Eusebio Ruvalcaba escribe desde las vísceras. Con furia, con grandeza, sin darnos un respiro. Su escritura tiene ciertas influencias de autores que se dieron a la bebida, como Bukowski o Lowry. Él mismo asegura, en este libro misceláneo, que es adicto al alcohol, a las mujeres y a la velocidad.
Una cerveza de nombre Derrota contiene textos breves acerca de esos temas mencionados, y otros tantos: la literatura, la música, la paternidad... Libro, pues, trenzado de enseñanzas, de aforismos, de confesiones, de fracasos y de recuerdos. Algunos temas pueden herir la sensibilidad de los políticamente correctos, pero Ruvalcaba es honesto y escribe con el corazón y con los huevos. Podría copiar un montón de fragmentos de este autor fiero y nacido en Jalisco, pero sólo puedo escoger uno por razones de tiempo y espacio, y creo que éste servirá de ejemplo:
Lo más extraordinario que le puede pasar a un hombre es tener un hijo. Y si no lo tiene, no pasa nada; salvo por una cosa: ese hombre nunca pondrá el pie en el último peldaño del sufrimiento. Porque nada duele tanto como las desdichas que un hijo puede ocasionar. Los demás dolores –la pérdida de los padres, la muerte del hermano, del amigo, de la mujer– son de dar risa.