Hace 7 horas
domingo, junio 30, 2013
viernes, junio 28, 2013
Manual de la Venganza, de Pål D. Ekran
Éste es uno de los libros que leí hace meses y que aún estaban pendientes de mencionar en este blog. Lo compré de oferta en una especie de mercadillo que hizo la editorial en Madrid. Una de las advertencias iniciales del autor capta en seguida nuestra atención:
Algunas de las prácticas que se detallan en este libro son ilegales y la mayoría harán que tu víctima sufra de una forma u otra. Deberías considerar este texto como una fuente de diversión y no como un manual de cómo hacer estragos y meterte en líos.
Bien, pues yo me he divertido mucho porque el manual es una mina de ideas, algunas bastante originales y sorprendentes y algunas otras (las menos) un poco simplonas o más bien blanditas. Sea mediante internet, mediante el envío de paquetes postales con trampa, mediante engaños telefónicos o con venganzas ejecutadas cuerpo a cuerpo, se trata de una guía sabrosísima. Y dan ganas de poner en práctica unas cuantas, y joder a los enemigos como se merecen.
[La Fábrica Editorial. Traducción de Enrique Alda]
Algunas de las prácticas que se detallan en este libro son ilegales y la mayoría harán que tu víctima sufra de una forma u otra. Deberías considerar este texto como una fuente de diversión y no como un manual de cómo hacer estragos y meterte en líos.
Bien, pues yo me he divertido mucho porque el manual es una mina de ideas, algunas bastante originales y sorprendentes y algunas otras (las menos) un poco simplonas o más bien blanditas. Sea mediante internet, mediante el envío de paquetes postales con trampa, mediante engaños telefónicos o con venganzas ejecutadas cuerpo a cuerpo, se trata de una guía sabrosísima. Y dan ganas de poner en práctica unas cuantas, y joder a los enemigos como se merecen.
[La Fábrica Editorial. Traducción de Enrique Alda]
jueves, junio 27, 2013
El hombre de acero
Zack Snyder, bajo la supervisión de Christopher Nolan, devuelve su prestigio a la figura de Superman, caído en desgracia por culpa de aquel bluff titulado Superman Returns de Bryan Singer, que demostró que la revitalización de los superhéroes no debe pasar por la copia del original (y la peli de Singer era una copia sosa del filme de Richard Donner, el insuperable Superman de 1978).
Lo que han hecho Snyder y Nolan es alejarse de la propuesta de Donner, conscientes de la imposibilidad de igualarla. Para ello, optan por una banda sonora a años luz de la majestuosa partitura de John Williams. Optan por un relato postmoderno (fragmentario, plagado de flashbacks, con referencias y guiños a la cultura contemporánea e incluso incorporando una hecatombe urbana que refleja las ruinas y el polvo y la destrucción de los atentados del 11-S) en vez de la narrativa lineal y clásica de Donner. Optan por los villanos de Superman II (Zod y sus esbirros) en lugar de contar con Lex Luthor. Optan por centrarse en Kal-El y en la búsqueda de sus raíces, dejando al Clark Kent periodista y disfrazado de “ciudadano normal” para la secuela. Optan por peleas y destrucciones que, por desgracia, se inspiran demasiado en el clímax de Los Vengadores. Optan por un protagonista menos soso que Brandon Routh y con el mismo carisma (o parecido) que Christopher Reeve. Optan por la mitología de Krypton y por contarnos con todo lujo de detalles cuanto ocurrió allí.
El resultado es una película, en mi opinión, notable y espectacular, típica de verano, a la que reprocho el exceso de acción y algunas soluciones narrativas un poco vergonzosas (como la muerte de Jonathan Kent, por ejemplo), y que, sin alcanzar la gloria del magistral trabajo de Richard Donner, al menos resulta digna, muy polémica y bastante entretenida. No es poco en estos tiempos...
