La superioridad del artista existe y, si existe, no es para rebajarse. Nada hay de malo en que la poesía moderna no sea accesible a cualquiera, pero sí hay en que nazca de la convivencia unívoca y estrecha entre hombres y mundos idénticos. Yo mismo soy un autor que defiende su propio nivel pero mis obras no olvidan nunca que además de mi mundo existen otros. Aunque no escribo para el pueblo, escribo como quien se siente vigilado por el pueblo, y que depende de, y se ha formado en, el pueblo. Nunca se me ocurrió adoptar las actitudes del artista o del escritor reconocido y maduro, sino que me presento como un candidato a artista, que anhela ser maduro y lucha contra todo aquello que frena su desarrollo. Mi arte ha crecido no tanto en contacto con personas semejantes a mí sino de la relación con el adversario.
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