martes, febrero 27, 2024

Las bestias, de Gijs Wilbrink

 


Con el éxito de ventas y de crítica de esta novela, su autor, el también músico Gijs Wilbrink, ha demostrado que puede escribir un libro de diálogos y personajes y ambientes a la manera de esa potente literatura sureña de Estados Unidos que en España publican las editoriales Sajalín y Dirty Works… pero situado en territorios de los Países Bajos. Ya sabéis: bosques, entornos rurales, gente de pueblo enfrentada, rifles y trampas para cazar, mujeres fuertes, hombres con mirada de pitbull, problemas de drogas y de alcohol, individuos que se saltan las leyes a la torera, asfixia por llevar toda la vida en zonas en las que el regreso del pasado y cierto provincianismo no les permiten avanzar.

Además de esas virtudes, lo que más sorprende del libro de Wilbrink es la estructura tan inteligente del libro. Se alternan dos tiempos narrativos que se acaban solapando y también dos voces narrativas. Empieza con una historia sobre hombres que van de caza con su sobrino, un niño que tendrá el futuro marcado a partir de entonces, pero en realidad uno va advirtiendo que no es una historia de hombres que venden bestias y que parecen bestias, sino la historia de tres mujeres que tratan de salir adelante en ambientes hostiles. Sorpresa tras sorpresa, Wilbrink nos introduce en una violencia latente, que parece que va a estallar pero de momento sólo estalla en los diálogos, en las actitudes.

El inicio de esos dos tempos narrativos es así: en uno se nos relata la infancia y la juventud de Tom Keller, ese niño que fue a cazar con sus tíos; en el otro, la desaparición de Tom cuando ya es un hombre mayor casado y con descendencia. Una historia explica a la otra porque, como nos enseñaban en Magnolia, el pasado siempre vuelve porque no ha acabado con nosotros aunque parezca que lo hemos dejado atrás. Así comienza Las bestias:  

A mí no me gusta hablar, pero en mi opinión, todo empezó a torcerse para Tom Keller aquella noche en la que sus dos tíos se lo llevaron al bosque y lo obligaron a hacer cosas que un niño de nueve años no debería hacer nunca. Era imposible que Frank, el padre del pequeño, lo hubiese permitido. Aunque, en realidad, creo que Frank no estaba al corriente, a pesar de que por aquel entonces aún no lo habían metido en chirona.
Sin embargo, no tardaría en enterarse y acabaría sabiendo lo que todos supimos: que Johan y Charles se llevaron consigo a aquel pobre chaval durante la noche más larga del invierno. Se fueron con él al bosque en su apestoso y desvencijado Volvo, entre cuyas ruedas habían tensado un alambre, de esa guisa cruzaron a todo trapo los helados senderos forestales y cuando llegaron al final del camino dejaron que aquel niño –su propia sangre, su sobrino– regresara a pie para recoger del suelo los conejos decapitados.
Aquellos dos ni siquiera se volvieron para mirarlo. Estaban de un humor de perros; aquella noche las bestias estaban inquietas, se avecinaba una tormenta.
El interior caldeado y húmedo del Volvo debía de apestar a sudor y a tabaco de liar, mezclados con el tufo de unos cuantos faisanes, liebres y turones muertos y desollados que los hermanos habían dejado sobre la bandeja trasera. En la oscuridad, los cadáveres parecían el viscoso pedazo de carne de un animal con seis patas delanteras y tres colas.



[Bunker Books. Traducción de Catalina Ginard Féron]

Horizon: An American Saga: trailer oficial

 

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Cartel de The New Boy

 


Próximamente: Cartas desde el manicomio

 

De Dario Džamonja. En Sajalín Editores.

Cartel de Borderlands

 


Ghostbusters: Frozen Empire: nuevos carteles

 


En Aleteia: Le pupille y The Shepherd

 

 

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Vuelos separados, de Andre Dubus

 

Tras las 2 ediciones de Adulterio (Edhasa, con 3 relatos más en plan antología, y Gallo Nero, con mejor presentación y tipo de letra) andaba con ganas de regresar al mundo de Andre Dubus, quien además fue amigo de Peter Orner. Vuelos separados contiene 5 cuentos y 2 relatos muy largos, casi novelas cortas. En casi todos volvemos a encontrarnos con personajes muy en la línea de Cheever y, con excepciones, metidos en parejas que se derrumban: matrimonios en crisis, parejas jóvenes que se lo empiezan a plantear, gente que no se decide entre sus amantes... Los personajes de Dubus suelen ser infieles y beben muchísimo: algunos son alcohólicos no reconocidos y otros son bebedores sociales. El mejor relato de esto que digo es "Ya no vivimos aquí" (que inspiró una película que no he visto). Y acaba de aparecer otro libro de historias del gran Dubus: Encontrar a una chica en América.



