-¿Padeces de vacío postparto literario?
-No, para nada. Lo que detesto es el postparto comercial, ya que me obligan a hablar de una novela que hace tiempo escribí y a la que ya he olvidado. Y encima me obligan a defenderla. Si ganara cuatrocientos millones en la lotería se enterarían. Se acabaría la escritura. Sólo escribiría poesía, cuatro o cinco poemas perfectos, eso sí. Vivir es un milagro irrepetible y en cambio escribir es algo bastante jodido. Si un escritor escribe prosa, que es lo más aburrido de la escritura, es por dinero. Además, lo más maravilloso de la literatura es ser lector.
-¿Piensas en el lector mientras escribes?
-No, a veces pienso en algunos lectores determinados, generalmente amigos, aunque no van a leer lo que escribo hasta que aparezca publicado. Mis manuscritos sólo los lee mi mujer, porque ella me lo pide, y mi editor.
-¿Te molesta compaginar el oficio de escritor con otras actividades paralelas?
-Mucho. La respuesta literal tendría que ser ésta: “Sí, mucho. Es un coñazo”.
-No, para nada. Lo que detesto es el postparto comercial, ya que me obligan a hablar de una novela que hace tiempo escribí y a la que ya he olvidado. Y encima me obligan a defenderla. Si ganara cuatrocientos millones en la lotería se enterarían. Se acabaría la escritura. Sólo escribiría poesía, cuatro o cinco poemas perfectos, eso sí. Vivir es un milagro irrepetible y en cambio escribir es algo bastante jodido. Si un escritor escribe prosa, que es lo más aburrido de la escritura, es por dinero. Además, lo más maravilloso de la literatura es ser lector.
-¿Piensas en el lector mientras escribes?
-No, a veces pienso en algunos lectores determinados, generalmente amigos, aunque no van a leer lo que escribo hasta que aparezca publicado. Mis manuscritos sólo los lee mi mujer, porque ella me lo pide, y mi editor.
-¿Te molesta compaginar el oficio de escritor con otras actividades paralelas?
-Mucho. La respuesta literal tendría que ser ésta: “Sí, mucho. Es un coñazo”.