Siguiendo el ejemplo de mi colega, el poeta y escritor David González, he decidido suprimir la opción de los comentarios. Él dijo una vez que su blog era su casa y nadie tenía derecho a entrar en su casa a insultarle. La aparición de un viejo troll en los comentarios, tras unos meses de ausencia, me ha motivado a tomar esta decisión (y sospecho que ha vuelto tras mi ataque a Esperanza Aguirre). Creo que el anonimato es el refugio de los cobardes, y estos fulanos sólo me hacen perder el tiempo. Por eso invito a este señor anónimo, y a quienes sean de su cuerda, a que me escriba un correo para insultarme, o, mejor, que me diga esas cosas a la cara, si tiene huevos (que lo dudo). No es difícil encontrarme. El próximo fin de semana estaré en Zamora, en mi tierra, y todo el mundo sabe qué bares frecuento. Así pues, allí nos vemos. ¿Tendrá valor?
PD: Si algún lector quiere comentarme algo, ya conoce mi dirección de correo electrónico.