Los años pasan,
pero dicen que soy joven.
Llevan 34 años diciéndome que soy joven.
La juventud es otra cosa.
La juventud es ser el jinete de una campana escondida.
La juventud es mojarse las manos en un río
y frotárselas,
dura lo que tardan en secarse.
La juventud dura una mosca en el olfato.
Bebo buscando la juventud.
El alcohol envejece, dicen.
Es una juventud falsa, dicen.
La juventud es juventud y la euforia es euforia.
Da igual el mecanismo para llegar a ella,
si mirando por la mirilla de una almendra vacía
o pidiendo una copa más.
¿Quién es más feliz?
¿El ganador de una medalla de oro de cien metros lisos
o el ganador de una medalla de oro de una maratón?
Así es la vida.
Uno elige cómo llegar a lo que nadie elige.
La droga no es beber,
la droga es haber nacido.
Raúl Campoy Guillén, Etanol Mortis
Hace 2 horas