En este libro, sin duda atractivo para morbosos y cinéfilos (tengo un poco de lo primero y mucho de lo segundo), se recogen algunos de los célebres casos del forense Thomas T. Noguchi: Natalie Wood, Marilyn Monroe, Robert Kennedy, Sharon Tate, Janis Joplin, Albert Dekker, William Holden y John Belushi, además de un caso de tiroteo en el que se creyó que Patty Hearst estaba involucrada. Noguchi cuenta otros ejemplos menos famosos, que nos remiten a las investigaciones de Robert K. Ressler (que nadie se pierda sus libros; creo que los recomendé hace años) o a esas veces en las que House y su equipo analizan el entorno de un paciente para descubrir su enfermedad. Por sus métodos y su sinceridad, el tal Noguchi tuvo muchos problemas.
Ya dicen algo parecido en la contraportada: literariamente no es una maravilla. Y en algunos de los casos ya conocemos todos los pormenores. Pero en otros, que yo había olvidado o de los cuales sabía pocos datos, el caso es muy interesante: así, en lo que respecta a Bob Kennedy, Albert Dekker o William Holden. Todos los ejemplos analizados fueron motivo de controversia: hipótesis de suicidio, de asesinato o de muerte accidental solían barajarse en las fiscalías y en los hospitales. En suma es interesante, pero jamás llega a los extremos de los libros del criminólogo Ressler.
Una advertencia: hacia la mitad del volumen salen, en la edición española, varias imágenes de algunos de los cadáveres. Al menos a Sharon Tate sólo la sacan de pecho para arriba: cuando la asesinaron, estaba embarazada de ocho meses. No son fáciles de digerir.
[Traducción de Ezequiel Martínez]