martes, febrero 23, 2021

Ya a la venta: Miniaturas

 

 

Mi nuevo libro. Editorial Los Papeles de Brighton. Copio de su web:

En Miniaturas, José Ángel Barrueco recoge a modo de dietario las anotaciones de su blog Escrito en el viento entre 2007 y 2011. Se trata de 194 textos breves que hacen referencia a la vida del autor, a sus lecturas y a sus reflexiones.

Sólo en papel y, de momento, venta on line. Más: aquí y aquí.


Aquí se puede leer la introducción (gratitud a mis compadres de Hankover).

Trailer de Sin (Il peccato)

 

Aquí

 



Próximamente: Lejos del bosque

 

 

De Chris Offutt. En Sajalín Editores.

Cartel de Love and Monsters

 


La cronología del agua, de Lidia Yuknavitch

 

 

Pensé en empezar este libro con mi infancia, el comienzo de mi vida. Pero no es así como lo recuerdo. Los recuerdos me vienen en forma de destellos. Desordenados. La vida se sucede sin ningún tipo de orden. Los acontecimientos no tienen la relación causa-efecto que nos gustaría. Todo es un conjunto de fragmentos, repeticiones y patrones. Esto es lo que tienen en común el lenguaje y el agua.

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El chico era guapísimo. Lo comento porque las mujeres viven esperando en secreto que su vida se convierta en una película. Actuamos como si los hombres fueran las únicas personas superficiales que anhelan un desfile infinito de bellezones, pero lo cierto es que, cuando un chico malo, guapo, carismático y narcisista realmente nos desea y nos elige, nos deshacemos. De repente sentimos que por fin estamos en esa película y no en la vida real. Justo lo que siempre quisimos: ser las elegidas del hombre más guapo de la sala. Rhett Butler. Aunque, por supuesto, somos más inteligentes, más maduras y más cabales que todo eso… o eso damos a entender.

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Nos invitaron a los dos porque nuestra forma de escribir era, bueno, rara. Por lo que a mí respecta, aún no he encontrado una palabra que lo defina bien. “Experimental” suena ridículo e “innovador” suena extrañamente altivo. No sé cuál será la palabra que define el acto de coger todo lo que has aprendido sobre crear personajes, tramas y argumentos y hacerlo volar por los aires, como cuando de pequeña metía petardos en la cabeza de las Barbies; pero eso es lo que hacemos. No sé cómo se definirá el hecho de estar más enamorado de las palabras que de las convenciones y normas sobre ellas, pero lo estábamos.

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Como ves, es importante entender que la gente malparada no siempre sabe decir que sí o elegir la mejor opción, ni siquiera teniéndola delante de los ojos. Es nuestra cruz. Sentir vergüenza por sentir cosas buenas. Sentir vergüenza por no creernos merecedores de estar bajo el mismo techo y en las mismas condiciones que la gente a la que admiramos. Con una letra escarlata enorme en el pecho.

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Puedes hacer que tu familia sea como tú quieras. Puedes querer a los hombres sin odiarlos. Hay mil formas de quererlos.

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Pero narrar nuestros recuerdos, contárselos a otras personas, es algo distinto. Cuanto más evocas un recuerdo, más lo modificas. Cambia con cada nueva verbalización. Cuanto más describes un recuerdo, más probable es que adaptes la historia a tu vida, poniendo un punto final al pasado, creando una ficción soportable. Eso es lo que hacen los escritores. En cuanto abres la boca, te alejas de la verdad de las cosas. Eso es lo que dice la neurociencia.


[Carmot Press. Traducción de Rocío Gómez de los Riscos]

Próximamente: Vacas

 

 

De Ronald Sukenick. En Malas Tierras & Underwood Editorial.

Cartel de The Killing of Two Lovers

 


Army of the Dead: primer cartel

 


Próximamente: Una simple carta de amor

 

 

De Yann Moix. En Underwood Editorial.

