lunes, julio 16, 2012

El tiempo del hombre muerto, de Alfonso Xen Rabanal



Queremos todo rápido, y ya… por ello ya no se pregunta, ni se indaga, ni se conforma una opinión personal sobre cualquier asunto.

Consumimos lo que nos echan, nos obligamos a hacer auténticas barrabasadas por figurar en nuestro tiempo. Por no divergir de la opinión que suponemos mayoritaria, nos embargamos de por vida para atarnos a una tumba. Si hemos de ser agnósticos lo somos, si mañana hay que volver al catolicismo y al real madrid por decreto, volveremos. Todo aquello que escuchamos o leemos está prediseñado, las prisas nos obligan a consumir lo que nos dictan los medios oficiales, a vestir lo que te dicen, a pensar lo que creemos que hay que pensar. A veces te dan otra opción, te la envuelven en ciertos misterios… hay que generar un poco de tensión dentro del sistema para mantenerlo estable… pero no te engañes, también te venden ser de otro equipo alternativo.
Queremos el triunfo y lo queremos aquí y ahora… pero no sabemos lo que es triunfar pues no nos han enseñado lo que cuesta el verdadero triunfo.

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España, de nuevo, es como un patio de colegio franquista, parece que todos están deseando ir con sus cuitas al director y que sean los militares los que impongan su orden. No lo olvidemos: para defender libertades se restringen o anulan las mismas: paradoja o bucle vicioso: espiral del retrete por donde desaparece todo esto. Nosotros mismos tiramos de la cadena. Hemos crecido entre unos puntos suspensivos que nos han llevado del sintagma franquista a la paráfrasis del mismo en la que nos vemos ahora. Por el medio no hemos hecho nada: … unos puntos suspensivos entre los que nos hemos acabado de descerebrar sin haber hecho nada, nada. Hemos pasado de la España profunda a la España decorada y regresamos a la España profunda. Lo mismo, tú. El engaño está hecho: te han pillao por los huevos y te lo has creído y matarás por mantener el ficticio estatus que has de pagar, ya lo sabes, te reste lo que te reste. En el fondo es porque en este país admiramos a los que nos roban, todos queremos ser como ellos. Por ello sólo hacen que meter miedo que todos tragan: miedo a perder el curro, las pensiones, la sanidad pública… miedos que significan que has de seguir consumiendo: pensiones privadas, sanidad privada… lo de siempre: paga al que has rescatado con tu dinero real por jugar con tu dinero y perderlo virtualmente.

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somos nosotros quienes hacemos el sistema, quienes encumbramos a discapacitados para que nos gobiernen, los que consumimos marcas que sabemos que están esquilmando a la Naturaleza y esclavizando a seres humanos… somos quienes miran hacia otra parte mientras asesinan a la esperanza, los que utilizamos la táctica del avestruz escondiendo nuestra cabeza nuestra Razón detrás de un: yo no soy culpable o responsable de todo esto. Somos nosotros los que seguimos pensando que lo robado estafado prevaricado es poco si el poder fuese nuestro. Somos la base de una pirámide a cuya cúspide queremos llegar y mear y masturbarnos sobre los que están abajo, y con eso sustentamos nuestro sueño capitalista y la realidad de las corporaciones que se nutren de nuestra energía derrochada. Sólo dinamitando la base podremos derribar la cúspide… quizá deberíamos pasearnos por la guillotina para que esto cambie.