Samuel Beckett y su mujer mantuvieron amistad y correspondencia con el matrimonio Konstantinović. Aunque muchas de las cartas se perdieron, el escritor yugoslavo presenta en este volumen algunas misivas: en el idioma original en que fueron escritas por el autor de Molloy (en francés) y en castellano, y presenta copias de estas cartas y postales escritas a mano por Beckett. A ello hay que sumarle un par de fotografías y los comentarios de Radomir sobre ciertas alusiones de las misivas y un breve estudio, a la vez, de la obra beckettiana. Mediante las cartas y postales vemos cómo el escritor y dramaturgo irlandés tiende cada vez más a la condensación, a la brevedad, lo que desemboca finalmente en el silencio después de dos hechos notables: su operación de cataratas y el cansancio posterior a la obtención del Premio Nobel. Breve, y casi me atrevería a decir esencial para los fanáticos de S.B. Anoto una píldora de Konstantinović y otra (la segunda) del propio Beckett:
Beckett está harto de la lengua. Él es el mayor espartano de la época: comprimía las frases hasta los límites de la comprensión.
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Estamos de vuelta en París, por fin después de muchos viajes. Tanto por hacer y tan pocas fuerzas. No planeo más viajes que un náufrago.
[Traducción de Kepa-Lluís Uharte-Mendikoa y Jelena Popović]