Lo que han hecho Snyder y Nolan es alejarse de la propuesta de Donner, conscientes de la imposibilidad de igualarla. Para ello, optan por una banda sonora a años luz de la majestuosa partitura de John Williams. Optan por un relato postmoderno (fragmentario, plagado de flashbacks, con referencias y guiños a la cultura contemporánea e incluso incorporando una hecatombe urbana que refleja las ruinas y el polvo y la destrucción de los atentados del 11-S) en vez de la narrativa lineal y clásica de Donner. Optan por los villanos de Superman II (Zod y sus esbirros) en lugar de contar con Lex Luthor. Optan por centrarse en Kal-El y en la búsqueda de sus raíces, dejando al Clark Kent periodista y disfrazado de “ciudadano normal” para la secuela. Optan por peleas y destrucciones que, por desgracia, se inspiran demasiado en el clímax de Los Vengadores. Optan por un protagonista menos soso que Brandon Routh y con el mismo carisma (o parecido) que Christopher Reeve. Optan por la mitología de Krypton y por contarnos con todo lujo de detalles cuanto ocurrió allí.
El resultado es una película, en mi opinión, notable y espectacular, típica de verano, a la que reprocho el exceso de acción y algunas soluciones narrativas un poco vergonzosas (como la muerte de Jonathan Kent, por ejemplo), y que, sin alcanzar la gloria del magistral trabajo de Richard Donner, al menos resulta digna, muy polémica y bastante entretenida. No es poco en estos tiempos...
Zonas húmedas, de Charlotte Roche
No hablo de los libros que no me gustan o no me entusiasman porque me parece una pérdida de tiempo (y es lo más valioso que tenemos: nuestro tiempo… como para encima desperdiciarlo). Sin embargo, hay aspectos que sí me gustaron de esta novela. La compré porque, en general, todo el mundo la ponía a parir. Y eso es lo que me atrajo: la condición de Roche como provocadora, políticamente incorrecta, guarrindonga y transgresora. En el hospital, mientras se recupera de una operación de fisura anal y hemorroides, la narradora cuenta sus relaciones con su propio cuerpo: la ingesta de sus propias mucosidades, sus experimentos sexuales, su necesidad de no ponerse límites, etc. Lo que yo he visto en el libro es un sentido del humor bastante cafre, con descripciones que bordean la repugnancia y un montón de perversiones que rozan la psicopatía. Pero en realidad no lo recomendaría (lo dejo a la elección de cada cual) porque, hacia la mitad (y creo que eso le ha pasado a un montón de lectores), el libro se va desinflando y al final cansa y deja de hacer gracia. No obstante, aplaudo el sentido del humor de la autora y sus ganas de provocar. Y pronto leeré su nueva novela: Furores íntimos.
[Anagrama. Traducción de Richard Gross]
[Anagrama. Traducción de Richard Gross]
miércoles, junio 26, 2013
Ánima esquiva, de Adriana Bañares
Reckon
Mírate. Míranos en esta foto. Mira cómo me miras, casi con tristeza, como si supieras lo lejos que me encontraba ya de ti. Mírate. Míranos. Tenías razón cuando dijiste que pasaron cuatro meses. Mírate. Me querías demasiado. Mírate. Piensas que estoy guapa aun llevando esos pelos. Culpándote de lo que está pasando, por quererme demasiado. Somos tan pequeños. Estamos pixelados. Me miras como si quisieras retroceder en el tiempo. Me miras sabiendo que no nos salvará ese concierto. Me miras sabiendo que vamos a terminar pronto, pero no siendo lo bastante valiente como para darlo tú por acabado. Mírate. Mírame. Estaba cansada. Cansada de no verte. De esperarte en la estación. Cansada de sentirme menos inteligente a tu lado. Cansada de quererte tanto. Mira el resto de la gente. Cómo sonríen. Cómo miran hacia el frente. Mírame. Cabizbaja. Mírate. Me miras. Míranos. Estamos ausentes. Dónde estamos.
Mírate. Míranos en esta foto. Mira cómo me miras, casi con tristeza, como si supieras lo lejos que me encontraba ya de ti. Mírate. Míranos. Tenías razón cuando dijiste que pasaron cuatro meses. Mírate. Me querías demasiado. Mírate. Piensas que estoy guapa aun llevando esos pelos. Culpándote de lo que está pasando, por quererme demasiado. Somos tan pequeños. Estamos pixelados. Me miras como si quisieras retroceder en el tiempo. Me miras sabiendo que no nos salvará ese concierto. Me miras sabiendo que vamos a terminar pronto, pero no siendo lo bastante valiente como para darlo tú por acabado. Mírate. Mírame. Estaba cansada. Cansada de no verte. De esperarte en la estación. Cansada de sentirme menos inteligente a tu lado. Cansada de quererte tanto. Mira el resto de la gente. Cómo sonríen. Cómo miran hacia el frente. Mírame. Cabizbaja. Mírate. Me miras. Míranos. Estamos ausentes. Dónde estamos.