Trailer de Cruella

 


Aquí

Blithe Spirit: 2º cartel

 


miércoles, febrero 17, 2021

Ya a la venta: Cuentos pendientes. Cuarenta y tres voces del cuento castellano y leonés del siglo XXI

 

Colaboro en esta antología con el relato titulado "La enfermedad". Gracias a José Ignacio García y a Castilla Ediciones por hacer posible el proyecto. Estos días ya se empieza a distribuir por toda España. Copio y pego de la web de la editorial:

Selección y Prólogo: José Ignacio García

De la mano de José Ignacio García se han reunido en esta fiesta de las letras cuarenta y tres autores fundamentales de cuentos, que han sacado del ropero sus mejores galas para que los lectores puedan disfrutar de un prodigioso abanico de cuentos que forman parte ya de la historia de la narrativa española contemporánea, luciendo la denominación de origen de Castilla y de León.

Esta recopilación pretende convertirse en una obra de referencia para estudiosos y amantes del género.

El cuento castellano y leonés goza de una salud extraordinaria. En las dos primeras décadas del siglo XXI han sido muy numerosas las voces que han elegido este género como modo de expresión literaria, siguiendo la estela de los grandes maestros que procuraron páginas memorables a la narrativa breve que se escribió en la centuria anterior.

De entre todas esas voces, y para conmemorar el cuarenta aniversario de la fundación de Castilla Ediciones, de la mano de José Ignacio García se han reunido en esta fiesta de las letras cuarenta y tres autores fundamentales, que han sacado del ropero sus mejores galas para que los lectores puedan disfrutar de un prodigioso abanico de cuentos que forman parte ya de la historia de la narrativa española contemporánea, luciendo la denominación de origen de Castilla y de León.

Esta apasionante recopilación servirá para acercar a esos lectores a los autores, a sus vidas y a una muestra de su obra que manifiesta de forma magistral el estilo y la forma de narrar de cada uno.

CUENTOS PENDIENTES, cuarenta y tres voces del cuento castellano y leonés del siglo XXI, surge, por tanto, con la intención de convertirse en un libro de referencia, para hacer justicia y campear en esa tierra de nadie que la narrativa breve castellana y leonesa actual no había ocupado todavía en las antologías del nuevo milenio.

Autores de esta antología:

Elena Santiago (in memoriam)
Ignacio Sanz
José Antonio Abella
Gregorio Fernández Castañón
Avelino Fierro
Braulio LLamero
Luis Marigómez
Tomás Sánchez Santiago
Adolfo García Ortega
Santiago Redondo Vega
Yolanda Izard Anaya
Luis García Jambrina
Gonzalo Calcedo
Tomás Val
Fermín López Costero
Vicente Álvarez
Roberto Lumbreras
Pedro Ojeda Escudero
Miguel Paz Cabanas
Pablo Andrés Escapa
José Ignacio García
Vicente Muñoz Álvarez
Rubén Abella
Charo Alonso
Ángel Vallecillo
Marta Muñiz Rueda
José Ángel Barrueco
Fernando Conde
Óscar Esquivias
Mar Sancho
Alberto R. Torices
Alejandro Cuevas
Luis Artigue
Manu Espada
Asier Aparicio Fernández
J. M. Barbot
Rodrigo Martín Noriega
Emilio Gancedo
Daniel Monedero
Susana Barragués Sainz
Mario Crespo
Noemí Sabugal
Ignacio Abad
Ana Flecha Marco

 



Ausencia del héroe. Relatos y ensayos inéditos (1946-1992), de Charles Bukowski

 

 

