Nadie me conoce.
Ni mi psiquiatra.
Ni la alcachofa de la ducha.
Ni mi taza de café.
Ni mis pestañas.
Nadie sabe nada de mí.
Nadie me ha descubierto todavía.
Ni mis sujetadores.
Ni mis bragas.
Ni mi pinza de depilar.
Nadie se asoma a mis zonas estrechas.
Nadie sabe encontrarlas.
Nada me araña.
Ni mi cepillo de dientes.
Ni los chicles.
Ni los vasos de leche desnatada.
Nada entra en mi cuerpo.
Todo lo cruza.
Todo pasa de largo.
Como el viento en las casas con dos puertas.
Nadie se lleva nada.
Nadie.
Inma Luna, 23 Pandoras. Poesía alternativa española
Hace 12 horas