Creo que ya lo han dicho en bastantes reseñas y coincido: la nueva película de Sofia Coppola supera a María Antonieta (algo que no era muy difícil), pero no a Lost in Traslation o Las vírgenes suicidas. Aunque siempre estaremos prendados de Bill Murray y Scarlett Johansson en ese hotel de Tokio, reconforta comprobar que la hija de Coppola ha regresado a esa clase de historias pequeñas e intimistas que tanto nos gustaron, o sea donde mejor se desenvuelve. Somewhere es una película contenida, de planos largos, de pocos diálogos, nada comercial (que se abstenga el público palomitero), con clara inspiración autobiográfica, que cuenta la soledad de una estrella de Hollywood, sumida en fiestas, stripers, alcohol y vacíos existenciales. Su hija de 11 años será quien aporte algo de vida a esa existencia hueca. Mientras su padre no levanta cabeza en la industria, mientras Nicolas Cage ya es una caricatura de sí mismo y no sabemos qué hace Talia Shire, Sofia sigue siendo la gran esperanza de la familia Coppola (con el permiso de su primo, el actor Jason Schwartzman).
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