Éste es uno de los pocos libros que, de Bukowski, me faltaban por leer (ahora, creo, ya sólo me quedan los 2 últimos de Anagrama). Es habitual que las obras publicadas tras la muerte del autor, esos volúmenes que recopilan restos, inéditos y textos dispersos, sean flojas o no aporten nada. No es el caso de Ausencia del héroe (y tampoco lo era el caso del anterior, Fragmentos de un cuaderno manchado de vino): se trata de ensayos, de reseñas, de columnas y de relatos que ya habían sido publicados, en su mayoría, en revistas, pero no recogidos en libros. En muchos de ellos el propio Bukowski dilapida algunas de sus leyendas, destruye los tópicos a los que le han asociado, incluso tiene palabras favorables para algunos de los beats. El resultado es un libro esencial para el fan de C. B. Pero también podría ser un acercamiento para quienes no lo conocen o huyen del personaje: descubrirán aquí la fluidez, la inventiva, el humor, la poesía… y, sobre todo, su habilidad para hacer creíbles las historias más disparatadas, que él mismo, en uno de los textos de esta compilación, reconoce que son ficciones. Os dejo aquí bastantes fragmentos, pero no os lo perdáis:

-Has ido a la universidad, ¿a que sí?
-Sí, pero la universidad no hace inteligente a un hombre. Sólo puede instruirlo.
-¿Escribes cuentos y poesía y demás?
-Bueno, sí.
-¿Te han publicado algo?
-Todavía no, Helen. Sigo en pleno desarrollo, ¿sabes?
-¿Desarrollo?
-Sí. Un escritor tiene que pasar por un periodo de desarrollo.
-¿Te refieres a que tiene que derribar aviones o algo así antes?
-No exactamente. Pero desde luego eso va muy bien.


[Del texto “80 aviones no te dejan fuera de toda sospecha”]

**

La buena escritura, sin pura tregua, no es más que intentar abrirse paso a través de un muro de acero, maldita sea, y sencillamente no lo vamos a conseguir. Pero cuando veo a los que se desvanecen, los que se rinden, los que se venden, los granujas cobardes de nuestra era venga a lamer culos, es bueno ver al viejo cabezota, el profesional, Jersey Joe, vagabundeando aún por las cunetas europeas, perdiéndose los campeonatos de esquí, los Juegos Olímpicos, las pavas ricachonas con cabeza de globo y las tetas caídas, y todavía dale que te pego.

[Del texto “El viejo profesional”]

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Me acosté: me gustan las camas, creo que la cama es el invento más grande del hombre, la mayoría nacemos ahí, morimos ahí, follamos ahí, nos la machacamos ahí, soñamos ahí…

[Del texto “Bukowski sobre Bukowski”]

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Es difícil de explicar, y amor es una mala palabra, pero supongo que en el sentido de la expresión, estábamos enamorados. No me cabe la menor duda de que no se puede conocer de veras a una mujer hasta que no te has acostado con ella, o ella contigo. Y cuanto más os acostáis, mejor os conocéis. Y si el asunto sigue funcionando, eso es amor. Y si deja de funcionar, entonces es lo que tiene la mayoría de la gente. No digo que el sexo sea amor; también puede ser odio. Pero cuando el sexo es bueno, entran en juego otras cosas: el color de un vestido, la peca en un brazo, afectos y distanciamientos diversos; recuerdos, la risa que conlleva, y el dolor.

[Del texto “Ruido y pasión”]

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Yo no aconsejaría a nadie que se haga escritor, a menos que escribir sea lo único que te impide perder la cordura. Entonces, tal vez merezca la pena.

[Del texto “La casa de los horrores”]

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-¿Leíste mis relatos? ¿Te gustaron mis relatos?
-Eran sobre cómo ibas de cama en cama con esas mujeres.
-Escribo ficción, tía.
-A mí me parecieron reales.
-Ahí estriba mi talento.


[Del texto “Henry Miller vive en Pacific Palisades y yo vivo en un barrio de mala muerte, escribiendo todavía sobre sexo”]

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-Los tipos que estáis todo el día vagueando tenéis energía de sobra –me dijo.
-Sí –coincidí–, pero la vida del escritor es difícil. Una vez te acostumbras a escribir, ya no sirves para nada más. Todo tiene que girar en torno a eso y si no lo consigues, estás muerto.


