Los muertos
aunque nos cueste imaginarlo
se acuerdan de nosotros a diario.
Siguen nuestros pasos,
esperan con los brazos cruzados
a que cumplamos las promesas
y a pesar de que nunca llegamos a hacerlo
siguen caminando a nuestro lado.
Saben que tras la muerte
los músculos se debilitan.
No quieren que caigamos,
bastante hemos tenido ya con el ridículo
que siempre supone llorar en público.
Los muertos nos sujetan
como sujeta un pisapapeles
la ingravidez de un papel
frente a una inesperada ráfaga de viento,
de hecho si estoy aún de pie
es gracias a ellos.
Sonia Fides, de su blog Mademoiselle joue avec son revolver
Hace 2 horas