Si existe el hogar es para meter a cierta gente dentro y dejar fuera a toda la demás. Un hogar tiene un perímetro. Pero a veces los vecinos, las scouts o los testigos de Jehová violaban nuestro perímetro de seguridad. Nunca me gustaba oír el timbre de la puerta. Las personas que me gustaban nunca se presentaban así.
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Pero mi agente tiene una teoría. Dice que todos los matrimonios son una chapuza. Incluso los que desde fuera parecen razonables, por dentro se mantienen en pie con chicle, cuerda y alambre.
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Es importante, si alguien te pregunta cuál ha sido tu momento más feliz, que reflexiones no solo sobre la pregunta, sino también sobre quién te la ha hecho. Si te la hace alguien a quien quieres, es justo inferir que esa persona confía en aparecer en la evocación que ella misma ha propiciado. Pero si fueses injusta y además tuvieras un corazón perverso, podría ser que olvidaras ese hecho tan elemental y entrañable y te refirieras, en cambio, a un momento en que vivías sola en el campo y nadie necesitaba nada de ti, ni siquiera amor. Y entonces podrías decir que ese fue tu momento más feliz. Pero si lo hicieras, hablar del momento más feliz haría infeliz a la persona a la que siempre quieres ver feliz.
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De noche están en la cama cogidos de la mano. Es posible que la esposa, si actúa con el suficiente sigilo, le dé una mano al marido mientras con el dedo de la otra lo manda a tomar por culo.
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La cuñada del filósofo encargó un colgante antiguo de los que se usaban para guardar el luto. Era un guardapelo de oro en cuyo interior había un espacio libre para una fotografía de la persona muerta. En la parte exterior se veía una rosa grabada a mano, pero dentro tenía una leyenda grabada: Prepárate para ser el siguiente. Dios santo, el siglo XIX. Esa gente no se andaba con rodeos.
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Lo que dijo Rilke: La obra artística siempre es el resultado de haber estado en peligro, de haber llegado hasta el final en una experiencia, hasta donde ya nadie puede ir más lejos.
[Libros del Asteroide. Traducción de Eduardo Jordá]