Woody Allen: aquí.

Consumido, de Joe Matt


Después de dos cómics del mismo autor, Pobre cabrón y Buenos tiempos, llega la tercera parte: Consumido, donde el propio Joe, ya sin novia, se dedica a matar el tiempo en su habitación con dos únicos cometidos: editar películas porno y masturbarse. Sus soliloquios de perdedor no tienen desperdicio; tampoco sus diálogos con dos de sus amigos, que le recriminan su condición de anacoreta obsesionado con hacerse gayolas. Matt, que es un tipo cachondo, ha logrado un cómic muy divertido, es cierto. Aunque sigo quedándome con Pobre cabrón, donde había más personajes y en general más variedad.


Cartel de True Legend


Y el trailer: aquí.

Hemos venido para quedarnos

El último sábado viajé a Zamora en autobús y volví a Madrid el domingo, en tren. Si la última vez me quejé en este espacio del servicio de transporte entre ambas ciudades, este último trayecto fue todo lo contrario y también debemos anotarlo aquí. En el bus no hizo ni frío ni calor, la música de la radio estaba a un volumen bajo y aceptable, me sentí cómodo de principio a fin. Sólo hubo una incidencia cuando apenas llevábamos un par de minutos en carretera: el motor hizo una pequeña explosión. Por si acaso nos quedábamos tirados más adelante, el conductor decidió que nos mudáramos al autobús vacío que venía detrás. Durante el trayecto estuve leyendo `Zeitoun´, un gran libro de no ficción sobre el huracán Katrina y cómo se desenvolvió por allí un sirio al que luego detendrían creyendo que pertenecía a Al Qaeda; aquel hombre, un tipo que trabajaba de sol a sol, se ocupó de ayudar a las personas desde que las calles de Nueva Orleans se inundaron, y jamás tuvo que ver con actos terroristas. El autor es Dave Eggers, uno de los mejores escritores de Estados Unidos. Al llegar a la estación me fijé en varios detalles en los que hasta entonces no había reparado: una nueva cafetería, junto a los andenes; un ascensor; cosas así… aunque fui incapaz de dar con las escaleras mecánicas, ignoro si las han quitado. La estación parecía desértica.

En la ciudad estaban celebrando la Feria de la Tapa, pero sólo lo supe después de pedir algo para picar y que me ofrecieran esa tarjeta donde estampan un sello de tinta cada vez que pides alimentos de la Feria. No la quise, ya que por lo general sólo voy un par de días al mes. Un amigo y yo estuvimos tomando una caña matutina durante el domingo y ambos nos preguntamos por qué no suelen encontrarse bares con wifi gratuito en la ciudad. Yo le dije que en otras ciudades de fuera de España es muy habitual que todos o casi todos los bares dispongan de ese servicio. Llegas allí con tu portátil o con tu notebook, pides una consumición y la contraseña (en algunos sitios no hace falta ni pedirla: la incluyen en el recibo de las bebidas o la ves escrita en una tarjeta, encima de la mesa), te conectas a la red y consultas el correo durante el tiempo de beber el café. Ese mismo día fui al cementerio, a visitar a las dos ramas de mi familia que allí descansan. Lo de “descansan” es un eufemismo salvaje, muy utilizado en los periódicos para referirse a los restos mortales de las personas. Detesto los eufemismos, pero esto es tan personal que prefiero usarlo. Jamás pensé que visitaría tan a menudo el cementerio: procuro hacerlo en cada uno de mis viajes a Zamora. El cambio de hábito se da cuando fallece alguien tan cercano a ti: entonces todas tus ideas al respecto, las ideas que tenías sobre no visitar tumbas familiares, se borran. En mi penúltima visita le hice una foto con el móvil a la sepultura de Claudio Rodríguez y quedó bastante mal. En esta ocasión llevé la cámara y tomé un par de instantáneas notables.

De regreso, ya en el tren, concluí la lectura de `Zeitoun´. Y empecé el libro de Luis Ingelmo (zamorano de adopción), `La métrica del olvido´ (Editorial Eutelequia), que ayer mismo se presentó en la ciudad, y que se presentará este viernes en Madrid. He visto carteles de la editorial hechos expresamente para las librerías de mi tierra. Arriba pone: “Eutelequia con Zamora”, y abajo salen nuestros nuevos libros: el de Ingelmo, el de Mario Crespo y el mío. También David Refoyo ha publicado su poemario `Odio´ en La Bella Varsovia. Es un buen momento para la literatura zamorana. Ya me lo dijo David un día: “Hemos venido para quedarnos”.