[Del texto “La mujer de Vern”]

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Sentarse con una botella ante la máquina de escribir no es la manera más fácil de atravesar el horror. Soñé durante toda la vida con ser escritor y ahora los demonios me tienen acorralado. Escribir agudiza los sentimientos hasta tal punto que estamos a merced de todos los acontecimientos. Una brizna de hierba se convierte en una espada; una aventura amorosa nos desgarra las tripas. Con las pocas personas que conozco, finjo ser el tipo duro pero no engaño a nadie. Una de mis virtudes (según el tópico) es mi capacidad para echar unas risas de vez en cuando. Sin eso, seguir adelante podría resultar imposible. Un hombre corriente mete sus 8 horas, regresa a casa hecho polvo y satisfecho. En el caso del escritor no hay nunca satisfacción; siempre está el siguiente trabajo por hacer. Nuestras propias palabras nos afilan.

[Del texto “Escritos de un viejo indecente (Abril de 1972)”]

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Los escritores somos mala gente. Las mujeres se han portado bien con nosotros… Yo diría que casi siempre, detrás de cada buen escritor, había una mujer buena que te cagas. Quítale el amor y la mitad de la obra de un artista se va al carajo…

[Del texto “Escritos de un viejo indecente (Abril de 1972)”]

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Luego llegó el amor y me mudé a una casa con aquella mujer. Se portaba bien conmigo y el asunto funcionó, me caían bien sus dos hijos; había espacio y sombra, un perro loco y un jardín trasero amplio, un jardín trasero en plan jungla con bambú, ardillas y nogales, rosales silvestres, higueras, plantas exuberantes. Allí escribí bien: abundantes poemas de amor y relatos de amor; no había escrito muchos de ésos. Paseaba y era como si llevara el sol en mi interior; por fin estaba caldeado, y las cosas parecían divertidas, alegres, sencillas; no me sentía culpable por mis sentimientos. Sin embargo, aquello acabó por torcerse tal como suelen torcerse esas cosas. Uno o ambos empezamos a acumular resentimientos; las cosas que antes parecían maravillosas ya no lo parecen. Cada uno culpa al otro: eres …, tú has hecho eso, tú has dicho aquello, no deberías haberte comportado así,

[Del texto “Escritos de un viejo indecente (Junio de 1974)”]

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-Robbie, cosas así pasan en todas partes, es lo más normal.
-Es posible, pero nos hizo trizas.
-Te hace falta echar un trago.
-No soy como tú. Beber no resuelve mi dolor.
-No, no lo resuelve, sencillamente lo manda a una estratosfera distinta.
-Voy a hacerle frente.
-Buena suerte.


[Del texto “El este de Hollywood: el nuevo París”]

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A quienes mejor se les da la poesía es a aquellos que tienen que escribirla y seguirán escribiéndola sea cual sea el resultado. Pues si no la escriben, ocurrirá alguna otra cosa: asesinato, suicidio, locura, Dios sabe qué. El acto de escribir la Palabra es el acto del milagro, la salvación, la suerte, la música, el seguir adelante. Despeja el espacio, define la bazofia, te salva el cuello y de paso le salva el cuello a algún otro. Si de alguna manera se deriva de todo ello la fama, no hay que hacerle ningún caso, hay que seguir escribiendo como si el siguiente verso fuera el primero.

