Como se dice ahora: “soy fan de la comedia norteamericana”; lo soy. En el fragmento de Cultura Mainstream que he colgado en el post anterior se explica que los estadounidenses hacen cine para todos los países; de ahí que sus comedias, salvo excepciones, puedan ser disfrutadas y comprendidas por un español, un japonés o un alemán. Ahí, tal vez, radique su éxito.
Horrible Bosses, aunque toma parte de su modelo de Resacón en Las Vegas (los tres protagonistas de una se parecen bastante a los de la otra, incluso en el físico; el ritmo acelerado y el lenguaje soez son casi idénticos; no faltan los cameos de algunas celebridades; etc.), se revela como una comedia muy apetecible. ¿Quién no ha querido, alguna vez, estrangular a alguno de sus jefes? Tres amigos (interpretados por Jason Bateman, Jason Sudeikis y Charlie Day) tienen, cada uno, a un superior odioso que cumple los estereotipos: el gañán (Colin Farrell), la acosadora (Jennifer Aniston) y el cabrón (Kevin Spacey). El deseo común sería cargárselo, y la película, a la manera de Extraños en un tren o Tira a mamá del tren (ambas citadas en el guión), plantea esas situaciones: qué hacer, a quién contratar…
El gran acierto de la película es, para mí, su reparto. Por eso funciona, creo yo. Para empezar, siempre es agradable reencontrarse con Jason Bateman (el mejor del trío protagonista), quien, al igual que Josh Brolin, triunfó en los 80, vivió dos décadas rodando malas películas y resurgió de sus cenizas. Pero lo más divertido viene de la mano de los secundarios: Spacey, Farrell y, sobre todo, Aniston, en plan vamp, muy alejada de sus papeles de comedia romántica. Sin olvidarnos de otra estrella: Jamie Foxx, un sicario al que los protagonistas quieren contratar en un bar de negros. Y no me olvido de los cameos: Donald Sutherland, Ioan Gruffudd y dos de los actores de la serie The Wire (el boxeador y el tipo que hizo de Bunk). Todos ellos logran que la cosa funcione. En fin, una comedia negra muy divertida.