Farley Granger (1925 - 2011)


martes, marzo 29, 2011

Stasiland, de Anna Funder

Libro de no ficción, basado en las investigaciones de Anna Funder sobre las atrocidades y los métodos de espionaje de ciudadanos por parte de la Stasi, la policía secreta de la República Democrática Alemana. Stasiland recibió numerosos premios, y algunas de sus historias sirvieron de base para una gran película: La vida de los otros. Un fragmento:


El interrogatorio de Miriam Weber, de dieciséis años, se desarrolló durante diez noches, en sesiones de seis horas, entre las diez de la noche y las cuatro de la mañana. En la celda las luces se apagaban a las ocho de la tarde, con lo que tenía dos horas para dormir antes de que la llevasen a la sala de interrogatorios. La devolvían a su celda dos horas antes de que las luces volviesen a encenderse a las seis de la mañana. Durante el día no le permitían dormir. Un guardia la vigilaba por la mirilla y aporreaba la puerta cuando no obtenía respuesta.

-De vez en cuando miraba al ojo de la mirilla cuando estaba golpeando la puerta, pensaba “¿por qué no te golpeas la cabeza para variar?” y seguía dormitando. Pero entonces entraba, me sacudía y me quitaba el colchón del banquillo para que no quedase nada más en la habitación donde echarse. Se aseguraron muy bien de que no durmiese, y cuesta explicar lo kaput que eso puede dejarte.

Más tarde lo consulté. La privación del sueño puede reproducir los síntomas de la inanición, sobre todo en niños: las víctimas se desorientan y sienten frío; pierden el sentido del tiempo, se ven atrapadas en un presente interminable. Además, la privación del sueño causa una serie de disfunciones neurológicas que serán más pronunciadas cuanto más se prolongue la tortura. Al final, las horas que pasas despierto semejan un sueño donde se suceden cosas extrañas, y no puedes sino sentirte furioso, muy furioso, con ese mundo que no te deja descansar.



[Traducción de Julia Osuna Aguilar]

Hoy, en Zamora


Días de ruta

Todavía con la resaca de la presentación (entrañable & estupenda) de Beatitud en León y de mis recién estrenados 45 tacos, me toca abandonar temporalmente la poesía y mi estado de habitual ensoñación para enfundarme el disfraz de hombre cuerdo e intentar vender zapatos en tiempos de crisis...


Un mes y medio largo a la vista on the road, pero esta vez no en plan beatnik, oxigenando neuronas y recorriendo pletórico el mundo, sino como representante de calzado solitario en tiempos de decadencia y derrumbe, de extrañamiento y falta de identidad y espíritu...


Así es que al mal tiempo buena cara, a la vejez viruelas, a lo hecho pecho y a sudar tinta en la carretera sobre mi Volkswagen Transporter hasta que termine la ruta: es lo que hay.


Echaré de menos mi nido, mi vida interior, a mi perra, mi escritura, mis proyectos y amigos, el correo y los blogs, mis escapadas al monte y sobre todo y por encima de todo, a mi compañeramada Jul, dulzura, aliento y vida for ever & ever.


Comienza la fiesta pues.


Y que Fortuna guíe estas semanas mis pasos…



Vicente Muñoz Álvarez, extraído de su blog

Más carteles de The Beaver



lunes, marzo 28, 2011

Próximamente: Comer animales


De Jonathan Safran Foer. En Seix Barral.

El sobrino, de James Purdy


James Purdy fue uno de esos escritores malditos cuyas obras incomodaron a la sociedad bienpensante de los Estados Unidos. Murió hace poco, en 2009, y Escalera nos brinda la oportunidad de leer una de sus novelas más célebres: El sobrino. El hombre del título es Cliff, desaparecido en combate en Corea, que nunca sale directamente en la narración y del que sólo sabremos lo que cuentan los demás. El propósito de su tía, Alma, es recopilar datos sobre él en el pueblo, pues se ha dado cuenta de que no lo conoce tanto como debiera. Así, ese homenaje por escrito se convierte en una pesquisa entre marujil y detectivesca: Alma investiga, lo cual a menudo supone tomar el té con otras señoras o interrogar a quienes le darán respuestas oscuras sobre el pasado de su sobrino. Es una novela en la que abundan los diálogos, para los que Purdy demuestra un talento fuera de toda duda:


La señora Barrington se detuvo en el camino del jardín.

