En Antes de amanecer, película de Richard Linklater con la que han relacionado el nuevo trabajo de Abbas Kiarostami, hay un momento en el que Julie Delpy propone a Ethan Hawke que interprete a otra persona: que haga el papel de amiga mientras ella le cuenta que ha conocido a un hombre en el tren; luego, se intercambian los papeles y Delpy hace de amigo de Hawke. En Copia certificada esto sucede en el momento en que la dueña de un café cree que Elle (Juliette Binoche) está casada con el escritor James Miller (William Shimell), a quien en realidad acaba de conocer en un pueblecito de la Toscana. Desde ese instante ambos aceptan esos papeles, el de marido y mujer, y a partir de entonces la película da un giro (y es más llevadera: al principio me aburrió un poco) y empiezan a salir a la luz los problemas conyugales, los trapos sucios y los viejos errores. Intuimos que ambos tienen o han tenido matrimonios infelices. Lo que parece un filme sencillo se convierte entonces en algo más complejo: el escritor ha ido a Italia a presentar su último libro, un ensayo en el que trata de averiguar si, en el arte, es mejor el original o una buena copia: y cuando ambos aceptan simular que están casados, es decir, se transforman en copias de sus antiguas parejas, el espectador empieza a plantearse el mismo interrogante: ¿Es mejor la copia o el original?
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