[Del texto “Fingirse poeta y serlo”]


[Anagrama. Traducción de Eduardo Iriarte]

Boss Level: 2 carteles

 



Joan Margarit (1938 - 2021​)

 


Cartel de The Columnist

 


Cruella: primer cartel

 


Jean-Claude Carrière (1931 - 2021)​

 


jueves, febrero 11, 2021

Por qué haría yo, de Mary Robison

 

 

De Mary Robison, si no me equivoco, en España sólo se habían publicado los 30 cuentos contenidos en Dime (en Alba Editorial), que no he leído. Por qué haría yo es la novela estructurada en fragmentos que publicó en 2001 y que, por misteriosas razones que se me escapan, aún no se había traducido en España. Esto ya lo he dicho mil veces: me sorprende que, en una época tan marcada por las reivindicaciones de las autoras, alguien con un libro tan rompedor y admirable como Mary Robison (de total actualidad, aunque la obra en cuestión tenga ya 20 años) permaneciera poco menos que en el olvido. Pero en la editorial Malas Tierras están muy atentos a todos esos textos que aquí están al margen o que eran inéditos, los de esos escritores que, si alcanzan un éxito notable en este país, serán “arrebatados” por las grandes editoriales.

Por qué haría yo, como apuntaba antes, es una novela estructurada en fragmentos, pequeñas píldoras muy narrativas y a la vez muy cinematográficas, que funcionan como impactos propios de una película de los Coen. La narradora es una mujer que arrastra varios fracasos y varios cansancios: sufre de déficit de atención, a menudo discute consigo misma, se ha divorciado varias veces, tiene una hija con problemas (está en tratamiento con metadona) y un hijo con problemas (traumatizado y jodido por la violación a que lo sometió un tipo), su gata se ha perdido por el barrio, se ha echado un novio nuevo que apenas cuenta con un vocabulario decente y, por si fuera poco, trabaja como revisora de guiones y siempre está rebelándose contra sus superiores.

Robison trata estos fracasos y trastornos con un humor corrosivo, como si el mundo estuviera aún más desequilibrado que la narradora y ésta lo mirase todo con el asombro y la fascinación de quien está contemplando un circo. A las coordenadas habituales del paisaje norteamericano tan propio del cine y de la literatura (moteles, carreteras, bares, restaurantes, centros comerciales…), los lugares y no lugares por donde el personaje merodea, les aplica esa mirada con un punto de locura y de extravagancia que, como digo, la asemejan un poco al cine de Joel y Ethan Coen o incluso a veces al de Alexander Payne.

La protagonista va dando bandazos entre las disputas con sus superiores, los debates domésticos con su vecina y su mejor amigo, el consumo de pastillas, sus derivas con el coche, sus observaciones descacharrantes… Y, así, entre fragmento y fragmento, uno se va enamorando del libro, como sin duda les sucedió a quienes lo premiaron tras publicarse y a todos esos jefazos de la literatura que veneran a Mary Robison (y cito: Richard Ford, Barry Hannah, John Barth, Richard Yates…). Porque no hay duda: escribió una novela muy seductora, un cóctel de escrutinios cómicos, personajes extravagantes y cierto hartazgo de una sociedad que a menudo nos convierte en el antihéroe de Un día de furia.  

Los fragmentos a veces van numerados y, a veces, en lugar de un número llevan un título. Aquí, unas muestras, con espléndida traducción de Ce Santiago:

Simples máquinas

A mis exmaridos les recordaría:
-Seguimos a la espera de vuestros mejores deseos o de alguna postal que muestre preocupación, de vuestro derroche y de que nos ofrezcáis ayuda. Vosotros, que alguna que otra relación guardáis con mi hijo.

**

213

Rebusco en mi bolso, extraigo algo, lo uso y lo vuelvo a meter. Puede que más adelante necesite otra cosa.
Esto es mi vida, de lo que está hecha de verdad mi vida.

**

218

No es nada, pero mientras tomo mis notas para mañana relleno una página entera y no paso a una nueva. Me limito a apretar fuerte con el boli y a escribir encima de lo que ya había escrito.
Voy a mandar esa puta tele a la carretera de una patada.

**

272

Me gustaría preguntar a todos mis maridos, por si acaso tengo que rellenar alguna vez un formulario:
-¿A
qué os dedicabais?