-Verdaderamente, creo que le debo una disculpa –Alma caminó hasta ella–. Hemos sido amigas demasiado tiempo para hablarnos así. Demasiado tiempo.

-Me temo que está usted demasiado acostumbrada a decirle a Boyd todo lo que se le pasa por la cabeza como para recordar que otras personas pueden no estar demasiado acostumbradas a su falta de tacto –la señora Barrington lanzó a Alma una sonrisa gélida pero no del todo desagradable–. La franqueza es una cosa en nuestra casa y otra muy distinta en casa ajena.

-Estoy de acuerdo –Alma pudo oír su propia y débil disculpa.

-Me temo, querida mía, que no basta con que esté de acuerdo. Ha dicho usted cosas muy crueles, ¿sabe? Ha hecho daño a la gente una y otra vez. Y sigue haciéndolo.



[Traducción de Juan Martín Pinilla]

Trailer de The Last Godfather


Con Harvey Keitel: aquí.

Instituciones

1

... han levantado un muro de alambre/ que creen tan alto como los sueños/ y es de lo más sofisticado/ un orgullo nacional con el que la frontera/ siempre estará a salvo de invasiones/ el reto, una vez cercada la finca,/ está en tapiar el océano de norte a sur/ para que los negros no se vistan de blanco/ sin embargo el mar/ por ahora/ es amigo -aliado dicen en argot bélico-/ y en él confían ciegamente los gendarmes/ por su alto poder defensivo/ e inofensivo desde el muelle/ todo porque permite hacer el trabajo sucio/ sin mancharse las manos de negro/s/ confían en que el viento sople al contrario y aleje los cadáveres de la costa/ o, al menos, tarden el tiempo suficiente para traer los militares a la playa y encargarlos/ como siempre/ de entretenerse con la muerte/ una vez más, el ejército

... ……limpia, fija y da esplendor

David Refoyo, Odio

Dos carteles de Warrior



viernes, marzo 25, 2011

Contracubierta de Asco


La mujer-precipicio, de Princesa Inca


A los que se quedaron dormidos en el nunca

A los que se quedaron dormidos en el nunca,
a los que sueñan sus verdades y se las niegan,
a los que tienen mucho miedo
y lloran por cualquier cosa
y se ocultan la cara de vergüenza.
A los tímidos,
a los solos, a los raros,
a los que dudan y dudan
y les llaman inmaduros, débiles.
A los que duermen en la fría cama del psiquiátrico,
a las madres que cogen la mano de su hijo ingresado.
Os digo: que no nos vendan verdades, que la verdad no existe.
La Verdad y la Razón son creaciones del ser humano,
para doler, para medir.
Hay que luchar contra el silencio y la ignorancia,
no somos enfermos.
¿Quién tiene la verdad absoluta, la realidad absoluta?
¡Que la muestre, que la enseñe si puede!
¡Es mentira, mentira, no existe!
A los que llevan cicatrices por haberse rajado las venas,
a los que consiguieron no rajárselas.
A los que están paralizados de angustia,
paralizados para ser, amar, soñar.
A los que llaman vagos, idiotas, locos, débiles.
No escuchéis la voz de los que viven sólo para tener.
A los que por ansiedad fuman dos paquetes diarios.
A los que no son sociables, ni aptos, ni lúcidos,
ni extrovertidos, ni empáticos, ni asertivos, ni normales.
A los que nunca superarán un test psicotécnico,
a los que llevan medicación en el bolso y el monedero vacío,
a los que están atados ahora a una cama y no nos oyen.
A los psiquiatras que abrazan a sus pacientes
y pidieron alguna vez consejo al que llamaron esquizofrénico.
A los que tenemos certificado de disminución
y leemos a Lorca y a Nietzsche y lo que haga falta.
A los que no soportaron el túnel y se fueron para siempre,
a los que atravesamos cada día el túnel
agarrados aunque sea a las paredes negras.
A todos los que saben o quieren escucharnos
y no se fían sólo de los manuales, libros, tesis,
estudios y estadísticas.
A los psicólogos que dan besos.
A los que ya hemos transitado por el infierno y el cielo
y no queremos volver más allí.
Y sobre todo,
a todas esas pupilas dilatadas de tanta química
que miran aturdidas y absortas
pero tienen la luz más hermosa.
A todos os digo:
«No existe la locura sino gente que sueña despierta».

