miércoles, septiembre 05, 2012

Paul Bowles, el recluso de Tánger, de Mohamed Chukri




De momento Paul Bowles sólo me interesa como personaje complejo y fascinante, no como escritor; de hecho, hace muchos años, contagiado por la adaptación que hizo Bertolucci, compré una edición de kiosco de El cielo protector y hasta ahora no la he leído. Hay algo en Bowles que me da pereza, aunque sigo sin saber qué es.

Sin embargo, Mohamed Chukri me interesa como personaje torturado e interesante y, sobre todo, como escritor. En este blog ya he recomendado todos los libros que tradujeron en España: El pan desnudo, Tiempo de errores, Rostros, amores, maldiciones y Jean Genet en Tánger. Lamentablemente para los lectores, son casi imposibles de conseguir porque están agotados y descatalogados. Yo los conseguí todos… pero me costó meses de búsquedas. No se alarmen: el mejor de todos, al menos el más célebre y el más buscado, es decir, El pan desnudo, será reeditado por Cabaret Voltaire en octubre de este año, y además en la edición definitiva que preparó el propio Chukri antes de morir.

A Cabaret Voltaire también debemos agradecerle que haya traducido y publicado por primera vez este luminoso libro sobre Paul Bowles, que cuenta con un prólogo de Juan Goytisolo. A medio camino entre el diario y la semblanza, Chukri hace un retrato (bastante malicioso, y quizá justo con el extravagante escritor) de Bowles y también describe algunos de sus propios paseos por Tánger y de sus encuentros con otros habitantes, y habla de los escritores que viajaron allí a venerar a Bowles, como Kerouac, Burroughs o Brion Gysin. Si el retrato de Bowles es, más bien, despiadado, en cambio en las páginas que dedica a su mujer, Jane Bowles, casi nos enamoramos de esa figura. Chukri no llegó a conocer a Jane en persona, pero humaniza totalmente su leyenda:  

Si Jane hubiera podido alcanzar su sueño de ser escritora, habría conseguido maravillas en el campo literario. En cambio, fue una mártir de la literatura por no querer hacer de ella un comercio, a pesar de que sus necesidades la llevaran en ocasiones a rozar la pobreza. Tanto en su vida personal como en la literaria, su inocencia y su sinceridad le crearon serios problemas y muchas trabas. Paul, para imponerse, superó todos los obstáculos y nunca tuvo piedad de nadie. En sus escritos, hay pocas huellas de humanidad, algo de lo que no se ha arrepentido en absoluto hasta el día de hoy.

Un libro que deberías leer si sois seguidores de Chukri, y que romperá la imagen idealizada de Bowles. Os dejo con un párrafo dedicado al escritor:

Paul tuvo oportunidad de librarse de su frustración sexual, en muchas capitales del mundo, pero no pudo extirpar algo que tenía profundamente arraigado. A Bowles le seduce el mundo del sexo, pero su lado más perverso, y sin ser partícipe activo de él. Se conformaba con observar de lejos, ser un voyeur. Con eso era suficiente para estimular su apetito sexual, sin el miedo de siempre a ser violado. Ese placer sexual era comparable con el intento de atrapar con la mano un pez en el agua, y se transformó en esa especie de sadismo que Bowles proyectó en los personajes de sus libros, como hizo Gustave Flaubert en Salambó.


[Traducción de Rajae Boumediane El Metni]