lunes, noviembre 05, 2012

Para asistir a un velatorio



Debes dejar tus palabras en el coche.
Dentro no te servirán de nada,
porque es sordo
el dolor de quien llora a un padre.
Simplemente acércate a ella
disimulando el miedo a su desamparo
y abrázala. Procura
que con cada gesto tuyo sienta
que aún hay vida en su cuerpo exhausto,
que no está sola en un mundo
apuntalado, siempre amenazando
con derrumbarse sobre nosotros.
Cuando te vayas,
no te sientas culpable por regresar a una casa
sin ausencias. Tampoco des las gracias
a nadie por ello.
Tú estarás en su mismo lugar algún día.


Jacob Iglesias, Horas de lobo