Quien no haya leído a David J. Skal, debería ir corriendo a buscar su "biblia" titulada Monster Show (aunque puede que esté agotada), que, junto a Danza macabra (de Stephen King: ambos libros en Valdemar), son probablemente los dos mejores volúmenes en torno al género de terror que yo he leído jamás. Si no encuentras ese ensayo de Skal, puedes adentrarte en otra maravilla: Hollywood gótico, es decir, La enmarañada historia de Drácula. Y, si te gusta, también puedes encontrar este mismo mes en las librerías su voluminosa biografía sobre Bram Stoker: Algo en la sangre (ambos libros en Es Pop Ediciones, que publica pocos títulos al año, pero sus ediciones son para enmarcar).
Hollywood gótico es un recorrido exhaustivo por todo lo relacionado con Drácula: la novela, los orígenes, las inspiraciones, las obras de teatro, las numerosas películas que adaptaron o traicionaron o homenajearon o burlaron el original, el merchandising con el rostro de Bela Lugosi, los rumores y las leyendas y las maldiciones que el nombre ha acarreado… Incluso anécdotas e historias interesantísimas como las que atañen al rodaje nocturno del Drácula español (película que rodaban por la noche, aprovechando los decorados del rodaje de día del filme de Tod Browning) y las acusaciones de su viuda a los cineastas que utilizaron la historia sin mencionar el libro ni adquirir los derechos. Documentado hasta la extenuación, bien traducido por Óscar Palmer y repleto de fotografías e ilustraciones. Unos fragmentos:
Aunque desconozcamos por completo los orígenes del mito, la mayoría de nosotros somos capaces de recitar sin que nadie nos las sople las características más destacadas del vampiro: que duerme durante el día para alzarse de su lecho-ataúd con la llegada del crepúsculo y nutrirse con la sangre de los vivos; su facultad de asumir la forma del murciélago, el lobo o la niebla; que puede ser destruido atravesándole el corazón con una estaca y rechazado eficazmente mediante el uso del ajo, el acónito, el crucifijo o el poder de la Eucaristía. Hemos recibido la información, no mediante la experiencia directa sino a través de una curiosa transfusión cultural... y sin embargo, a determinado nivel psicológico, debe de reflejar alguna especie de conocimiento universal, por muy velado o recóndito que sea.
Siempre maleable, Drácula ha sido pesadilla sexual victoriana en lo literario, presencia habitual en el teatro, icono cinematográfico, marca registrada, peluche, helado y hasta cereales para el desayuno. Complejo, contradictorio y desconcertante, Drácula nos presenta incitante el mismo interrogante planteado por Hamlet al fantasma: "Seas espíritu del bien o trasgo condenado".
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Éste no es el primer libro que se escribe acerca de Drácula y tampoco será el último, pero hasta la fecha la mayoría de los enfoques han ignorado en gran medida la fascinante historia –que en la actualidad abarca más de un siglo– de los hombres y mujeres cuyas vidas acabaron entrelazadas con el peculiar poder del mito.
Drácula ha ejercido una atracción irresistible y, en ocasiones, faustiana sobre numerosos individuos que se han servido de la cada vez más poderosa maquinaria de la edición, la dramaturgia y la cinematografía para explotar el poder de la historia y extender su influencia.
[Es Pop Ediciones. Traducción de Óscar Palmer Yáñez]