El mundo alrededor
Yo soy el camarero
del bar donde
repostas.
El frutero que elige
la sandía mejor
y te invita a una
raja de sonrisa.
La muchacha del
supermercado
que te mira el
carnet con cada compra
(y que se sabe tu
nombre,
tu edad, tu
dirección).
El portero que te
dice buenos días
(y deja de leer por
ti el periódico).
El vecino de
enfrente
y el que está en el
paso de cebra
de la esquina
(justo cuando
cruzas).
Soy todos para ti.
El mundo alrededor.
**
Una mujer
Hay una mujer joven
y hermosa
que acude todas las
tardes
al parque infantil
del barrio.
No lleva niño.
Solo un libro que,
de vez en cuando, lee.
A veces, solo a
veces, se acerca a los columpios,
y balancea unos ojos
que se duermen mirando
la luz en las
cadenas.
Y unos pies
diminutos que con sus puntas rasgan
las nubes en un
cielo
que no siempre es
azul.
**
Realismo sucio
Quieres ser realista
sucio
y te viene muy bien
llamar cabrón,
sin metáfora alguna,
al cabrón de tu jefe.
Hijo de puta, sin
ritmo,
solo la imagen que
es,
sin florituras,
utilizando guiones
entre las palabras,
tal vez mayúsculas:
HIJO-DE-PUTA.
Y acabar el poema
con versos
transcendentes:
llora y quédate
seco,
que tu sed se
mitigue
lamiendo mi sudor
de gañán explotado.
Y al final,
reforzada,
la idea del inicio:
Que te pudras,
cabrón.