Tras el éxito de Lo infraordinario, Enrique Redel (editor de Impedimenta) y Mercedes Cebrián (escritora y traductora) unen de nuevo sus fuerzas para rescatar otra joya del genial Georges Perec. En Un hombre que duerme encontramos a un estudiante que, a la manera de Bartleby, se sumerge en una especie de abulia que lo lleva a rechazar el contacto con amigos y familiares, a pulular por la ciudad (París) como un autómata, a dejar que el tiempo pase por encima de él mientras realiza actos en los que no se involucra: ir al cine, caminar, meterse en los cafés, jugar solitarios... Novela nihilista, sobre la soledad y la indiferencia de un hombre, escrita en segunda persona, es otro de los logros maestros de Perec. Un libro que no te debes perder. Un fragmento:
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Estás solo. Aprendes a andar como un hombre solo, a vagar, a callejear, a ver sin mirar, a mirar sin ver. Aprendes la transparencia, la inmovilidad, la inexistencia. Aprendes a ser una sombra y a mirar a los hombres como si fuesen piedras. Aprendes a quedarte sentado, a quedarte acostado, a quedarte de pie. Aprendes a masticar cada bocado, a encontrar el mismo sabor átono a cada pedazo de alimento que te llevas a la boca. Aprendes a mirar los cuadros expuestos en las galerías de pintura como si fueran trozos de pared, de techo, y las paredes, los techos, como si fuesen lienzos en los que sigues infatigable las decenas, los miles de caminos siempre recomenzados, laberintos inexorables, texto que nadie sabría descifrar, rostros en descomposición.