Hoy y mañana: Beatitud y Perversiones




En Barcelona (hoy) y León y Logroño (mañana).

Próximamente: Solaris


De Stanislaw Lem. En Impedimenta. Traducida por primera vez directamente del polaco.

Más sobre HappyThankYouMorePlease






Ayer me dijeron que esta película (de la que hemos hablado por aquí un par de veces) se estrenará en España el 8 de abril, gracias a Avalon Productions. En su web española se puede acceder a bastante material: fotografías, dossier de prensa, trailer doblado, cartel, etc. Del reparto destacan Malin Akerman (Watchmen) y Kate Mara (Transsiberian). Los seguidores de The Wire reconocerán a Pablo Schreiber, uno de los trabajadores de los muelles de la segunda temporada de la serie.

jueves, marzo 24, 2011

Próximamente: Teatro


De Don DeLillo. En Seix Barral. Por fin van a publicar en España sus obras de teatro: Valparaiso, Sangre de amor engañado, El cuarto blanco y las obras de un minuto El misterio en mitad de la vida ordinaria y El arrebato del deportista en su asunción al cielo. En abril.

Berlín y el barco de ocho velas, de Jesús del Campo


Son grandes las salas del Café Einstein de la Kurfürstenstrasse, frondosas las ramas de los árboles que se ven a través de la ventana, se recomienda probar el Apfelstrudel. Los camareros mantienen una sutil renovación de la lucha de clases. Parecen oficiales a bordo de un barco en el que los clientes solo son pasajeros a los que hay que atender, pero que desconocen una ciencia interna y antigua, un secreto gremial que les está vedado. En una de las mesas, dos hombres conversan animadamente en voz baja. Uno de ellos tiene el pelo revuelto un poco a lo Einstein, quizá en homenaje al prestigio del local; el otro es calvo y robusto y viste una camisa color crema. A Einstein disfrazado de Robin Hood, como aparece en un verso de “Desolation Row”, le gustaría subirse a un árbol y observarnos. Ya en la calle, una sucesión de chicas con minifalda y botas de tacón alto tiene su propio concepto de la relatividad, ocupan la acera convenientemente distanciadas unas de otras. Los coches avanzan despacio, algunos conductores las miran. En la Kurfürstenstrasse, los electores buscan princesas con poderes temporales. El trato pasa inadvertido, en una extraña práctica de privacidad al aire libre. He was famous long ago for playing the electric violin in Desolation Row. En realidad Einstein era un buen violinista, y durante su estancia en Madrid dio un concierto en el salón de unos marqueses que habían ofrecido un té en su honor. Tenía también otras destrezas. Hablé durante un buen rato con Albert Einstein, escribe el conde Harry Kessler el 18 de diciembre de 1924. Ambos habían sido invitados a un banquete en el que se sentían fuera de sitio. Kessler le preguntó a Einstein en qué estaba trabajando, Einstein respondió que se dedicaba a pensar.

Roman Polanski: Carnage


Esta es la primera foto de la nueva película de Roman Polanski: Carnage, inspirada en Un dios salvaje, la obra teatral de Yasmina Reza. Los actores elegidos son John C. Reilly, Jodie Foster, Christoph Waltz y Kate Winslet.

Trailer de Last Night


Keira Knightley, Sam Worthington, Eva Mendes y Guillaume Canet: aquí.



miércoles, marzo 23, 2011

Elizabeth Taylor (1932 - 2011)


Próximamente: Al otro lado del espejo: Narrando contracorriente


De Varios Autores, entre los que me cuento.
En Ediciones Escalera. Más información: aquí.