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[Editorial Origami]
The Counselor: primer trailer
Recordemos que el reparto incluye a Michael Fassbender, Penélope Cruz, Cameron Diaz, Javier Bardem y Brad Pitt. Trailer: aquí.
lunes, junio 24, 2013
La materia oscura, de Florian Werner
He aquí uno de los libros más interesantes de la temporada, subtitulado Historia cultural de la mierda, que rechazarán los escrupulosos y los biempensantes, y que descubrí porque Luna Miguel lo recomendó en Twitter. La mierda es algo con lo que convivimos a diario, pero que sin embargo nos obstinamos en ocultar, en esconder, en no mencionar porque se ha convertido en uno de los grandes tabúes de nuestro tiempo. El autor logra ensamblar con habilidad la historia, el psicoanálisis, la filosofía, el arte, la biología y las referencias culturales (por ejemplo, menciona la escena de Vincent Vega en el wc de Pulp Fiction, un relato de David Foster Wallace y la película Slumdog Millonaire, entre otras) para configurar un ensayo que ilustra, entretiene e incluso hace sonreír. Abajo incluyo algunas de las frases que me han llamado la atención:
Desde la cuna hasta la sepultura, la mierda impregna nuestra concepción de la cultura, la sociedad, la salud, el decoro, el humor y la identidad.
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No obstante, por norma general, nos negamos a admitir el papel fundamental de los excrementos en nuestra vida. Casi ninguna otra materia se sustituye de manera tan natural como la que diariamente se origina en lo más profundo de nuestro interior. En realidad, apenas dos tercios de la población mundial cuenta con un retrete; y unos 2600 millones de personas en la tierra carecen de acceso a instalaciones sanitarias. Pero en la mayor parte de nuestro industrializado mundo occidental se hace desaparecer por completo la mierda de lo público. Hay que tener en cuenta que los habitantes de una ciudad del tamaño de Berlín producen al día una cantidad estimada de 800 toneladas de excrementos, por lo que resulta realmente sorprendente que sólo de vez en cuando nos tropecemos por las calles con alguna caca de perro. La mayoría de los excrementos desaparecen tan invisible e inodoramente en las tripas de la ciudad que parece que nunca hubieran existido.
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Nuestra concepción occidental de la civilización está, pues, vinculada de forma inseparable a la desintegración de la mierda, y su relativa visibilidad o invisibilidad es, por así decirlo, una escala para medir los niveles de desarrollo de un país.
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En la misma medida en que los verdaderos excrementos desaparecen de nuestra vida, podría decirse que aumenta la mierda producida por la industria y por los medios.
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La mierda es una condición básica de la vida, pero al mismo tiempo está considerada una sustancia sucia o incluso mortal.
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Las excreciones de personas sanas contienen un 75 por ciento de agua, y el resto está formado de componentes indigeribles o no digeridos aún de un alimento consumido dos o tres días antes. Sobre todo, fibra, partículas de almidón, grasa, así como fibras conjuntivas y musculares. Contienen asimismo células del estómago repelidas, residuos de las enzimas digestivas, mucosidad y microorganismos muertos. Igualmente, diversas materias químicas como la estercobilina, que le da su característico color marrón, así como el escatol y el indol, responsables decisivos de su olor.
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La creciente sensibilidad contra el olor de la mierda es en gran medida resultado del desarrollo del sujeto moderno.
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El asco, según Winfried Menninghaus, “concibe cualidades, nunca como simples circunstancias, sino siempre como algo que no debe ser, por lo menos no cerca del que juzga”. En otras palabras: quien siente algo como asqueroso, emite, o mejor, realiza con su cuerpo, instintiva y probablemente de forma inconsciente, un profundo juicio moral. Lo que provoca asco es malo, y no sólo en el sentido de “insoportable”, sino también en el de “moralmente malo”. Y también es probable que ésta sea la razón por la que los excrementos humanos son capaces de provocar un asco más intenso que el de los animales: quien consume mierda humana infringe no sólo el tabú de la coprofagia, sino que también comete, en cierto modo, un acto de canibalismo.
