-Así que ésas son las cosas que usted considera que son grandes noticias, ¿no?
-¿Y no lo son? –respondí yo confundido.
Negó con la mano con un aire de irritación.
-No, no. Por supuesto, podrían convertirse en grandes noticias. Por eso se informa puntualmente de ellas. Pero, al mismo tiempo, informamos sobre la vida de un oficinista normal y corriente. Cualquier cosa se puede convertir en una gran noticia si los medios informan de ella –dijo él asintiendo con la cabeza–. El valor informativo sólo surge cuando se informa de algo. Pero usted, al venir hoy aquí, ha destrozado por completo su propio valor informativo.
[Del relato “Rumores sobre mí”]
**
Hace tan sólo quince o dieciséis años que empezó el movimiento antitabaco. Y sólo hace seis o siete, a lo sumo, que empezó a intensificarse de verdad la presión sobre los fumadores. Nunca pensé que en tan poco tiempo me convertiría en el último fumador de la Tierra. Pero quizá las señales ya estaban ahí desde el principio. Yo era, hasta cierto punto, un novelista de éxito y, por ello, me pasaba la mayor parte del tiempo escribiendo en casa. En consecuencia, tenía pocas oportunidades de ver o sentir por mí mismo los cambios que atravesaba la sociedad.
[Del relato “El último fumador”]
[Atalanta. Traducción de Jesús Carlos Álvarez Crespo]
-¿Y no lo son? –respondí yo confundido.
Negó con la mano con un aire de irritación.
-No, no. Por supuesto, podrían convertirse en grandes noticias. Por eso se informa puntualmente de ellas. Pero, al mismo tiempo, informamos sobre la vida de un oficinista normal y corriente. Cualquier cosa se puede convertir en una gran noticia si los medios informan de ella –dijo él asintiendo con la cabeza–. El valor informativo sólo surge cuando se informa de algo. Pero usted, al venir hoy aquí, ha destrozado por completo su propio valor informativo.
[Del relato “Rumores sobre mí”]
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Hace tan sólo quince o dieciséis años que empezó el movimiento antitabaco. Y sólo hace seis o siete, a lo sumo, que empezó a intensificarse de verdad la presión sobre los fumadores. Nunca pensé que en tan poco tiempo me convertiría en el último fumador de la Tierra. Pero quizá las señales ya estaban ahí desde el principio. Yo era, hasta cierto punto, un novelista de éxito y, por ello, me pasaba la mayor parte del tiempo escribiendo en casa. En consecuencia, tenía pocas oportunidades de ver o sentir por mí mismo los cambios que atravesaba la sociedad.
[Del relato “El último fumador”]
[Atalanta. Traducción de Jesús Carlos Álvarez Crespo]