El mar y veneno, de Shusaku Endo


En este libro se demuestra que no sólo los médicos del nazismo experimentaron con sus prisioneros de guerra: también lo hicieron los cirujanos japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. Shusaku Endo se sirve de varios narradores para recrear un episodio: las brutales operaciones a las que sometieron a unos cuantos soldados norteamericanos, utilizados como cobayas para sus experimentos. Una buena novela, inspirada en hechos reales, con esa prosa característica de los asiáticos: sencilla, sin grandes alardes estilísticos, pero que encierra mucha profundidad bajo su aparente sencillez. Un párrafo:

Cuando hubieron apartado la pleura, aparecieron los huesos blancos de las costillas. El Viejo empezó a cortarlos con decisión, utilizando un instrumento semejante a unas tijeras de podar. Bajo su mascarilla se adivinaba un gruñido contenido, pues estaba volcando todas sus fuerzas en la tarea. Con un ruido seco, la cuarta costilla se desgarró y cayó en un receptáculo dispuesto a tal fin. Parecía un pedazo de cornamenta de un ciervo. La red de carne y nervios que cubría la pared del pecho y el interior de la cavidad se infló como un balón rojo a resultas de la presión del pulmón. En la sala de operaciones sólo se distinguía el eco de los gruñidos del Viejo, el quebrar de los huesos y el sonido escueto con el que caían en la bandeja. De nuevo el Viejo tenía la frente sudada, y la enfermera jefe le limpió con la gasa.


[Traducción de David Favard]

El día en que Peter Pan empezó a envejecer


Plaquette de adelanto del próximo libro de David González (No hay tiempo para libros: en Bartleby, próximamente). Se puede pedir en esta dirección.

Todavía tenemos que aprender

Una de las ventajas de salir fuera, de viajar al extranjero, es la de observar cómo otras sociedades se desenvuelven y hacen las cosas. Las ofertas turísticas, las visitas guiadas, los conciertos… Uno va por ahí y toma nota. Y luego lo compara con su ciudad, en este caso Zamora. En los últimos años he viajado con frecuencia y así mi pensamiento ha cambiado en mi manera de ver las ciudades. Es posible que alguna de las ideas que sostengo en este artículo se contradiga con antiguos artículos, pero como diría Francisco Umbral, ahora mismo no me voy a levantar a mirarlo. En cualquier ciudad a la que uno viaje en el extranjero pasa por varios puentes. Eso ya lo dijimos aquí. Las ciudades necesitan puentes y se hacen. En mi tierra no, claro. En Zamora construir un puente acarrea tantos debates ciudadanos, tantos años de pasarse la patata caliente entre los gobernantes, tantas polémicas, que al final sí, se construye, pero décadas después. Y hasta entonces lo único que hemos hecho ha sido, claramente, perder nuestro valioso tiempo: el de los ciudadanos y el de los políticos.
En esas ciudades que visito, da igual que sean grandes o pequeñas, siempre encuentro un museo en cada esquina (por supuesto, estoy exagerando, que es otra manera de divertirnos un poco). Algunos de esos museos valen el precio de la entrada y uno sale satisfecho con toda la colección de obras y de fotografías que ha visto. Otros son un poco paupérrimos y demuestran dos cosas: que a ciertas personas no se les cae la cara de vergüenza tras cobrar cuatro o cinco euros, o los que sean, por cuatro imágenes y una pintura del artista local; y que fuera saben hacer dinero. Recuerdo la frustrante visita a la casa donde nació Franz Kafka en Praga, a un paso de la Plaza de la Ciudad Vieja: cobraban entrada por pasar a una sala en la que apenas había un puñado de fotos y poco más. Cuando reparabas en la pequeña estafa ya habías pagado el importe y te quedabas con cara de póker. En muchas de las ciudades que conozco basta con tener algo de obra del homenajeado, no demasiada en algunos casos, y muchas fotografías enmarcadas. Y con eso se monta el museo, se pone precio en la puerta con una señora que cobre y todos picamos como moscas. No siempre es una estafa. En Berlín, por ejemplo, visité los museos de la Topografía del Terror, el Museo sobre el Muro y el Museo de la Stasi, entre otros, y las visitas merecieron la pena.
En esas ciudades, por pequeñas que sean, los gestores culturales siempre rebuscan entre los personajes célebres y ya fallecidos que allí nacieron o que allí pasaron una temporada, y se apresuran en montar el museo de marras. Y, cada vez que entro en una de esas casas o de esas salas, me pregunto por qué es tan difícil hacer lo mismo en mi tierra. Porque en Zamora (y me dan lo mismo las razones, pues al final sólo serán un cúmulo de excusas para la tardanza o la incompetencia) no veo museos sobre León Felipe, Claudio Rodríguez, Clarín o Delhy Tejero, por citar unos cuantos. Y el museo sobre Baltasar Lobo no es precisamente una maravilla, como ya demostrara en su día, mediante un artículo, el escritor Tomás Sánchez Santiago. Pero es que, en mi tierra, aparte de lo difícil que parece ser sacar adelante un proyecto cultural, siempre hay cien polémicas aparejadas entre los gobernantes, la oposición y los ciudadanos: que si no se debería cobrar entrada, que si mejor abrir la sala en mi barrio, que si hay una disputa por los papeles, que si esto y que si aquello. Y la conclusión es la de siempre: que, finalmente, no se hace nada. O se tarda décadas en hacer realidad el proyecto.


