Tras el tropiezo comercial y artístico de Barridos por la marea, el británico Guy Ritchie volvió al género que mejor conoce: películas de tipos duros, diálogos afilados y tiroteos con humor, intentando recuperar la gloria alcanzada con Lock & Stock y Snatch. El protagonista vuelve a ser Jason Statham, a quien secundan Ray Liotta y André Benjamin, y la trama gira alrededor de la mafia y el juego. Statham es un actor que me gusta, aunque empiezan a encasillarlo en papeles como los de The Transporter y Crank. Sólo Ritchie ha sido capaz de demostrarnos que vale mucho más: así lo prueba su personaje de El Turco en Snatch.
Revólver es sólo recomendable hasta cierto punto. Durante más de la mitad de la película nos lo pasamos en grande, viendo a un Statham muy alejado de su imagen de tío duro, a un Liotta ligeramente pasado de rosca y a un asesino miope, tímido y alopécico, que se convierte en la sorpresa del filme (el actor que lo interpreta se llama Mark Strong). Situaciones al límite, un toque de violencia y un guión que uno no acaba de entender del todo, pero que funciona... Hasta la última media hora: entonces Ritchie juega a despistar al espectador, a creerse David Lynch sin serlo y, cuando aparecen los créditos finales, tiene uno la sensación de que no ha entendido una coma. Si alguien la ve, que me la explique.