[Gallo Nero. Traducción de David Paradela López]

Cartel de The Convert

 


DogMan: 2 nuevos carteles

 



martes, febrero 20, 2024

Melancolía, de Jon Fosse

 

 

Düsseldorf, por la tarde, otoño de 1853: estoy echado en la cama, vestido con mi traje de terciopelo lila, mi fino y elegante traje, y no quiero ver a Hans Gude. No quiero escuchar a Hans Gude decir que no le gusta el cuadro que estoy pintando. Solo quiero quedarme en la cama. Hoy no tengo fuerzas para ver a Hans Gude. Porque ¿y si a Hans Gude no le gusta el cuadro que estoy pintando y le parece que es penosamente malo, y si le parece que no sirvo para pintar? ¿Y si Hans Gude se pasa su delgada mano por la barba y me mira duramente, con sus rasgados ojos, y me dice que no sé pintar, que no tengo nada que hacer en la Academia de Bellas Artes de Düsseldorf, nada que hacer, ya puestos, en ninguna academia de bellas artes? ¿Y si Hans Gude me dice que nunca llegaré a ser pintor? No puedo permitir que Hans Gude me diga eso.

**

Åsane, tarde, finales de otoño de 1991: él, Vidme, camina en medio del viento y la lluvia, en medio de la oscuridad, es escritor, tiene treinta y tantos años y en este momento avanza por una acera envuelto en su viejo abrigo gris, bajo un paraguas negro. Vidme avanza por una acera, con el cuerpo echado hacia delante, contra la lluvia y el viento, camina con el rostro ligeramente vuelto, apartado de la calle, mientras una larga hilera de coches que nunca se convertirá en un coche detrás de otro, piensa Vidme, pasa por su lado. Vidme ve, a pesar de que ha vuelto el rostro y no mira hacia la calle, que la luz de los coches brilla en la lluvia que cubre el asfalto. Vidme sigue caminando, pensando que tendrá que presentarse y luego exponer su caso. Tiene que hacerlo y acabar de una vez con todo este lío.




[Random House. Traducción de Ana Sofía Pascual Pape]

En Aleteia: Jon Fosse

 

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Blancura, de Jon Fosse

 

 

Me subí al coche y me marché. Me sentó bien. El movimiento me hizo bien. No sabía adónde iba. Simplemente me marché. Me había embargado el aburrimiento, a mí que nunca me aburro me había embargado el aburrimiento. Nada de lo que se me ocurría hacer me producía el menor placer. Así que hice cualquier cosa. Me monté en el coche, empecé a conducir y donde podía elegir entre doblar a la derecha o a la izquierda, doblaba a la derecha, y en la siguiente bifurcación, donde podía elegir entre la derecha o la izquierda, doblaba a la izquierda. Y así fui avanzando. Al final me metí por un camino forestal y a medida que me adentraba en él las huellas de las ruedas se fueron haciendo tan profundas que noté que el coche empezaba a atascarse. Pero seguí adelante, hasta que el coche se atascó del todo. Intenté dar marcha atrás, pero no funcionó, así que paré el coche. Apagué el motor. Y me quedé sentado en el coche. Vaya, hasta aquí he llegado, aquí me he quedado, pensé, y me sentí vacío, como si el aburrimiento se hubiera transformado en vacío. O quizá más bien en miedo, porque sentí cierto temor allí sentado en el coche, mirando al frente, al vacío, como si mirara hacia una nada. Hacia el interior de una nada.



[Random House. Traducción de Cristina Gómez-Baggethun y Kirsti Baggethun]

Trailer de Sasquatch Sunset

 

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Premios BAFTA 2024

 

 

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Back to Black: nuevo cartel

 


Fernando Delgado (1947 - 2024)

 


Dune: Part Two: nuevo cartel

 


Cartel de Shirley

 


viernes, febrero 09, 2024

La ley de los cerros, de Chris Offutt

 

