-¿Crees que vale la pena intentarlo? –preguntó ella.
-Creo que sí. –Se incorporó apoyándose en el codo para hablarle–. Los dos hemos cometido errores. Eso es evidente. La cuestión es si podemos romper ese círculo vicioso. Ya no somos unos niños. Nos hacemos mayores. No se puede echar por tierra un matrimonio sólo porque uno ha cometido algunos errores.
-Pero que seamos de mediana edad no es suficiente motivo para seguir con la relación –objetó Eleanor–, me niego a hacerlo en esos términos. Eso es lo que nos ha metido en este lío. La idea de que siempre estabas contemporizando por mi causa, como si estuvieras transigiendo.
-Pero ¿no crees que el matrimonio implica transigir mucho?
-Sí. Pero no en el fondo. En el fondo, tienes que elegir a alguien y quererlo de verdad.
[Traducción de Miguel Temprano García]