miércoles, mayo 24, 2017

Teoría del ascensor, de Sergio Chejfec


Terminada la lectura y a punto de cerrar el libro aún ignoramos de qué se ha tratado. Estas breves líneas no van aclarar el punto. Si alguna enseñanza o advertencia sostiene a la historia se muestra mejor como misterio, o como presencia insegura, que como certeza. Y también se podría decir que, en cualquier caso, enigma o evidencia, están muy bien disimuladas. Como ocurre por lo general, la palabra "enseñanza" alude a cosas diferentes que no ha sido intención de la lectura, y acaso tampoco del libro, considerar.

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Escuchado en la mesa contigua del bar en el que esperé a MF: "Quisiera volver a mi casa y no salir más. No solamente no salir más, sino tampoco contestar el teléfono –que por otra parte ya casi no suena–, ni atender el timbre, y, sobre todo, no leer el correo electrónico, olvidarme de Facebook y de Twitter, de Whatsapp y de Reddit. Aborrezco Linkedin, Instagram, Skype, todas. Quisiera borrarme de todo esto y permanecer así durante largo tiempo, hasta que todos quienes me conocen se olviden de mí. Y una vez que eso ocurra, me gustaría empezar a vivir de otro modo: tomaría mi casa como mi escondite principal, la puerta que nadie asociaría conmigo. Empezaría un definitivo periodo de vida furtiva. No por nada en particular, sólo porque sería el único consustanciado con mi secreto profundo. Es lo más parecido que encuentro a la idea de cortar con mi propio sujeto: que las acciones, al no ser electrónicas y por lo tanto resulten difícilmente legibles, dejen de estar asociadas a mí".

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Uno sabe, se supone, cómo llega a una lengua. Pero no sabe cómo se quedará en ella.


[Jekyll & Jill]