a medianoche
los hombres de lavapiés
y de otros barrios,
de otras ciudades,
de otros países,
sienten esa delgada línea
entre la vida y la muerte
no hay transición entre
el momento en que nace un niño
y en que fallece un hombre
y, para algunos,
la vida se pasa en un suspiro,
cada uno sobrevive como puede,
los enfermos empeoran cuando
la oscuridad se apodera de los cielos,
otros dan sus últimos coletazos
y pasan a dormir el sueño eterno
los sanos,
llegada esta franja horaria,
a veces hacen recuento
y se alegran de haber
salido vivos
de este puto día,
de estar en pie
otro amanecer,
listos para encarar
lo que el destino les
depare cuando
despunte
el alba.
José Angel Barrueco, Inédito
[Texto recortado y extraído de mi novela Vivir y morir en Lavapiés]