Tercera y última entrega de la trilogía formada por Los cerros de la muerte, Los hijos de Shifty y La ley de los cerros, todas publicadas por Sajalín y traducidas por Javier Lucini. Volvemos a encontrarnos con Mick Hardin, quien acaba de abandonar el ejército y vuelve unos días a su tierra, Kentucky, antes de retirarse a vivir en Europa. Pero las cosas se complican cuando alguien dispara a su hermana y los cadáveres relacionados con las peleas de gallos se van acumulando en la lista de casos pendientes. Igual que en los anteriores, Offutt tiene la capacidad de mantenernos en vilo mientras los personajes cruzan improperios, interrogan a paletos y a veces pasan a la acción, como en mi parte favorita de la novela, cuando Hardin viaja a Detroit; de esos pasajes dejo un extracto:

-Es un puto poli –dijo Arlow.
-Retirado –dijo Mick.
-De ser poli no se sale.
Mick notó un movimiento súbito a la izquierda. Su entrenamiento venció al instinto natural de apartarse y se volvió hacia la amenaza, dispuesto a afrontar al enemigo. El jugador se disponía a golpearle con el taco como si fuese un bate de béisbol. Mick se agachó para esquivarlo, le golpeó en la garganta y le encajó un rodillazo en la entrepierna. El hombre cayó al suelo. Mick se apoderó de su taco y se giró hacia el otro, que estaba sacándose una Glock de la parte trasera del pantalón. Mick le metió un garrotazo en el codo con el taco, lo bastante fuerte para dejarle el brazo entumecido, pero sin llegar a romperle un hueso. La Glock cayó de sus dedos insensibilizados. Mick la apartó de una patada y le soltó al joven dos puñetazos, el segundo en la zona blanda de detrás de la oreja. La cabeza se le ladeó y se derrumbó.
Mick se giró hacia el exsoldado que lo miraba desde el otro extremo de la mesa de billar. Sonreía.
-No está mal –dijo–. ¿Ya has calentado?
Mick asintió.
-¿Cómo lo prefieres? –dijo Arlow–. ¿Puños y botas?
-Claro. Hay poco espacio para liarse a tiros.




[Sajalín Editores. Traducción de Javier Lucini] 

Love Lies Bleeding: 2 carteles

 



En Aleteia: Monstruo y Sala de profesores

 

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Carl Weathers (1948 - 2024)​​

 


Cartel de La chimera

 


La Cocina: 2 carteles

 



Goran Petrović (1961 - 2024)

 


lunes, febrero 05, 2024

OhDIOSAS, de Varias Autoras. Edición de Ana Patricia Moya y Elena Román

 

En Ediciones Raro han publicado esta estupenda antología coordinada por Elena Román y Ana Patricia Moya, que agrupa una selección de mujeres de más de 40 años. La mayoría de los poemas son inéditos, algo que se agradece mucho cuando ya conoces la obra de algunas de las poetas recogidas en el índice. Se trata de un compendio de voces muy poderosas para ofrecernos un muestrario de lo que sienten y padecen las escritoras que van camino de la mediana edad: sus inquietudes, sus miedos, sus traumas, sus pérdidas, sus sacrificios… El prólogo es de Marisol Sánchez Gómez. El epílogo, de Isabel Bono. La introducción, de las coordinadoras. A cada una de ellas, incluidas quienes escriben los mencionados textos en prosa, se las somete a un divertido test sobre lecturas y preferencias; es un añadido perfecto para conocerlas un poco más.   

Los nombres reunidos son una muestra (no una selección definitiva) de la poesía que están escribiendo las mujeres que han cumplido los 40. No pueden entrar todas. Primero porque a veces hay personas que rechazan participar en compilaciones o que no disponen de material inédito. O, simplemente, porque en algún momento hay que cortar: de lo contrario cada antología abarcaría unas 1.000 páginas.

Al abrir el libro encontramos en seguida su necesidad de ser nombradas, de ser tenidas en cuenta, de hacernos saber que ellas también existen y que, además de escribir cuando pueden, trabajan, y algunas también son madres, y se encargan de mil cosas y tareas como el hogar, el cuidado de familiares, las innumerables gestiones diarias de una vida a esa edad. En el copyright encontramos la siguiente declaración de intenciones: Si quieres reproducir algunos de estos poemas, no olvides decir de quiénes son. Nómbralas.  

