lunes, junio 04, 2018

Antón Chéjov, de Natalia Ginzburg


Antón Chéjov nació en Taganrog el 17 de enero de 1860. Taganrog era una pequeña ciudad del sur de Rusia, a orillas del mar de Azov. Hasta mediados del siglo XIX había sido un centro de actividades comerciales animado y próspero, pero después, por distintas razones –el estancamiento del puerto, la competencia de Rostov del Don– perdió su antiguo prestigio. Al nacer Chéjov, la ciudad llevaba mucho tiempo en declive. El escritor la recordará como un arrabal soñoliento, habitado por gente indolente: noches oscuras y vacías; callejuelas embarradas; en verano, polvo y moscas; el agua era escasa e infecta, y el pan, pésimo.

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Escribía en los momentos libres. Su cara era muy ruidosa: su hermano Alexandr llegaba borracho, e insultaba a la hermana y a la madre; Nikolai también regresaba borracho tras varios días de ausencia, en los que nadie sabía dónde se metía; venían los parientes con niños pequeños. Chéjov no disponía de un rincón tranquilo para él solo.

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Chéjov sabía desde hacía tiempo que estaba tuberculoso, pero ahora los médicos le habían diagnosticado una tuberculosis grave, que afectaba toda la zona alta de los pulmones. Debía cambiar de vida. Alimentarse bien, descansar y dejar sus labores de médico. El escritor les pidió a sus hermanos que no le dijesen nada a sus padres sobre la gravedad de la dolencia.


[Acantilado. Traducción de Celia Filipetto]