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Según Friedrich Nietzsche, algo parecido es válido también para los objetos más reales del deseo: “Cuando amamos a una mujer, es fácil acabar odiando a la naturaleza, al recordar cada uno de los elementos desagradables de la naturaleza a los que está expuesta toda mujer”, escribe el filósofo en su obra La gaya ciencia. “El ser humano bajo la piel es para todo aquel que ama una atrocidad, es lo impensable, un sacrilegio y una blasfemia de amor”.
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Por otra parte, las personas que trabajan con la creatividad, es decir, artistas, escritores, músicos y filósofos, no toman sus decisiones racionalmente, como es sabido, sino que siempre escuchan una vocecilla desde su interior. Confían en su gut feeling, en su “sentimiento intestinal”, como se dice en los países anglófonos, o actúan “desde las tripas” (es decir, por intuición): dejan a sus asociaciones seguir su curso libre y feliz, como a sus excreciones. Y si un suceso les “sienta como una patada en el estómago”, a menudo lo digieren expresándolo con palabras u obras mordaces. “Algunos médicos derivan del estómago todas las enfermedades”, sostenía el poeta alemán Jean Paul: “Aspiro a explicar por el mismo motivo y aún más fácilmente el origen de la mayoría de los escritos, y demostrar que en la producción de un libro la corriente nerviosa del cerebro trabaja menos que la insatisfecha bilis del estómago”.
[Tusquets Editores. Traducción de Aránzazu López Fernández]
Un día bueno
No somos más
que el tiempo que nos queda
caminando hacia el olvido
que seremos.
Es duro, pero es así.
El resto, literatura.
Lo mejor
es no pensarlo mucho:
seguir andando,
tomar cafés, enamorarse,
ver la lluvia…
Karmelo C. Iribarren, Las luces interiores
que el tiempo que nos queda
caminando hacia el olvido
que seremos.
Es duro, pero es así.
El resto, literatura.
Lo mejor
es no pensarlo mucho:
seguir andando,
tomar cafés, enamorarse,
ver la lluvia…
Karmelo C. Iribarren, Las luces interiores
viernes, junio 21, 2013
Para una autopsia de la vida cotidiana. Conversaciones, de J. G. Ballard
Este volumen, editado en Argentina, reúne cuatro largas conversaciones que mantuvo el maestro J. G. Ballard con periodistas y músicos (caso de Graeme Revell, que luego se dedicó a componer bandas sonoras para el cine). Leyendo este libro queda claro que Ballard era un profeta, alguien del estilo de Julio Verne pero aún más profundo: muchas de las cosas que escribió o que predijo o que contó a los periodistas acabaron cumpliéndose, y aquí se habla de algunas de ellas (Reagan elegido presidente, la obsesión doméstica por rodar en casa nuestros propios videos y difundirlos por ahí, la moda de vivir en los suburbios con un nivel alto…); y se habla de violencia, de tecnología, de ficción y retazos autobiográficos, de las que para mí sean quizá sus más grandes obras (Crash, Rascacielos, El imperio del sol, La exhibición de atrocidades)… El libro es obligatorio para todo fanático ballardiano, aunque la edición presenta una tara: no hay espacios entre las preguntas y las respuestas ni entre los bloques de las mismas, lo que a veces da una sensación de ahogo al lector. Abajo, varios extractos:
Sin duda, Burroughs es el escritor americano más grande desde la Segunda Guerra Mundial.
**
El futuro será como un suburbio en Düsseldorf, es decir: como en uno de esos barrios ultramodernos que tienen un BMW y un barco en cada unidad, el ideal de la clase media dirigente, con su mansión y su jardín. Suites inmaculadas –ni una colilla de cigarrillos en ninguna parte–, con una moderna escuela inmaculada y un inmaculado centro comercial; un paraíso del consumo, sin una hoja fuera de su sitio –incluso una hoja suelta a la deriva podría parecer que tiene demasiada libertad. Resulta algo muy extraño y escalofriante: en apariencia, todo el mundo aspira a vivir del mismo modo en todas partes: en un suburbio de Nairobi, de Kyoto o de Bangkok.
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Todo el mundo será capaz de hacerlo, todo el mundo vivirá adentro de un estudio de televisión. Eso es a lo que aspira el ámbito doméstico en estos días: la casa va a transformarse en un estudio de televisión. Todos vamos a ser protagonistas de nuestras propias series, y serán series muy extrañas, como el interior de nuestras cabezas. Eso es lo que va a ocurrir, estoy completamente seguro, y va a revolucionarlo todo.
