En la última secuencia de “El cine italiano según Scorsese” (título original: “Il Mio Viaggio In Italia”), el director de “Taxi Driver” afirma que una de sus intenciones a la hora de preparar este documento era transmitir a los jóvenes su pasión por el cine clásico de Italia. Los insta a que, como él, vean esas cintas y aprendan. Esos filmes inspiraron parte de sus trabajos y se nota en el análisis que hace a partir de las obras de unos cuantos maestros: Roberto Rossellini, Vittorio De Sica, Luchino Visconti, Federico Fellini y Michelangelo Antonioni. Me parece la introducción apropiada para quien quiera aventurarse en unas cuantas películas no americanas. Hoy día sólo se ven, sólo se estrenan (con las lógicas excepciones en salas de versión original) filmes producidos en Estados Unidos. A mí me apasiona el cine yanqui. Pero de niño vi muchas producciones francesas, italianas, rusas, alemanas… Y a veces intento recuperar esa tradición. Para quien sólo se alimente de largometrajes en lengua inglesa, el viaje a Italia de Martin Scorsese es un gran comienzo para ampliar horizontes.
Encontré “Il Mio Viaggio In Italia” en Fnac. No sabía que lo dirigió el propio Scorsese, además de protagonizarlo y de ser su narrador. Es un documental de cuatro horas, dividido en cuatro partes o capítulos, que el director hizo para un canal de televisión italiana. Se trata de un hombre que, al igual que Quentin Tarantino o Steven Spielberg, en las entrevistas propaga su amor incondicional al cine, merced a su verborrea y a su sabiduría. No he visto todas las películas que aquí destripa. Muchas de ellas se me escaparon, o no pude verlas. Pero me ha hecho mirar con ojos nuevos las que ya conocía. En diez minutos y con las escenas clave, Scorsese te cuenta “Senso” o “Los inútiles”. Unos días antes de meterme con este documental, revisé “La Dolce Vita”. Esta vez la entendí mejor, porque es una obra que admite varias lecturas: el vacío existencial, la búsqueda de un hueco en la vida, la incomunicación, la decadencia… Marcello (encarnado por Marcello Mastroianni, siempre elegante, varonil y estiloso) es un reportero que se mueve entre los miembros de una aristocracia vacía y banal, llena de hombres y mujeres que sólo saben darse al exceso y a la orgía. Por si alguien no lo sabe, de uno de los fotógrafos del filme, el personaje llamado Paparazzo, surgió el término “paparazzi”. Resulta interesante comprobar cómo Fellini filma a estos “paparazzis”: como si fueran moscas en continuo movimiento, acosando a la carne que quieren devorar. Scorsese también analiza “8 y medio”, obra maestra que pude ver como reposición en un cine de Salamanca, en mis años de universidad.
La pena es que, de Fellini, sólo cita tres obras. Pero no olvidemos que, en esta incursión, Scorsese habla de las películas que le influenciaron para dirigir. Y se nota que quien más le apasionó fue Rossellini: “Roma, ciudad abierta”, “Stromboli”, “Paisá”, “Umberto D”… Cautiva su mirada sobre “Te querré siempre”, con Ingrid Bergman y George Sanders. Me pregunto por qué no he visto ese filme que parece tan fascinante. En su recorrido no falta una de mis cintas favoritas, pieza clave del neorrealismo: “Ladrón de bicicletas”, de Vittorio De Sica. Sólo he visto la versión doblada, que incluye una voz en off a modo de epílogo que no estaba en el original y que impuso el franquismo para darle esperanza a su desesperanzador final. No me cansaré de verla. Su protagonista, visto de lejos, con su traje y su sombrero, su cara angulosa y su cuerpo delgado, se parece un poco a mi abuelo materno en sus fotos de juventud. Esa es otra de las razones por las que amo esta película.