Si te interesa averiguar cómo es la guerra contemporánea, cuál es la verdad que nos oculta la prensa (cuando hay tiros en territorio comanche y los medios no lo cuentan o lo desmienten o venden una versión Disney), qué música escuchan los soldados o qué películas ven, éste es el libro ideal, publicado por Libros del Lince y escrito por un teniente británico, Patrick Hennessey. Lo más interesante es comprobar cómo se comunican con los de casa (la vieja carta arrugada que se le escribe a la novia en las películas de Vietnam ha sido sustituida por el e-mail), cómo lo ven ellos, cuál es su perspectiva del asunto. El título, sin embargo, me indujo al error: apenas mencionan tres o cuatro autores en todo el libro. La prosa de Hennessey es visceral, no podía ser de otra manera en quien ha bajado a los infiernos bélicos y luego ha regresado para contarlo. Aquí va uno de sus correos:
no importó en el caso de Dave Hicks, fragmentado por una granada durante uno de los ataques diarios que para entonces estaba sufriendo la base y cuya expresión asombrada delataba lo que no podía aceptar su empeño en no necesitar morfina y que aguantó mecha boqueando espantosamente mientras ganábamos el combate y luego murió en el helicóptero que lo evacuaba. Claro que él quizá fue sólo el que salió peor parado de otros doce tíos que en los dos últimos meses han palmado en Sangin, y no hablo de en horas o días sino en segundos, y sólo las lúgubres estadísticas y falsos porcentajes publicados por la prensa de que teníamos una entre treinta y seis probabilidades de ser heridos en Afganistán nos hacían reír de puro humor negro que tenía la cosa yendo de patrulla con ocho tíos mientras cientos de putos obesos se zampaban su pizza tan tranquilos en Camp Bastion preguntándose si a ellos los habían tenido en cuenta a la hora de hacer esos cálculos.
[Traducción de Luis Murillo Fort]