Lo pasamos muy bien ayer, antes y después de la presentación en Fnac de Chump Change. Es cierto: Dan Fante es un tipo ameno, humilde, cercano, amable y bromista. Se esforzó para hablar un inglés que pudiéramos entender; e incluso yo lo entendía. Aunque me costaba soltar alguna frase en ese idioma. Tomamos unas cañas previas (salvo él: dejó hace años el alcohol, y en su brazo lleva tatuado "Nick Fante Dead From Alcohol", y la fecha de la muerte de su hermano, víctima del alcoholismo). Me reuní con el autor, y con Francesco Spinoglio, Mario Crespo y los editores de Sajalín: Dani y Julio. Una reunión de grandes tipos, grandes de verdad: como amigos, como editores, como escritores. Fue un honor estar con ellos. Hacia el final llegó el intérprete: Ismael Cherif, otro gran tipo. Luego, en Fnac, apareció la gente afín y algunos de nuestros familiares y colegas. Fante dijo muchas cosas interesantes en su intervención. Sostuvo que él no escribe para entretener, sino para conmover al lector, para tocar su corazón. Alcanzó primero el éxito en Francia porque "en Estados Unidos sólo ven la televisión". Me llevé su firma estampada en dos ejemplares: el mío y el de un amigo, que me lo pidió unas horas antes.
También me traje a casa el nuevo libro (un poemario) de Iñaki Echarte Vidarte, uno de los autores que recogimos en Viscerales. Se titula Soy tan blanco que cuando palidezco desaparezco. Ediciones Vitruvio. Conocí a unas cuantas personas, aunque sólo me ha quedado el nombre de Igor (saludos desde aquí, si lees esto). Dan Fante estará hoy en Barcelona y yo, si viviera allí, no me lo perdería. Este tipo escribe como los grandes, golpea con su prosa y te sacude, sí, el corazón. La foto de arriba del todo está pillada del artículo de Raúl Argemí para la web Sigueleyendo: aquí. Dicha imagen es de Mireya de Sagarra.