En el introito de las coordinadoras leemos: Esta antología es una evidencia visible de que existimos. Las poetas reunidas son, en el orden alfabético por nombre del índice, las siguientes (entre paréntesis van algunos de sus versos):

Ada Menéndez (Soy la poderosa fuerza / que sostiene a otras gotas de agua)
Alejandra Vanessa (De los labios agrietados de mi abuela / nacieron mis primeros secretos)
Alicia Es. Martínez Juan (Vivir de la poesía / Vivir a pesar de la poesía / Vivir contra la poesía / Pero vivir, al menos)
Almudena López Molina (Y, al que me ofrece su sombra / bajo el esplendor dorado / y sus frutos jugosos hilo de azúcar / sin pena ni culpa, / solo puedo llamarlo / amor)
Ana Elena Pena (Mírame, / tan perfecta como un cuadro torcido, / como un poema sin rima, / como un mueble antiguo roído por la carcoma)
Ana Pérez Cañamares (Las palabras son bajas de una guerra / que perdemos cada día contra el mundo)
Ana Vega (Tengan cuidado entonces, insisto, / esta mujer arde, quema, / arrasa y destruye todo cuanto su palabra / o roce alcanza)
Begoña Abad (Hacer guardia en la noche para espantar los miedos de los suyos y sostener la mano de los que se van)
Carmen Camacho (Soy / la abajo firmante / en la escritura sagrada / de un dolor no edificable)
Carmen del Río Bravo (nos decimos libres: / somos libres / para no nombrar / el miedo / cada miedo)
Eva Vaz (Quiero mi cuerpo libre de restos. / No más fracasos en mi cuerpo. / Que me lo arranquen)
Inma Luna (El mundo moderno líquido / no nos da muchas claves sobre la dignidad)
Itzíar Mínguez (El miedo que daba / internarse / en tu palidez / sin marcas / el miedo a perderse / a no helarse / a no salir viva de allí)
Julia Navas (Hay que estar muy loco / para abrazar la cordura)
María Eloy-García (hoy voy marcando tristeza / mi propia piel un abrigo de entretiempo)
María Jesús Fuentes (y yo, hinchada por los golpes, / con el anillo incrustado en el pómulo, / el corazón encordado de telarañas / y el asco supurando lágrimas de estiércol)
María Monjas (no hay panorámica posible / que muestre / lo desolado / de nuestros corazones)
Roxana Popelka (y yo te hablo de cuando la maternidad carecía / de significado / y la depresión posparto)
Sonia San Román (Duele el cansancio como un valle / horadado por un glaciar azul)
Txus García (Como las señoras de antes / esquivamos maridos, / inventamos mil excusas, / amamos la clandestinidad, / la sombra / y los hoteles)
Isabel Bono (Y una androide maquillada como una mapache las saluda desde más allá de Eärendel, porque sabe que ellas han visto cosas que nadie creería)

Una antología espléndida. No debería pasar desapercibida.



[Ediciones Raro]  



Trailers de Back to Black

 

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Cartel de This Is Me...Now

 


viernes, febrero 02, 2024

Un brillante rayo de oscuridad, de Ethan Hawke

 

No creo que todo el mundo conozca la faceta literaria del polifacético Ethan Hawke, del que acaban de publicar aquí su último libro. Un brillante rayo de oscuridad es el relato pasado por la ficción de unos meses muy duros para el actor: se le juntaron la ruptura de su matrimonio con Uma Thurman por una infidelidad de él, el tiempo en que sus hijos aún eran pequeños y su participación en la obra teatral Enrique IV, que duraba 4 horas y en la que tuvo que interpretar a su personaje mientras se desgarraba por dentro. Es una novela que indaga donde lo han hecho pocas: es decir, en los miedos y las inquietudes y hasta las paranoias de una persona enfrentada a la actuación. Uno de los ejercicios deductivos que depara el libro consiste en saber quiénes son los famosos que aparecen disfrazados con otros nombres... Recomiendo también Estado de excitación y Reglas para un caballero, sus otros libros traducidos. 2 fragmentos:

Ya estábamos a un millón de kilómetros de distancia el uno del otro. Apenas la reconocía. ¿Cuándo nos habíamos distanciado tanto? No me lo podía explicar. Habíamos estado yendo a terapia de pareja durante más de tres años, discutíamos y nos peleábamos, y en general nos habíamos sentido amargados el uno con el otro… pero siempre sentí que nos seguíamos conociendo.

**

Cuando subo al escenario entro en un agujero en el tiempo que me hace no querer estar en ningún otro lugar. No hay llamadas telefónicas que hacer, ni correos electrónicos que contestar; no hay penalizaciones que pagar por las devoluciones con retraso en la biblioteca de los niños; el recado sin hacer carece de sentido. Lo único que importa es el ahora.



[Editorial Berenice. Traducción de Carmen Moreno Paz]

In the Land of Saints and Sinners: 2 carteles

 



En Aleteia: Perfect Days

 

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Piece by Piece: primer cartel

 


Drive-Away Dolls: nuevo cartel

 


Beetlejuice Beetlejuice: primer cartel