De momento Paul Bowles sólo me interesa como personaje
complejo y fascinante, no como escritor; de hecho, hace muchos años, contagiado
por la adaptación que hizo Bertolucci, compré una edición de kiosco de El cielo protector y hasta ahora no la
he leído. Hay algo en Bowles que me da pereza, aunque sigo sin saber qué es.
Sin embargo, Mohamed Chukri me interesa como personaje
torturado e interesante y, sobre todo, como escritor. En este blog ya he
recomendado todos los libros que tradujeron en España: El pan desnudo, Tiempo de
errores, Rostros, amores, maldiciones
y Jean Genet en Tánger.
Lamentablemente para los lectores, son casi imposibles de conseguir porque
están agotados y descatalogados. Yo los conseguí todos… pero me costó meses de
búsquedas. No se alarmen: el mejor de todos, al menos el más célebre y el más
buscado, es decir, El pan desnudo,
será reeditado por Cabaret Voltaire en octubre de este año, y además en la
edición definitiva que preparó el propio Chukri antes de morir.
A Cabaret Voltaire también debemos agradecerle que haya
traducido y publicado por primera vez este luminoso libro sobre Paul Bowles,
que cuenta con un prólogo de Juan Goytisolo. A medio camino entre el diario y
la semblanza, Chukri hace un retrato (bastante malicioso, y quizá justo con el
extravagante escritor) de Bowles y también describe algunos de sus propios
paseos por Tánger y de sus encuentros con otros habitantes, y habla de los
escritores que viajaron allí a venerar a Bowles, como Kerouac, Burroughs o
Brion Gysin. Si el retrato de Bowles es, más bien, despiadado, en cambio en las
páginas que dedica a su mujer, Jane Bowles, casi nos enamoramos de esa figura.
Chukri no llegó a conocer a Jane en persona, pero humaniza totalmente su
leyenda:
Si Jane hubiera
podido alcanzar su sueño de ser escritora, habría conseguido maravillas en el
campo literario. En cambio, fue una mártir de la literatura por no querer hacer
de ella un comercio, a pesar de que sus necesidades la llevaran en ocasiones a
rozar la pobreza. Tanto en su vida personal como en la literaria, su inocencia
y su sinceridad le crearon serios problemas y muchas trabas. Paul, para
imponerse, superó todos los obstáculos y nunca tuvo piedad de nadie. En sus
escritos, hay pocas huellas de humanidad, algo de lo que no se ha arrepentido
en absoluto hasta el día de hoy.
Un libro que deberías leer si sois seguidores de Chukri, y
que romperá la imagen idealizada de Bowles. Os dejo con un párrafo dedicado al
escritor:
Paul tuvo
oportunidad de librarse de su frustración sexual, en muchas capitales del
mundo, pero no pudo extirpar algo que tenía profundamente arraigado. A Bowles
le seduce el mundo del sexo, pero su lado más perverso, y sin ser partícipe
activo de él. Se conformaba con observar de lejos, ser un voyeur. Con eso era
suficiente para estimular su apetito sexual, sin el miedo de siempre a ser
violado. Ese placer sexual era comparable con el intento de atrapar con la mano
un pez en el agua, y se transformó en esa especie de sadismo que Bowles
proyectó en los personajes de sus libros, como hizo Gustave Flaubert en Salambó.
[Traducción de Rajae Boumediane El Metni]