Poesía,
poesía es llorar a solas
mientras la voz del Kutxi
te ensucia de barro la camisa.
Ver jugar en el patio del colegio
las palabras hilvanadas por Mestre.
Tomar una cerveza con Gsus Bonilla
mientras te enseña a esquivar
los palos que nos regala la vida.
Entrar a un bar y encontrarte de frente
con los puños que esconde
el sombrero de Escandar.
Ver como la Peque y Cañamares
te hacen despegar del suelo
para luego preguntarte
a ver quién dijo
que lo hicieras.
Estar un atardecer con la ARMH
y ver cómo sus manos iluminan las huellas
que el miedo obligó a cubrir.
Llegar a casa de mis padres
y ver un plato encima de la mesa.
Escuchar como Alicia me dice
Felicidad somos tú y yo.
Sentarme con mis amigos
y dejar que fluya la magia
que nos transmiten las palabras
mientras el paisaje se llena de sonrisas.
Los regalos que Batania
nos deja en cada pared.
Pasear por un sendero en otoño
y ver a lomos de un caballo
los versos de Manolo Chinato.
Es Xosé Ambás mirando a los ojos
a una señora de 80 años
y que esta sonriendo se ponga a cantar.
Ver a David González, a Vic,
a Barrueco y al Kebran
recitando verdades
a los sillones del jurado.
Poesía es Miguel Hernández
durmiendo en un banco de Madrid,
es Machado en el adiós del exilio,
es Víctor Jara en una mina,
son Beneditti y Neruda
dibujando letras en miles de hojas,
son las manos de un agricultor
a la mañana siguiente
de cada día.
Poesía
es
todo lo que tenemos que decir.
Abel Aparicio González, extraído de su blog
Hace 19 horas