Peter Carey regresa a Japón, pero esta vez para ver el país a través de los ojos de su hijo adolescente. Y, ¿qué es lo que muestran? El Japón de la actualidad, el más moderno, el que representan los manga, el anime de Takahata, Miyazaki y Kitakubo, el cine de Kitano, la electrónica, los locales de fast food... De este breve libro autobiográfico llama la atención que un padre (Carey) aprenda a degustar y a aceptar lo que motiva a su hijo (Charley), en lugar de apartar la mirada y dedicarse a otros menesteres, digamos, más adultos. Resulta interesante el choque entre Oriente y Occidente, que se pone de manifiesto en esas entrevistas del autor con los dibujantes de manga y directores de cine: ellos no entienden bien sus preguntas y él no comprende del todo sus respuestas. La mirada del extranjero siempre es gratificante en la literatura, porque el extranjero suele descubrir o encontrar ciertos aspectos que sus habitantes ya no ven, o miran de otro modo.
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