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Pasado cierto tiempo, uno empieza a aplicar los principios de contabilidad analítica a la propia vida de un modo despiadado. ¿Es rentable (en términos imaginativos) recorrer todo el camino a Hampstead para asistir a una cena? ¿Realmente tengo ganas de sentarme a la mesa para tener una pequeña charla con la mujer de tal o cual escritor? No tengo ganas; sólo quisiera encontrarme con gente cuya compañía siento que me puede aportar algo valioso.
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A medida que uno envejece comienza a advertir que los amigos van quedando en el camino.
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Me refiero a que un novelista del siglo XIX no habría visto con buenos ojos el hecho de dejarse invadir por sus propios caprichos y obsesiones particulares en la composición de su tema ficcional. Por el contrario, el escritor contemporáneo está obligado a hacerlo, ya que eso es, después de todo, la razón de ser de su escritura. Y esa es su única clave: sus propias obsesiones y la inclinación particular de su propia naturaleza, aquello que le permite desbloquear el universo y descifrar todos los códigos que nos rodean.
**
Hay muy pocos realizadores originales y David Lynch es uno de ellos. Terciopelo azul es una película muy perturbadora, que deconstruye y desmantela la realidad ordinaria de un suburbio de clase media, para luego volver a ensamblarla en un orden totalmente extrañado. Incluso, las pequeñas estacas blancas alrededor de la típica casa de los suburbios aparecen, en ese orden, como elementos extraños –no de una manera evidente, pero hay algo muy perturbador en ellas.
**
¿Has visto Mad Max II? Es una película maravillosa, genuinamente apocalíptica.
[Caja Negra Editora. Traducción de Walter Cassara]
Profecía
“Hay una hora que convierte al polvo en tu compañero”
Paul Celan.
Hay una fecha exacta en el calendario
en que tu hogar quedará reducido a cenizas,
y nada habrá más que escoria en tus platos,
y nada habrá más que hollín sobre la colcha
que te cubre cada noche.
Habrás alcanzado la categoría de las cosas que se olvidan,
quedará el silencio finalmente,
los testigos serán ángeles en las paredes,
ratas bajo el asfalto,
moho,
lluvia ácida colándose en los salones,
huellas eliminadas.
Borra el misticismo de tu sonrisa,
tuerce el gesto ante el espejo,
asume los espacios crecientes,
reniega de la metafísica,
utiliza los sentidos y
prepara una orgía para ellos cada día.
Porque los perderás.
Sí.
Lo perderás todo.
No malgastes oraciones,
olvida la filosofía y la contemplación,
desángrate lo antes posible,
apura las copas de veneno,
desnúdate,
deja que el sol te abrase
-es una forma de caricia-
sufre, ama, ríe, llora,
cambia tu identidad por sensaciones,
pues nadie serás llegado el día
ya marcado en el calendario,
en que tu hogar
quedará
-no lo dudes-
reducido
completamente
a cenizas.
Álex Portero, La próxima tormenta (Inédito)
Paul Celan.
Hay una fecha exacta en el calendario
en que tu hogar quedará reducido a cenizas,
y nada habrá más que escoria en tus platos,
y nada habrá más que hollín sobre la colcha
que te cubre cada noche.
Habrás alcanzado la categoría de las cosas que se olvidan,
quedará el silencio finalmente,
los testigos serán ángeles en las paredes,
ratas bajo el asfalto,
moho,
lluvia ácida colándose en los salones,
huellas eliminadas.
Borra el misticismo de tu sonrisa,
tuerce el gesto ante el espejo,
asume los espacios crecientes,
reniega de la metafísica,
utiliza los sentidos y
prepara una orgía para ellos cada día.
Porque los perderás.
Sí.
Lo perderás todo.
No malgastes oraciones,
olvida la filosofía y la contemplación,
desángrate lo antes posible,
apura las copas de veneno,
desnúdate,
deja que el sol te abrase
-es una forma de caricia-
sufre, ama, ríe, llora,
cambia tu identidad por sensaciones,
pues nadie serás llegado el día
ya marcado en el calendario,
en que tu hogar
quedará
-no lo dudes-
reducido
completamente
a cenizas.
