miércoles, abril 17, 2013

Las ilusiones, de Jonás Trueba


Los ilusos. Jóvenes artistas que quieren dedicarse al cine, al teatro, a la pintura, a la música, pero no lo consiguen. O tan sólo en el ámbito doméstico, casero.

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Pasan mucho tiempo sin trabajar. Y es muy importante a qué dedican su tiempo libre. Su tiempo libre, de alguna forma, es su trabajo.

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Los ilusos han terminado de rodar una película. Eso es lo que los une. El síndrome post-rodaje. Me gusta la idea porque es una excusa para hablar de personas cercanas y continuar jugando con lo autobiográfico a posteriori. Y además me divierte hacer una película sobre gente del cine sin el cine. Normalmente se ven los rodajes, no el vacío que dejan. La vuelta a la vida real. Las relaciones que continúan y las que se han roto…

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Podría empezar en un tiempo varado, en rutinas ajenas, una chica, un piso compartido, los amigos, el cine. Un momento en la vida. Amigos jugando, una conversación nocturna, un bar, una fiesta. Una chica. Una película sobre el cine debería tener todas esas cosas. Mucho de la vida, poco del cine. El cine es sobre todo esa vida.

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Clara acaba tumbándose en la cama con él. Un momento antes, él se mira a sí mismo como personaje, a través de ella, en el hospital. No se sabe bien si va a despertar del coma o no. Pero están en la cama juntos. Ése es el final.

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Aún no tengo claro si quiero contar el proceso de una película en concreto. En todo caso, sería la excusa, una manera de puntuar el paso del tiempo y una manera de mostrar la vida de unas personas.

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El miedo a hacer cine también forma parte del deseo de hacerlo. Por eso a veces huimos en dirección contraria. Nos damos la vuelta.