Si esta máquina de
escribir no lo consigue, entonces a tomar por culo: es que no puede hacerse.
Así empieza el prólogo de esta novela-locura de Tom Robbins, autor del que en
España sólo se habían traducido La danza
de los siete velos y También las
vaqueras sienten melancolía (adaptada por Gus Van Sant al cine: Ellas también se deprimen, con Uma
Thurman), pero hasta ahora no había tenido suerte. Y eso que en Estados Unidos
es un escritor de culto, alabado por Fernanda Pivano e incluso Thomas Pynchon,
con cuya obra guarda algunas conexiones. No es fácil explicar esta novela,
plagada de inventiva, de situaciones disparatadas y de personajes
estrafalarios. Lo mejor es adentrarse en ella y dejarse llevar. Advierto, a
quienes prefieran una línea narrativa más realista o más autobiográfica, que se
aparten de ella: dudo que les guste. Os dejo con el arranque del primer
capítulo, todo ello gracias a la estupenda traducción de Rubén Martín:
En el último cuarto
del siglo XX, en una época en que la civilización occidental degeneraba
demasiado rápido para acomodarse pero no lo suficiente como para que eso fuese
algo excitante, la mayor parte del mundo se encontraba en el borde de una
butaca cuyo precio se incrementaba por momentos, esperando –con diferentes
combinaciones de espanto, esperanza y hastío– a que algo memorable sucediese.
Algo memorable iba a ocurrir muy pronto, el inconsciente colectivo al completo
no podía estar equivocado, pero ¿qué sería? ¿Se trataría de algo apocalíptico o
revigorizador? ¿La cura para el cáncer o una explosión nuclear? ¿Terremotos en
California, abejas asesinas en Londres, árabes en la Bolsa, vida creada en un
laboratorio, o un ovni en el césped de la Casa Blanca? ¿Le iba a crecer un
bigote a la Mona Lisa? ¿Caería el dólar?
[Traducción de Rubén Martín Giráldez]