Esta autopista paralela que buscamos sólo existe acaso en la imaginación de quienes sueñas con ella; pero si existe (es demasiado pronto para hacer afirmaciones categóricas, y sin embargo se diría que estamos ahí desde hace veinticuatro horas; que el lector escéptico piense, antes de negar realidad a esta nueva vía eliminando el “acaso” de la frase, que tal vez desapareceremos con él; que tenga pues paciencia, que espere al menos que hayamos podido reunir pruebas), no sólo comporta un espacio físico diferente sino también otro tiempo. Cosmonautas de la autopista, a la manera de los viajeros interplanetarios que observan de lejos el rápido envejecimiento de aquellos que siguen sometidos a las leyes del tiempo terrestre, ¿qué vamos a descubrir al entrar en un ritmo de camellos después de tantos viajes en avión, metro, tren?
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