Álex Portero, La próxima tormenta (Inédito)
Trance
Me gustan las películas de Danny Boyle aunque aún me faltan dos o tres por ver (en su día no me interesaron o no las mantuvieron el tiempo suficiente en cartel). Me parece un director de filmes impactantes, que siempre sale por donde menos lo espera uno y cuya cumbre sigue siendo Trainspotting. Trance es una película a ratos deslumbrante y a ratos fallida. Tiene tantos altibajos que parece que el espectador está en una montaña rusa. Cuando empieza, nos fascina. Tras los créditos... se pregunta uno si el argumento y las situaciones poseen sentido... Luego van sucediéndose los giros de guión, van alternándose las sorpresas. En ciertos momentos uno piensa: "Lo que acaba de hacer Boyle es ridículo". Más tarde, en cambio, se dice: "Esta escena me ha dejado clavado". Y en ese plan. Lo que más me interesa del filme no son las habituales trampas, engaños y capas de argumento, sino cómo el director las filma y cómo las montan. De hecho, los momentos deslumbrantes suelen ser aquellos en los que uno o varios personajes están metidos en secuencias plagadas de tensión, con la música a todo trapo, con opciones que podrían ser erróneas por parte de esos personajes, con un ritmo trepidante que ya es marca de la casa. Boyle, insisto, consigue sorprendernos varias veces, lo que no es frecuente en el cine comercial. Aunque en general el trío de protagonistas está bien, para mí destaca James McAvoy. Y me dejó boquiabierto ese desnudo integral de Rosario Dawson, previo uso de la maquinilla eléctrica... Aunque sea irregular, hay que verla: Danny Boyle es un autor.
jueves, junio 20, 2013
Las luces interiores, de Karmelo C. Iribarren
LAS CIUDADES
Me gustan las ciudades, sus plazas,
sus calles, sus esquinas,
sentarme en la terraza de un bar
con un café delante
y dejar que pase el tiempo,
sin hacer nada, sin prisa,
observando esto y aquello,
y luego ir a alguna librería y revolver
un poco en los estantes,
y si hay río cruzar el puente
y repetir la misma operación al otro lado.
Me gusta estar solo entre la gente,
no ser nadie, no tener que ir a nigún sitio
pero poder ir a todos.
Me gusta la primera vez que me asomo
al espejo del baño del hotel,
ese momento de suspense,
recién llegado, cuando
no sabes si va a aparecer tu rostro
o el del último huésped, atrapado aún
en la memoria del azogue.
Me gustan los parques y los ríos
urbanos, pasear por ellos, a su lado,
especialmente en otoño.
Me gustan las ciudades, sí: andar.
mirar, vivir, enamorarme
de esa mujer del vestido rojo...
**
TODAVÍA
Todavía
a veces
se asoma
a tu mirada
aquella chica
en bicicleta
atravesando
la ciudad
hacia la playa…
**
VIVIR ES ESO
Estamos tan cerca
uno del otro
que me veo reflejado en sus pupilas.
Pero dura poco.
Ya está sentada en el autobús.
Ya se aleja.
La vida hace que estas cosas
sean escasas
a propósito.
Para que nos levantemos
cada mañana
a buscar más.
[Editorial Renacimiento]
Un extracto mínimo de Lago de Como
EL JUEZ: ¿Quién le ha nombrado a usted poeta? ¿Quién le ha puesto en el rango de poeta?
BRODSKY: Nadie. ¿Quién me ha puesto en el rango de hombre?
[Se refiere al poeta y escritor Joseph Brodsky]
Srdjan Valjarević, Lago de Como
miércoles, junio 19, 2013
Mi vida sin Julio Verne, de Sonia Fides
y yo siempre su muerte.
**
A José Ángel Barrueco, sin ninguna razón
y con todas las razones.
Invierno,
el viento empuja por las calles
lo que queda de cada hombre.
De nada sirve protestar,
ni izar el cuello de nuestro abrigo
como si fuera la bandera de un ejército
que viene de ganar una batalla.
El frío es un astuto animal invertebrado,
el cartógrafo que tarde o temprano
adivina lo invisible.
**
Mi infancia no se sostuvo,
como hubiese sido lógico,
sobre los rígidos cuerpos de las muñecas.
