Russ Meyer rodaba películas muy divertidas. La alocada Supervixens es la prueba irrefutable. Meyer no se limitó a dirigir, sino que era un autor en el más amplio sentido de la palabra: producía, fotografiaba, escribía, montaba... Vi en cine esta película, en un pase de reestreno, y no daba crédito por la extraña mezcla de violencia, erotismo, humor negro y secuencias de tebeo. Ahora asocio siempre este cartel a mi colega Vicente Muñoz Álvarez, pues lo tiene colgado en una pared de su casa de León.
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