**

Estamos en guerra silenciosa

Digo:
-Estaría contenta con la habitación si tuviera una mopa.
-No –digo con un suspiro–, eso no es verdad. La cosa no acabaría ahí.

**

383
 
No voy a ninguna parte, he salido sin más a ver cómo se va a alguna parte, cómo se cruza el barrio, y soy incapaz de imaginar en qué piensa la gente. Ni soy un poli ni, por ahora, alguien a quien se le ha perdido una mascota, y aun así aquí estoy.

**

Te conozco, conozco tu corazón

-Bueno –digo–, y ahora qué.
-Aaah, sabes perfectamente el qué. Vas a ordenar las facturas de desplazamiento y a llevárselas a tu gestora.
Mi niña interior, mi
alter ego, pregunta:
-¿Podemos hacer otra cosa, como una fiesta o ir a los coches de choque?
-Pues no, no podemos –digo–. Porque ni tolero ni tengo paciencia para esas historias, para cosas que son, la verdad, de niños. Ni siquiera para un juego tan intenso como Serpientes y escaleras tengo paciencia. Y la tele está justo al límite.
-Entonces supongo que no queda otra que
trabajar.
-Supones bien –digo.



[Malas Tierras. Traducción de Ce Santiago]     

Jumbo: 2 carteles

 



Próximamente: Letra torcida, letra torcida

 


De Tom Franklin. En Dirty Works.

Cartel de Test Pattern

 


Nomadland: otros 2 carteles

 



lunes, febrero 08, 2021

Ya a la venta: Solaris: Eyes Wide Shut

 

 

Colaboro en este número. Copio y pego de la ficha de Trama Editorial:

Solaris Núm 3: Eyes Wide Shut

¿Hasta dónde alcanzan los enigmas y secretos que a menudo se atribuyen a Eyes Wide Shut, la película póstuma de Stanley Kubrick? ¿Qué tremendas inquietudes invadieron su corazón tras leer el relato de Traumnovelle, de Arthur Schnitzler, que no solo le hicieron desear llevar la historia a la pantalla, sino además ser el único en hacerlo? Una obsesión de más de 40 años, para un film en cuyos pliegues y derivas se cifra su visión más íntima sobre la pareja, la fidelidad, el secreto conyugal, el deseo femenino y para cuya concepción hicieron falta las palabras, los días y hasta las confidencias de su auténtico matrimonio con Christiane Kubrick.

Con un imaginario tan reconocible como inolvidable, de azules y naranjas al límite de su intensidad y llenos de sentido, Eyes Wide Shut lleva más de 20 años fascinando a investigadores y analistas, en cuyas imágenes advierten desde la escondida presencia de signos y detalles que extienden y trastocan su significado más inmediato, hasta escenografías alegóricas y lecturas alternativas al borde de lo esotérico que para algunos han hecho de Kubrick el Gran Maestre de la Conspiración. Llegue o no tan lejos la promesa, y desde la perspectiva de su evolución en el tiempo, Eyes Wide Shut sigue aportando los materiales y texturas con las que reformular y cuestionar el íntimo equilibrio del amor conyugal.

Se despliega en estas páginas el pensamiento de ensayistas de múltiples disciplinas, analistas fílmicos y textuales, psicoanalistas, cineastas, compositores de música de cine y pensadores de renombre, para escudriñar y esclarecer el alcance y los enigmas del último film de Stanley Kubrick.

Dirección y Coordinación: Marta Villarreal y Ricardo Sánchez Ramos.