El Adelanto de Zamora / El Norte de Castilla

Cartel de Sympathy for Delicious


La primera película dirigida por el actor Mark Ruffalo.

Trailer de HappyThankYouMorePlease


Ya habíamos colgado por aquí uno de los carteles, pero no el trailer, que vi el otro día en el cine. Y la película me interesó de inmediato, ya que cuenta (entre otras cosas) la relación entre un escritor y una cantante: en este enlace.

martes, marzo 22, 2011

Odio, de David Refoyo


………………….a David González

En otras familias los
padres legaban a sus hijos
relojes del diecinueve unos
gemelos de cuando la guerra
o un crucifijo amuleto con
el que vencer la tuberculosis

En la mía siempre fuimos distintos
y el único testamento digno
que pasó del bisabuelo
–al que mataron en la guerra–
al abuelo y de éste
–castrador de sueños–
a mi padre

fue la magnífica frase que les
otorgaba el poder

todo lo que hay bajo
este techo es mío
y si no te gusta
ya sabes donde tienes la puerta

supe dónde estaba la puerta
y me independicé con la rabia
sincera de los niños malos

Ahora, sobre la puerta de mi
casa hay un epitafio tallado a navaja

Bienvenidos a la república independiente

de mi casa

Sobre las antologías


Hace unas semanas, tras la presentación de la antología Beatitud en La Casa del Libro, Vicente Muñoz Álvarez me confesó su desánimo o decepción: tras viajar de León a Madrid y preparar toda la fiesta, en la lectura de fragmentos del libro sólo participamos 4 autores. V. se preguntaba no sólo dónde estaban muchos de los participantes en Beatitud, sino dónde se había metido la gente afín: los de Tripulantes, Resaca, Viscerales, 23 Pandoras, Generación Blogger… y, en definitiva, aquellos con los que contamos para el blog de Hank Over. No estaban. Salvo 2 autores amigos que siempre van a todo. Y era viernes por la tarde: un día ideal para un evento de esas características. Me dijo V. que estaba un poco cansado de las antologías, porque al final llevaban a esto, tras mucho esfuerzo e ilusión. Justo lo mismo que me ha dicho David González otras veces, después de sacarnos a unos cuantos en otras recopilaciones de textos.

Nosotros, Mario Crespo y yo, unos días antes tuvimos más suerte: alrededor de 20 autores participaron en la lectura de Viscerales. En la Fnac, a las 18:30 de la tarde. Un martes. Un día malísimo y a una hora imposible para las presentaciones. Pero allí estaban: unos 20 autores.



