jueves, noviembre 08, 2012

Algún día este dolor te será útil, de Peter Cameron



Dicen que esta novela tiene un tono narrativo del estilo de El guardián entre el centeno; no les falta razón. Peter Cameron nos cuenta la historia de un muchacho al que aterroriza juntarse con la gente; un ser asocial, del que su familia espera que vaya a la universidad y congenie y conviva con los compañeros. Pero James Sveck, simplemente, huye de eso. Quiere escapar de lo establecido, de lo que todo el mundo intenta asignarle, del puesto que se supone que le corresponderá en la sociedad. Pese a todo, se relaciona con las personas que conforman su entorno: sus padres, su hermana, su abuela, el empleado que tiene su madre en la galería en la que James echa una mano…

Cameron no sólo analiza la adolescencia junto a sus dudas, sus pasiones y sus incertidumbres: también esboza lo que significa la Nueva York de estos años, tras los atentados del 11-S. Con estructura de diario, me ha interesado mucho cómo el narrador, el propio James, retrocede en algunas entradas al pasado para aclararnos ciertos puntos. Tres extractos:  

Sentí tal cercanía y ternura por aquel muchacho que había muerto aproximadamente a la edad que yo tenía entonces que creí que de alguna manera yo debía ser su sucesor: juré amar el edificio con el ardor de Howard e incluso tuve fantasías en las que me imaginaba muriendo joven (pensé en arrojarme desde la ventana de nuestra sala de estar a fin de aterrizar en la acera que hay delante del árbol para que me dedicaran una placa que colocarían al lado de la de Howard: james dunfour sveck, segundo presidente del edificio, 1985-1997. también amó este edificio).

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-¡Una pérdida de tiempo! ¿La universidad?
-Para mí sí. Estoy convencido de que puedo aprender por mí mismo todo lo que desee saber leyendo libros y buscando el conocimiento que me interesa. No veo la utilidad de pasar cuatro años, cuatro años muy caros, aprendiendo un montón de cosas que no me interesan especialmente y que sin duda olvidaré, tan solo porque eso es lo que se debe hacer. Y, además, no soporto la idea de pasar cuatro años en compañía de estudiantes universitarios. Me aterra.

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Solo habían transcurrido tres días, pero parecía mucho más tiempo. Es increíble la lentitud con que pasa el tiempo cuando estás abatido.


[Traducción de Jordi Fibla]