sólo es real la niebla.
Octavio Paz
Desde un tejado oscuro de Lovaina
me mira fijamente un gato de silencio.
Amanece este día con lentitud de nieve
y su luz destemplada enfría con silencio
las formas que perfila tan levemente ahora.
Un transeúnte equívoco avala este momento
cuando entra en la penumbra y se diluye
su mísera presencia, su rostro pasajero,
la mercancía de un tiempo variable y confuso
que tienen los vestigios y las incertidumbres.
Yo no he estado en Lovaina, pero sé que ese gato
me espera en un tejado de la ciudad del sueño
y sé que su mirada azul y transparente
inocula este brillo con que duele el paisaje
y hay un hueco que espera el hueco de mi ausencia
y una mujer que cruza la mañana con niebla.
Aunque aún no ha amanecido en los tejados
con gatos y con nieve de Lovaina.
Santos Domínguez, Plaza de la palabra