Anoche fui a los Cines Verdi de Madrid a disfrutar otra vez en pantalla grande y en V.O.S. de este clásico de Stanley Kubrick, sin duda una obra revolucionaria en su tiempo. La última vez que la vi en cines fue allá por 1988, cuando su reposición coincidió en las carteleras con Dirty Dancing (al menos en Zamora). Es una de mis películas de referencia. Vuelvo a verla cada poco tiempo. También es una de las obras de cabecera de Vicente Muñoz Álvarez. No ha perdido vigencia, igual que la recomendable novela de Anthony Burgess. Es divertida, sarcástica, negra, muy violenta y visualmente acojonante. Analiza la sociedad de un futuro que ya estamos viviendo: pandillas que apalean a mendigos, delincuentes a los que los gobiernos utilizan en su propio beneficio, experimentos de laboratorio, un uso de la violencia como diversión nocturna, tribus urbanas que se enfrentan con palos, cadenas y navajas... Ha sido imitada hasta la saciedad. Por lo general, mal imitada, aunque su influencia también se nota en peliculones como Trainspotting, donde Ewan McGregor se inspiró en el papel que hizo Malcolm McDowell. A Clockwork Orange: imprescindible.
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