Mi infancia se sostuvo sobre los movimientos
más miserables que puede efectuar un hombre
contra una mujer.
Sin embargo hoy he querido recorrer
aquellos tramos del camino
que me dejé olvidados en la infancia.
Los he imaginado llenos de paz
siendo la hija de otro padre.
Ha sido más fácil de lo que imaginaba
destrozar mi memoria
mientras hinchaba los pulmones para apagar
las cuarenta y tres velas de mi tarta de cumpleaños.
[Ediciones con carrito]
Anchorman 2: primer cartel
Aunque por lo general no soporto a Will Ferrell (salvo en sus papeles secundarios, caso de Starsky & Hutch o De boda en boda), he de reconocer que en Anchorman (El reportero) se salía; sobre todo por el plantel de actores cómicos que lo secundaban. Por eso no me perderé la secuela, de la que acaban de difundir este primer cartel.
martes, junio 18, 2013
Crematorio, de Rafael Chirbes
Es el verano. La mesa está puesta. Nadie puede recordar eso. Sólo yo. Y cuando yo no lo recuerde, habrá dejado de existir. Silvia conoce el jardín, la balsa, tendrá otros recuerdos, recuerdos parecidos (las infancias se parecen), pero no este recuerdo, no esa decoración vegetal, esas palabras dichas ese día, en ese lugar, el fondo asmático de la respiración del aire entre los árboles, el fragor de la copa del viejo eucaliptus formando un rugoso telón sonoro. Lo pienso, y me parece un despilfarro: haber vivido y luego dejar de vivir. Haber grabado todo eso en algún lugar y luego cubrirlo para siempre.
**
El mal, cuando ve el miedo, empieza a relamerse, a pasarse la lengua por los labios, a chupetear. Si no hay miedo, si no lo temes, el mal se aburre.
**
El único animal que ríe y sufre es el ser humano, el único que gime mirando hacia el futuro, nadie más, ni mineral, ni planta, ni animal, el miedo es la visión del futuro y nadie más piensa en el futuro, sólo el hombre, calcular su futuro, el animal no calcula el futuro, y el futuro, el miedo al futuro, es la raíz de todo sufrimiento.
**
Si encuentras la tristeza dentro de ti, cualquiera puede hacerte daño.
**
Los hijos creen que conocen a sus padres; pero, cuando crecen, sus padres ya llevan media vida vivida.
**
Así es la vida. Uno acumula saber como las urracas, oye miles de discos, lee libro tras libro, ve cientos de programas de televisión, hojea millones de revistas a lo largo de la vida, piensa, se informa, y luego se muere, y seguramente, si le queda un hilo de lucidez, piensa también en todo el tiempo que ha perdido. Y en que seguramente ese tiempo perdido es lo que ha ganado.
**
El mal, cuando ve el miedo, empieza a relamerse, a pasarse la lengua por los labios, a chupetear. Si no hay miedo, si no lo temes, el mal se aburre.
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El único animal que ríe y sufre es el ser humano, el único que gime mirando hacia el futuro, nadie más, ni mineral, ni planta, ni animal, el miedo es la visión del futuro y nadie más piensa en el futuro, sólo el hombre, calcular su futuro, el animal no calcula el futuro, y el futuro, el miedo al futuro, es la raíz de todo sufrimiento.
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Si encuentras la tristeza dentro de ti, cualquiera puede hacerte daño.
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Los hijos creen que conocen a sus padres; pero, cuando crecen, sus padres ya llevan media vida vivida.
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Así es la vida. Uno acumula saber como las urracas, oye miles de discos, lee libro tras libro, ve cientos de programas de televisión, hojea millones de revistas a lo largo de la vida, piensa, se informa, y luego se muere, y seguramente, si le queda un hilo de lucidez, piensa también en todo el tiempo que ha perdido. Y en que seguramente ese tiempo perdido es lo que ha ganado.
[Editorial Anagrama]
Nosotros
Nosotros.
Los que nunca
se rinden.
Los que a veces flacos bajo la lluvia,
los que siempre
trafican con poesía.
La disidencia,
los márgenes de la vida.
Roberto R. Antúnez, La habitación trashumante
Los que nunca
se rinden.
Los que a veces flacos bajo la lluvia,
los que siempre
trafican con poesía.
La disidencia,
los márgenes de la vida.
Roberto R. Antúnez, La habitación trashumante
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