8
Facilidad natural
La verdadera bondad
es como el agua.
El agua es buena
para todos.
No compite.
Fluye sin rodeos
hasta los más bajos lugares.
Encuentra el camino.
La bondad de una casa,
el suelo llano.
La bondad del pensamiento,
la profundidad.
La bondad del dar, la generosidad.
La del hablar, la honestidad.
La del gobernar, el orden.
La bondad del trabajo es la destreza,
y la de la acción, la oportunidad.
Sin competencia
no hay culpa.
**
16
Retorno a la raíz
Alcanza el vacío perfecto.
Alcanza la serenidad absoluta.
Juntos se alzan los diez mil seres:
en su alzarse, su retorno.
Prosperan,
y al prosperar
se hunden,
retornan a la raíz.
El retorno a la raíz
es la paz.
La paz es aceptar lo que ha de suceder,
conocer lo permanente.
En ese conocimiento yace la sabiduría.
Sin ella, desgracia, desorden.
Conocer lo permanente
es ser comprensivo,
generoso,
soberano,
bendito,
es seguir el Camino,
el Camino permanente para siempre.
Llegará el cuerpo a su fin:
nada hay que temer.
**
22
Crecer hacia abajo
Quiébrate para recomponerte.
Tuércete para enderezarte.
Vacíate para llenarte.
Gástate para renovarte.
Ten poco, gana mucho.
Ten mucho y te confundirás.
Por eso,
las almas sabias abrazan el uno
y lo convierten en norma de todas las cosas.
Al no exhibirse
destacan.
Al no afirmarse
brillan.
Al no jactarse,
cumplen.
Al no competir,
carecen de rivales bajo el cielo.
Lo que se solía decir en tiempos antiguos,
“Quiébrate para recomponerte”,
¿estaba equivocado?
Verdaderamente, ser uno,
es retornar.
[Ediciones Koan. Traducción de Jacinto Pariente]