Índice de Contenidos

• Prólogo
Mireia Iniesta

• Fantasía, sueño y vigilia: las máscaras de la consciencia en Eyes Wide Shut
Raúl Álvarez

• Donde muere el arco iris. El lugar del goce más allá de la mirada
Vanessa Brasil

• Ojos cerrados de par en par: Eyes Wide Shut, paranoia y posverdad
Diego Salgado

• La mirada de Alice atraviesa el espejo
Irene de Lucas

• Sobre amor y creación
Santiago García Espejo

• Ciertas confesiones al margen de una máscara
Aarón Rodríguez Serrano

• Michael Herr y Frederic Raphael: la mirada del guionista
José Ángel Barrueco

• La clave azul
Carlos Atanes

• De la palabra a la imagen: Relato soñado (Traumnovelle) versus Eyes Wide Shut… o viceversa
Carlos Tejeda

• Contraste, permanencia y variación. Eyes Wide Shut: una forma sonata audiovisual
Carla F. Benedicto

Eyes Wide Shut. “Se ve, pero no se toca”
Raquel del Amo

• ¿Quieres que te diga que eres el hombre de mi vida? Los ángulos de la ley en Eyes Wide Shut
Ricardo Sánchez Ramos

Eyes Wide Shut revisited (y que Stanley me perdone)
Gustavo Dessal

Cartel de HEMINGWAY

 


El coloso de Marusi, de Henry Miller

 

 

Muchas veces, al escribir, he mirado por encima de mi propio hombro desde más allá de la tumba, más atento a las reacciones de los que habían de venir que a las de mis contemporáneos. Una gran parte de mi vida ha correspondido, en cierto modo, al futuro. Respecto de todo lo que me interesa vitalmente, soy en realidad un hombre muerto, vivo sólo para unos pocos que, como yo, no podían esperar a que el mundo recuperara el terreno perdido. No lo digo por orgullo o vanidad, sino con humildad no desprovista de tristeza.

**

Una cosa es segura, pensé para mis adentros: en nuestra vida no se remediará el caos y la confusión que está creando esta guerra. No se podrá reanudar todo donde lo habíamos dejado. El mundo que conocimos ha muerto para siempre. La próxima vez que nos encontremos, será sobre las cenizas de todo lo que en tiempos apreciábamos.


[Edhasa. Traducción de Carlos Manzano]

Cartel de Pixie

 


Christopher Plummer (1929 - 2021)​

 


Cartel de The Affair

 


jueves, febrero 04, 2021

El fondo del cubo, de David Refoyo

 

 

POESÍA

Alguien en mitad de un prado un día de tormenta
el metálico sabor del ozono la lluvia helada
el riesgo de morir electrocutados

así veía la poesía
transformar lo cotidiano en un acontecimiento

qué equivocado estuve
padre
......debí fijarme en ti mucho antes
debí conformarme con ser tan solo el
hijo.

**

FLORES DE MAYO

Sin playa bajo los adoquines
solo un parking concesionado a la empresa
que nos empujó hacia el borde

las viejas preguntas no nos convierten en seres antiguos
......en seres peores

ellos corrían delante de los grises yo trabajaba
trabajaba para alimentar a diez hermanos

no percibo heroísmo en las palabras de mi padre
graves y rigurosas como la lectura del Génesis

vengo del otro lado del río del extrarradio
las familias se sentaban a la puerta
las banderas no ofrecían cobijo

el discreto desencanto del lumpen.

**

LUNAS

El cliente siempre tiene la razón
......
di sí hijo
un sí de esos como el de los evasores fiscales


el pan no entiende de disputas
estudia hijo o tendrás que dedicarte a esto
a esto como un desdén innombrable

la angustia tiznada de un barrio gremial
el silencioso lenguaje de los oprimidos

por qué llamarán
lunas a los amplios cristales
su único campo magnético la resistencia.


[Visor Libros]

Cicely Tyson (1924 - 2021)

 


Cartel de The Courier

 


Hal Holbrook (1925 - 2021)​

 


Judas and the Black Messiah: 2 carteles

 



Cloris Leachman (1926 - 2021)

 


Cartel de Coming 2 America

 


Cartel de Safer at Home