No soy ningún especialista en la obra de Martin Amis. He leído pocos libros suyos, y en mi biblioteca hay unos cuantos que esperan su turno de lectura. Dinero, por ejemplo, me fascinó; en cambio Perro callejero me cansó o me decepcionó (aunque es posible que no lo leyera en el momento adecuado). En cambio, son sus libros de artículos y ensayos lo que más me atraen de su obra. Recuerdo que me gustó bastante Visitando a Mrs. Nabokov y otras excursiones. En La guerra contra el cliché se recopilan numerosas críticas literarias. Y Amis no es un crítico al uso. No es dado a la complacencia. No se corta un pelo. Si tiene que derribar a un viejo titán de las letras porque le parece que su libro es fallido, lo hace. Y además le pagan. Algunas de sus sentencias y de su fina ironía recuerdan un poco a Gregory House. Ahora están de moda los blogs donde se practica el escarnio literario casi gratuito, pero Martin Amis está a años luz de ese ejercicio: primero, porque es un gran escritor; segundo, porque cuenta con un bagaje inmenso, es decir, que controla las novedades y los clásicos y lo ha leído todo; y tercero, porque lo suyo es crítica auténtica (no como lo que hacemos, por ejemplo, en este blog, que son meras recomendaciones de lectura y comentarios desenfadados).
En muchas ocasiones el lector (al menos a mí me ha ocurrido) no está para nada de acuerdo con las opiniones de Amis, sobre todo cuando da un poco de cera a algunos aspectos de Don Quijote o a, entre otros, Michael Crichton y Thomas Harris (aunque éstos dos se lo merecen porque Amis no ataca a sus obras más celebradas, sino a sus secuelas escritas sólo para el cine, es decir, las flojísimas novelas El mundo perdido y Hannibal). Mediante sus análisis desmonta de manera ejemplar un libro y señala sus virtudes y sus errores. Sin embargo, lo mejor de Amis ya lo revela el propio título: que está en contra del cliché, y que es capaz de detectarlo en un texto igual que si tuviera un radar para ello.
Entre los autores y las obras que Amis comenta, analiza, ensalza o condena encontramos a J. G. Ballard, Anthony Burgess, Elmore Leonard, Tom Wolfe, Vladimir Nabokov, Philip Roth, William Burroughs, Kurt Vonnegut, Don DeLillo, John Updike o James Joyce. De Rascacielos (de Ballard), que leí no hace demasiado, me interesó mucho su crítica, que concluye así: […] es un apasionado y vivaz bestiario, que quedará grabado en nuestra mente y nunca dejará que vuelva a sentirse en paz.
Nota al pie. Empecé a leer este libro hace demasiado tiempo, puede que años. Luego aparqué su lectura por lo que fuera: porque se cruzaron otros títulos, o porque perdí el interés, o porque no tenía ganas de leer crítica literaria… Pero lo retomé hace unas semanas y lo he devorado. Ya digo que merece la pena, y que los comentarios afilados de Amis hacen amena y divertida su propuesta.
[Anagrama. Traducción de Francesc Roca]