Lo que logra Lisa Tuttle (de quien también os recomiendo los cuentos de terror de Nido de pesadillas) en unas 130 páginas es brillantísimo: una novela circular que parece de no ficción en la que una escritora, metida en el duelo y en el bloqueo literario, decide preparar un libro sobre una olvidada artista y escritora a la que pintó un famoso artista y escritor en una versión de Circe... a la que sin embargo la Historia parece haber medio borrado (a ella, no a él).
Cuando uno lleva unas páginas y decide buscar en Google más datos de aquella pareja... descubre que son vidas ficticias de Tuttle, pero tan bien urdidas que uno se las había creído.
Durante su investigación la narradora empieza a encontrar elementos inexplicables, como la ceguera repentina del escritor cuando visitaron una isla o el enigma del título del cuadro que ella pintó en ese viaje: Mi muerte... Empieza a descubrir cosas familiares entre ella y la mujer retratada, Helen Ralston, que aún sigue con vida y a la que podría conocer. No se puede contar mucho más para que al lector le sorprendan los pasos que la autora va dando en torno a los temas de la musa, el olvido o la memoria. Muy buena. Un fragmento:
Mi última obra de no ficción se había publicado casi quince años antes y no había sido un bombazo ni un desastre. Hubo reseñas positivas y agotó la primera edición. Por desgracia para mí, nunca se reimprimió y la esperada edición en bolsillo tampoco llegó a salir. En ese ínterin la editorial fue absorbida por otra y mi editor fue uno de los muchos miembros de la plantilla que sufrieron las consecuencias de la reorganización y acabaron en la calle. Mi libro se perdió en medio de aquel caos y, para cuando se me ocurrió una idea para otra obra en la misma estela, la moda ya había pasado, nadie mostró interés y mi flamante trayectoria como autora de no ficción popular quedó en agua de borrajas. Todo esto había ocurrido hacía mucho tiempo, no entendía por qué no podía darme otra oportunidad.
[Muñeca Infinita. Traducción de Regina López Muñoz]