Tengo en mi biblioteca todos los libros de William T. Vollmann que han traducido al castellano, incluidos los primeros y más difíciles de conseguir (los que publicó Muchnik). No los he leído todos, voy poco a poco y aún me falta por adentrarme en uno de los más voluminosos (Europa Central) y me gustaría releer los primeros.
Compré Los pobres hace 5 años, es decir, cuando la publicó aquí Debate. Vollmann es un autor más o menos difícil por la extensión de muchos de sus libros, pero Los pobres es uno de los más asequibles, de los más amenos. Para conocer más sobre su vida, para saber por qué territorios se mueve, hay que leer obligatoriamente esta entrevista, que José Luis Amores tradujo en la web de Pálido Fuego. Ahí se encuentra la que quizá sea la declaración que mejor define su obra (y su identidad como escritor): Yo no canibalizo mi vida a fin de escribir. A veces, si me da por investigar algo, decido experimentar lo que investigo con el objetivo de dar vida a las descripciones. Otras veces escribo para expresar o exorcizar alguna sensación intensa que pueda tener.
Ésta es una de las particularidades de Vollmann, de su obra y de su vida: allá donde otros se conforman con ser meros espectadores (pensemos en el reportero objetivo y profesional de toda la vida), que vuelven y lo cuentan, Vollmann no sólo se involucra y experimenta terror y humillaciones y peligros (a la manera de Hunter S. Thompson y el Periodismo Gonzo), sino que además intenta ayudar, intenta mejorar el mundo rescatando a algunas personas; se puede leer en la entrevista cómo intentó sacar de la prostitución a chicas muy jóvenes, y en algún caso lo logró. No es que Vollmann sea un samaritano o alguien de una ONG: es que se trata de una buena persona, de alguien que cobija la semilla de la bondad aunque sus gustos y sus filias y sus temas sean siempre perturbadores (la guerra, la violencia, la pobreza, las armas, la prostitución, las drogas…).
En Los pobres demuestra, con descripciones y con imágenes tomadas por él mismo, con extractos de conversaciones y con notas, lo que vio sobre la pobreza viajando por el mundo. Vollmann no se conforma con explorar su barrio o su ciudad: cruza fronteras, se marcha a otros países, habla con la gente, les pregunta a bocajarro qué es para ellos la pobreza, si se sienten pobres. Sabe que no basta con estadísticas, con ir a los archivos y mirar los datos: por eso él estudia los casos de cerca, se mezcla con las personas, entra en sus chabolas… En su periodismo (y Los pobres lo es: una larga pieza periodística, pero muy literaria y muy personal) Vollmann ha ido un paso más allá de Hemingway, de Tom Wolfe, de Hunter S. Thompson… No digo que sea mejor, tampoco digo que sea peor: es un paso diferente, otra etapa del camino, otra muestra distinta de las cosas.
En septiembre llegará La familia real (Pálido Fuego, 2016), una de sus novelas sobre la prostitución, y ya hablaremos de ella. De momento, pueden buscar este libro y averiguar cómo trabaja Vollmann (este libro o cualquiera de los que haya publicado). Algunos extractos:
¿Por qué algunas personas están tan perdidas?
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Si alguien posee menos que yo y es infeliz al respecto, lo llamo pobre. Si afirma ser rico pero le veo síntomas de "síndrome de declive", como dicen los manuales de medicina, más vale llamarle pobre. Cuando exista cualquier duda al respecto, ¿por qué no llamarle pobre? Lo exige la caridad.
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Y así llegué a preguntarme si una característica de la pobreza podría ser la rendición ante la derrota.
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¿Podría ser que los recursos y responsabilidades compartidos funcionen mejor cuando no hay mucho que compartir?
En ese caso, las personas con casi nada y las personas con casi todo quizá vivan mejor que quienes padecen pobreza relativa: quienes tienen suficiente para perder pero no bastante para ser felices.
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Cuando se publique este libro regalaré varios ejemplares, como hago siempre, a quienquiera que esté viviendo en mi aparcamiento. Sea cual sea su precio de venta, probablemente será demasiado alto para que muchísimos pobres tengan ocasión de comprarlo. Cualquier cosa que el libro crea saber sobre la pobreza, ellos la sabrán con mayor certeza y mayor profundidad, aunque con menor amplitud.
[Debate. Traducción de Gabriel Dols Gallardo]