El ojo de la mosca es una auténtica revelación. Está bien desarrollado y ocupa casi toda la cabeza. En realidad está compuesto de miles de ojitos minúsculos, facetillas, cada una hexagonal y ligeramente convexa. Cada faceta percibe sólo un punto del cuadro general, mientras la totalidad de la imagen se suma en el cerebro. De esta forma la visión del mundo de las moscas es mosaico facética. Estos insectos se suelen considerar miopes, pero ¿cabe imaginar una mirada más detallada y exhaustiva hacia el mundo? La fragmentariedad que usan como estrategia ciertos novelistas de hecho es un préstamo del ojo de mosca. Qué novela saldría si consiguiéramos que la contara una mosca…
Gueorgui Gospodínov, Una novela natural
Gueorgui Gospodínov, Una novela natural