Lord Chandos
desconoce que su enfermedad tiene nombre y que guarda algún tipo de relación
con la muerte del tío Celerino. Se ha muerto alguien a quien nunca llegó a
conocer, pero su muerte le llega a lo más hondo de su pluma seca. Como un
duende le hace muecas a sus espaldas y la página queda, para siempre, según
promete, vacía.
No alcanzó a conocer
a Celerino, porque no era tío carnal suyo, sino de Juan Rulfo. Lo cuenta
Enrique Vila-Matas en Bartleby y compañía. Cuando se preguntaba a Rulfo por los motivos que le habían llevado al
abandono de la escritura, empuñaba solo uno. Respondía que su tío Celerino era
el que le contaba las historias y que su muerte lo había dejado sin palabras.
La excusa del tío
Celerino le parece a Vila-Matas de las más originales que conoce de entre todas
las que han creado los escritores para renunciar a la creación literaria. Los
escritores del No a los que llama bartlebys.