Luego, en la semana de mi viaje a Berlín, traté de preparar otra lectura de Viscerales: que cayera en viernes por la noche (para que así nadie dijera que los horarios del curro le impedían acudir); que se celebrara en un bar (para festejarlo durante y después de la lectura); en la que no hubiera ajustes de tiempo (en Fnac sólo tuvimos algo menos de hora y media). Pretendíamos hacerlo en Los Diablos Azules de Malasaña. Me dije: si un martes a media tarde hemos reunido a tanta peña, un viernes por la noche lo petamos. Preparar una presentación conlleva tiempo y dinero: llamadas de teléfono, mensajes de móvil, e-mails individuales y colectivos, visitas a alguna librería… Porque hay que hablar con el dueño del bar, comunicárselo al editor, visitar a algún librero (o llamar al distribuidor) para que lleve ejemplares al garito, decírselo a los autores, etcétera. No es plato de gusto, uno está mejor rascándose el escroto. Pero hay que hacerlo. Y, aunque me pilló de viaje, lo hice. A la llamada sólo acudieron 2 personas. Nosotros sabemos y entendemos de sobra que no se puede estar en todo, que la gente tiene sus obligaciones, sus trabajos, sus recitales y eventos, sus hijos y sus parejas, sus viajes… llámalo x. Sabemos que es imposible estar a todo. Pero reconozcamos que el resultado es desolador. Y quizá no merece la pena esforzarse cuando, a una lectura, sólo acuden un par de personas. De ahí que canceláramos el evento (repetimos nuestras disculpas a las dueñas de Los Diablos Azules, que reservaron la fecha y luego no se tomaron mal la cancelación). Y de ahí que, salvo las oportunas firmas de la feria, no queramos organizar ninguna otra presentación. Por cansancio. No se trata de acritud. No es ninguna venganza. Tampoco es exactamente desánimo.


Tras comprobar el resultado, decidí cancelar también mi participación en la promo de Beatitud, que, de entrada, incluía un viaje el próximo viernes a León para presentar el libro. Le dije a V. que estoy cansado y tampoco se lo tomó mal. Hace un par de días supe que, a esa presentación, se ha apuntado 1 persona. Un único autor.

De todo esto tenemos que extraer reflexiones. De hecho, ya lo estamos haciendo. David y Vicente me enseñaron que una antología debe ser como un barco de remos en el que todos o casi todos deberíamos remar. Cuando sólo colaboran 2 o 3 o 4 remeros, o los que sean, el barco no avanza. O no avanza tan rápido como debería. Para la próxima antología, que la habrá, asumiré las lecciones. Aunque ya aprendí algo hace años, tras coordinar Palabras para Cervantes. A aquella antología, en la que reuní a muchos autores zamoranos, sólo le dio bola 1 persona: David Refoyo. Y es, claro, con el único nombre con el que conté para el siguiente proyecto. Tal vez en la próxima se debería exigir por contrato algo más de participación, no lo sé. En breve se publica Al otro lado del espejo: Narrando contracorriente y no quisiéramos que sucediera lo mismo.


En los últimos tiempos he procurado participar en, al menos, una de las presentaciones de cada antología en la que he colaborado: Viscerales, El libro del voyeur, Perversiones, Beatitud, Un nudo en la garganta, Vinalia Trippers, La manera de recogerse el pelo… No me gusta un pelo hablar en público, pero he procurado siempre echar una mano. Y por supuesto la echaré de nuevo cuando aparezca Narrando contracorriente. Todo esto es para explicaros por qué cancelamos lo de Viscerales, y por qué, si las cosas siguen el mismo rumbo, Beatitud puede correr el mismo riesgo. Y también es para informaros de cómo están las cosas. Espero que nadie se lo tome mal.

Próximamente: El koala asesino


Los editores de Sajalín me hablaron muy bien de este autor y, en concreto, de este libro: Kenneth Cook y su libro de relatos El koala asesino. Relatos humorísticos de la Australia profunda. Esto es lo que nos cuentan sobre esta edición:

Los desolados parajes del Outback australiano, con sus cocodrilos feroces, sus excéntricos buscadores de ópalo, sus koalas salvajes, sus furiosos cerdos gigantes, sus irritables camellos y sus voraces bebedores de cerveza, son los protagonistas de los quince relatos hilarantes que conforman este libro. Su autor, el prolífico escritor australiano Kenneth Cook, aseguraba que todos los incidentes descritos en estas historias, enormemente populares en Australia, sucedieron durante los viajes que realizó por los más recónditos e inhóspitos enclaves de la geografía australiana, pero que nunca se atrevió a incluirlos en sus novelas por su carácter absolutamente inverosímil. Este conjunto de relatos extravagantes, publicado originalmente en Australia en 1986 bajo el título de El koala asesino, es la primera obra de Kenneth Cook traducida al castellano.

Carteles de Love and Other Impossible Pursuits



También conocida como The Other Woman, es uno de los nuevos trabajos de Natalie Portman.