No vi la adaptación de Scott Pilgrim cuando se estrenó. Por consejo de Choche, la semana pasada, me hice con una copia. Y he disfrutado como si fuera un chaval. Edgar Wright, alumno aventajado de Tarantino (pero dotado de su propio estilo), ya me había hecho reír con Zombies Party. En Scott Pilgrim no sólo adapta con brillantez los cómics del mismo título: además, le imprime el ritmo frenético de los dibujos de la Warner y filma las peleas haciendo un cruce de los tebeos manga, Mortal Kombat y Wonder Boy (impagables esos momentos en los que los villanos de turno, al ser destruidos, se transforman en monedas que dan puntos al oponente). Por supuesto, se necesita conocer los videojuegos de los 80; no creo que un abuelo entendiera esta película pop y alocada. Y todo ello está saturado de un humor gamberro que, a la postre, es la clave del asunto. Y no me olvido del reparto: Michael Cera, Mary Elizabeth Winstead, Kieran Culkin, Jason Schwartzman, Chris Evans, Brandon Routh...
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